En el libro Batuta Rebelde donde la periodista Patricia Politzer efectuó una acuciosa radiografía de la vida del músico Jorge Peña Hen, entregando detalles inéditos sobre su accionar, su esposa Nella Camarda, también posee un papel protagónico. Junto con una serie de entrevistas personales con la autora y otras decenas de fuentes consultadas, el trabajo también se sustenta en la publicación de abundante correspondencia entre ambos durante su matrimonio. Precisamente, el impacto generado por los textos y otras precisiones que ella cree que es necesario aclarar y puntualizar, es que se decidió a redactar un documento donde busca entregar su visión del libro y algunas correcciones.
En el escrito al que tuvo acceso diario El Dia, Nella Camarda admite que como el libro ha despertado controversias, “y ya que tengo en él un papel bastante protagónico, he sentido la necesidad de puntualizar en algunos temas, que para mí, son importantes y que considero que no se ajustan a la estricta verdad. Ellos se refieren a veces a hechos generales y otras a sentimientos que se me atribuyen equivocadamente en determinados momentos de mi vida”.
Admite que cuando le entregó su correspondencia a la autora, su intención era que esta le sirviera para formarse una idea, mediante su lectura, de cómo se había desarrollado, a través de los años, la relación con su esposo.
“No para que las cartas aparecieran completas sino pequeños fragmentos. Después cedí a su insistencia, pero no pensé que iba a hacer uso de tantos escritos, y por eso accedí. Mi pensamiento fue, ‘me queda poco tiempo y va a perdurar algo que considero hermoso’. No me arrepiento de ello. Y lo hice porque confié y confío no sólo en la capacidad de Patricia Politzer sino en su honestidad, buena intención y dedicación al realizar este trabajo. Sin embargo, ella se negó abiertamente a mostrármelo antes de editarlo, aduciendo que nunca mostraba sus libros antes que salieran a la luz. Ahora me refiero a esto porque me han inquietado los duros comentarios que han hecho sobre su trabajo algunas personas que desconozco, los cuales considero injustos”.
“Releí la obra y anoté varias cosas en detalle, suprimiendo después lo que consideré de menos importancia. Lo que va a continuación es lo que considero que fue alterado, a veces por error involuntario y otras, deducido de entrevistas con personas que alteraron la verdad, ya sea por falla de memoria, o por una interpretación personal mal dirigida a través de un enfoque equivocado de ciertos hechos. Puesto que soy la afectada, soy también la indicada para aclararlos”.
Diferencias entre los entrevistados
Nella precisa que la autora del libro trabajó durante años entrevistando gente, “pero no tomó en cuenta las diferencias entre ellos, los resquemores, los tremendos traumas, los odios, las pasiones humanas de cada uno y sus tendencias políticas exacerbadas y muchas otras cosas que a través de los años se van modificando en su memoria. Y en el libro hay relatos que no me agradan con respecto a mi persona, porque son interpretaciones muy subjetivas profundamente erradas y, con seguridad, torcidas por tremendas diferencias y magnificadas por sentimientos negativos que surgieron en ese fatídico período de la Dictadura, y que aún, por desgracia, permanecen”.
En su análisis, Politzer no aprovechó el tener a una protagonista viva, “sino que se quedó con la interpretación de personas que no conocen nada (lo remarca con fuerza) de Nella Camarda. Eso es lo que lamento profundamente. Y también lamento el haber permitido que el libro se editara sin que yo lo leyera, porque aborda temas de nuestra vida íntima y pública, por lo tanto yo tenía todo el derecho a exigir en esta circunstancia. También hay en este libro temas de índole musical que debieron consultarse con personas más idóneas, y puedo decir sin falsa modestia que yo habría sido su mejor fuente por la sencilla razón que viví con el músico participando en la preparación y ejecución de toda su obra, sin mencionar mi calidad de profesional en la materia. Era obvio que la autora requiriera mi ayuda, pero lamentablemente no fue así, con el resultado que ya mencioné, lo cual resta seriedad a lo escrito, más aún para muchos músicos que se interesarán en leerlo. Las personas entrevistadas muchas veces faltan a la verdad para demostrar más conocimiento de algo que no conocen. Pero ahí prima el criterio del entrevistador que tiene que corroborar lo que escucha con alguien que sea totalmente confiable en esa materia”.
Reconocimiento a la pluma
En todo caso más allá de las precisiones que ella plantea y que sólo en su caso puede advertir en el texto y tal vez personas más cercanas a su vida pasada, destaca que el libro ha gustado mucho, sobre todo por las óptimas opiniones de varias personas que conoce y respeta por su inteligencia.
“Es un libro bien escrito, ameno, casi yo diría apasionante, porque cautiva desde el primer momento. En cierto modo, las controversias posteriores que ha suscitado favorecen su difusión. Se podría decir que es el libro al que se le ha dado más publicidad entre los que han salido sobre mi esposo , y esto ha permitido que su nombre se conozca más, lo cual considero de un gran mérito para Patricia Politzer. Pero ¡cómo me gustaría que en algún momento saliera a luz perfeccionado por más autenticidad y sobretodo, por una verdad más limpia y clara…! Por lo menos en lo que respecta a mi actitud y proceder durante mi vida en común con este ser excepcional”.
Es por ello que Nella insiste que su crítica pretende ser constructiva. De partida cree que no le parece apropiado calificarlo de biografía, “porque en realidad no lo es, sobre todo porque la música no tiene el primer lugar en el relato. No se concibe una biografía de Jorge Peña Hen sin tocar ese tema, que constituyó lo primero en su vida. En vez de eso habría quedado mejor definido con algún término que hiciera alusión al aspecto humano de su personalidad. Lo cual está maravillosamente expresado en este libro, especialmente a través de las cartas”.
Definiciones concretas
Al referirse a las precisiones, parte con el primer párrafo de la página 45, donde la autora plantea que, ‘por lo que dice, parece que yo no pude tocar el concierto porque no estaba a mi alcance. “Lo grave en esto es que si fuera así, se estaría dudando de la capacidad de Jorge como compositor, por la sencilla razón que lo escribió especialmente para mí, pensando en la dificultad de mi mano pequeña. Era la orquesta la que no podía hacerse cargo de una obra tan compleja, porque el conjunto aún no contaba con los instrumentistas necesarios”.
En el segundo párrafo de la página 49 se hace mención que Los Camarda Valenza eran fascistas duros. “Me parece un término exagerado. Mi padre era de ideas fascistas, pero nunca desarrolló actividad política en Chile; o sea desde mi nacimiento seis meses antes de llegar al país. Aunque sí las proclamaba y defendía, lo cual le costó su salida del destacado cargo que ocupaba en una compañía norteamericana. Mi madre sólo asentía en algunas conversaciones porque, como todas las mujeres de esa edad, no le preocupaba ni entendía mucho de política. Los hijos no contábamos para eso. No era nuestro fuerte. Doy esta explicación porque en el libro da la impresión que toda la familia actuaba bajo esas ideas. Mi padre era Profesor de Enseñanza Básaica en Italia y poseía una vastísima cultura”.
De la misma manera descarta cuando en esta misma página se hace alusión al ‘hambre’ que habría pasado cuando vivía Nuñoa. “Nunca pasé hambre. Sí algo de estrechez económica durante mi adolescencia. Pienso que esto fue un malentendido involuntario de la autora”, advierte.
En página 68, Politzer termina la primera línea con la frase que establece que Nella celaba a cuanta mujer se le acercara a Jorge. “Eso es totalmente falso. No comprendo de dónde salió esa información tan malévola. Si hubiera sido así nuestra vida habría sido un infierno y jamás lo fue. Todo lo contrario”.
En el último párrafo de la página 118, la autora plantea que Jorge Peña no se habría inmutado cuando estando en Estados Unidos conoció la información que se le había negado la entrega de recursos para su obra. “Cuando Jorge supo la supresión del posible financiamiento, enfermó con fiebre y tuvo que guardar cama en USA. No comprendo de dónde salió esta información errónea. El entrevistado al parecer viajó de incógnito con él”.
Respecto al segundo párrafo de la página 123, Nella afirma que donde se plantea Conservatorio de la Sociedad Bach, debe decir, Conservatorio Regional, “nombre oficial de este establecimiento desde su fundación. Nunca fue Conservatorio de la Sociedad Bach porque, muy por el contrario, fue la primera repartición que creara la Universidad de Chile en provincias, gracias a nuestro trabajo de Extensión Musical en el Norte del país durante catorce años. Este error reviste importancia porque tuerce la verdadera historia de este movimiento cultural centrado en La Serena”.
Respecto a la definición de un casino ‘hediondo y húmedo’ (tercer párrafo de la página 166) donde funcionaba la escuela en la Casa Claussen en calle Prat con Los Carrera en La Serena, Nella aclara que el subterráneo fue habilitado para casino, “convirtiéndose en un lugar limpio y agradable. Nosotros no hubiéramos permitido que los alumnos comieran en un lugar inadecuado. Esto es sólo una exageración, pero me permito mencionarlo porque ello involucraría un descuido permanente de las autoridades de la Escuela en esa época, lo cual no fue así”.
Postura apolítica
En el segundo párrafo de la página 123, Nella advierte que no entiende el sentido que la autora le quiso dar al párrafo donde se menciona que ella participaba en una especie de ‘sindicato’ que había en la escuela. “No se mencionó siquiera la palabra sindicato en la escuela, y por otra parte, nunca fui ‘azuzada’ por mis padres en el sentido político. Ellos se marginaban de eso. Ni siquiera vivían en La Serena y tenían otras preocupaciones mucho más demandantes para la familia. Tampoco fui opositora de la Unidad Popular. En ese tiempo no me sentía partidaria de uno u otro lado. Además la política no era mi tema. Era bastante indefinida en este aspecto. A través de mi vida fue creciendo en mi interior un planteamiento más claro respecto a esos temas, que no eran de mucho interés para mí porque estaba dedicada primordialmente a la música al igual que mi esposo”.
En el segundo párrafo de la página 227 Politzer habla sobre la soledad y complicaciones que vivía el maestro Peña en junio de 1973 y que se traducía en situaciones domésticas. “Lo que se describe aquí es de una falsedad absoluta. Nunca, mientras vivimos juntos, le faltó la comida a Jorge ni jamás fueron alumnos a plancharle la ropa. Yo vivía con él así que soy la única que puede atestiguar semejante cosa. El se fue de la casa, después de un común acuerdo, aprox. dos meses antes que lo detuvieran. Este es un comentario poco claro que lamentablemente recogió la autora en una de sus entrevistas”.
En la misma página se hace alusión a una reunión de profesores de música donde hablaron abiertamente de la conducta que estaba teniendo Peña Hen y donde según la autora, ‘Nella asegura que se negó a asistir’ . “Debiera decir ‘No asistió’. La autora podría haber corroborado esto con alguien si no creyó en esta aseveración que yo le hice personalmente. Esto lo considero una falta grave que me lesiona directamente porque mi negación a asistir a esa reunión en que pondrían en el tapete el comportamiento de mi esposo, demuestra la lealtad absoluta que tuve con él hasta el final por ser el padre de mis hijos, y a pesar de sentirme tan dolida con lo sucedido”.