En el mes de mayo, tras las reuniones convocadas por el Papa Francisco para tratar los temas relacionados con abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia Católica, y en particular por el supuesto encubrimiento del obispo de Osorno, Juan Barros, a Fernando Karadima, la totalidad de los obispos chilenos presentaron su renuncia ante el Santo Padre.
El arzobispo de La Serena, monseñor René Rebolledo Salinas, no quedó fuera de este listado de 34 miembros de la Iglesia y aún no se tiene certeza de si el Sumo Pontífice terminará aceptando su renuncia, ya que según explican fuentes cercanas al Vaticano, los obispos salientes serían en total 14.
Francisco ya ha aceptado la renuncia de cinco obispos: Juan Barros (Osorno), Gonzalo Duarte (Valparaíso), Cristián Caro (Puerto Montt), Horacio Valenzuela (Talca) y Alejandro Goic (Rancagua).
PRESUNTA SALIDA DE EZZATI
Hay que considerar que a principios de junio, el Papa confirmó en una entrevista en Reuters que aceptará la renuncia de “dos obispos por límite de edad”. Uno fue Goic, por lo que sólo resta el arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, en esa categoría.
El secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile (Cech) y obispo auxiliar de Santiago, Fernando Ramos, señaló que “lo más lógico es la aceptación de renuncia por razón de límite de edad. No es mucho lo que uno pudiera decir”, siendo esta la señal de Francisco para que los ojos del mundo estén pendientes de las posibles aceptaciones de renuncia.
Sin embargo, el Papa enfrenta el problema de tener que sacar a uno de los obispos en funciones para que el sucesor de Ezzati -en el caso de que se acepte su renuncia- cuente con la suficiente experiencia para hacerse cargo de la diócesis más grande de Chile.
CONTEXTO DE LOS SUPUESTOS SUCESORES
Entre quienes se perfilan para suceder al cardenal y ser el próximo arzobispo de Santiago están el obispo castrense Santiago Silva, el arzobispo de Concepción Fernando Chomalí y René Rebolledo, actual líder de la diócesis de La Serena.
Santiago Silva, actual obispo castrense y presidente de la Cech, fue el primer perfilado para reemplazar a Ezzati hasta que se supo de su vinculación con el caso de los exseminaristas de Valparaíso.
Es considerado cercano, amable, poco conservador y comenzó a sonar fuerte desde el año pasado para ascender a la posición en que se concentra el mayor poder político de la Iglesia. El religioso diocesano fue el favorito para presidir la Cech, un objetivo en el cual el apoyo del obispo, ahora emérito, Alejandro Goic resultó determinante.
Para suceder a Ezzati, quien tiene alto consenso para llegar a Santiago es el actual arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, que es reconocido como alguien que ha sabido sobreponerse a las críticas en contra de la iglesia.
Es destacado por su amplio trabajo académico en el campo de la bioética, sus vinculaciones con la élite económica católica y actualmente se desempeña como arzobispo y como gran canciller de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.
Haber sido uno de los que acusó ante el Papa las situaciones que se vivían en Osorno, solicitar que no se nombrara a Juan Barros como obispo de Osorno y sus declaraciones sobre Fernando Karadima en las cuales recalcó que debería pedir disculpas, fueron los hitos que podrían potenciar su opción.
Otro de los candidatos es el del actual arzobispo de La Serena, monseñor René Rebolledo.
El 2004 fue nombrado obispo de Osorno por el cardenal Francisco Javier Errázuriz y fue sucedido por el cuestionado ex obispo Juan Barros, con el que supuestamente mantendría hasta la fecha una relación.
La Organización de Laicos y Laicas de Osorno lo criticaron el 2015, acusándolo de ser desleal con su ex clero al incitar a Barros a no renunciar.
Rebolledo asumió como arzobispo de La Serena en 2014 y fue parte del grupo de obispos de la Conferencia Episcopal que viajó a Roma a reunirse con el Papa Francisco, precisamente para analizar el informe de Charles Scicluna.
Tras su paso por Osorno, en La Serena también ha encontrado puntos de conflictos, como, por ejemplo, el inicio de una campaña para solicitar la eliminación del nombre del exarzobispo Francisco José Cox de una placa conmemorativa instalada en la catedral.
REBOLLEDO TIENE EL PERFIL
Para el director de comunicaciones de la Fundación Voces Católicas, Sergio Carrasco, la supuesta lista de candidatos para suceder a Ricardo Ezzati es parte de un rumor. Sin embargo, admite que René Rebolledo “es un muy buen nombre, pero hay otros que también reúnen buenas características”.
Manifiesta que el hecho de que hayan sido “muy buenos años” los cuatro en que el monseñor se ha hecho cargo de la diócesis de La Serena, es reflejo de lo preparado que se encuentra para asumir nuevos desafíos.
Carrasco dice que monseñor se caracteriza por ser un obispo “con olor a oveja”, es decir, que es un pastor que le gusta estar constantemente con sus comunidades, razón por la cual vendría siendo una fuerte alternativa para asumir en Santiago, ya que “el Papa pidió que se salga a la periferia, a las comunidades, que se esté con quienes estén sufriendo, y esto monseñor Rebolledo lo representa, por lo que tiene un perfil que se asemeja al que se necesita en Santiago”.
En síntesis, señala que la experiencia formadora, el trabajo constante con sus comunidades y la “buena llegada” con el clero, debiesen ser las cartas de lucha de René Rebolledo para asumir en la Arquidiócesis de Santiago.
OBISPO EN CARRERA
El vocero de los laicos de Osorno, Juan Carlos Claret, recuerda mucho a René Rebolledo cuando era obispo de Osorno debido a lo cercano que eran ambos. Comenta que lo visitaba constantemente a su casa y que mantenían una comunicación fluida.
Admite que lo quiso como un padre y que incluso hasta el día de hoy le sigue teniendo estima. A quien recuerda como alguien prudente, sabio, introspectivo y místico, lo define además como un obispo que se ha preocupado en los últimos años de hacer carrera.
Al fin de cuentas, Juan Carlos dice que fue querido en Osorno, pero que fue intrascendente, es decir, que más allá de celebrar misas “bonitas” y de estar trabajando por sobre los 40 grados de fiebre cuando estaba enfermo, “no era conocido por otras cosas”.
Sin embargo, añade que la imagen que tenían de él en Osorno cambió cuando nombraron obispo a Barros, ya que cuando esto pasó “se produjo un quiebre de Rebolledo con la comunidad”. Claret señala que cuando se produjo la designación, gran parte de la comunidad estaba en contra de que llegara Juan Barros a dicha diócesis.
“En ese momento, Rebolledo nos desconoció a quienes protestábamos en contra de Barros y desde ese entonces nunca más nos quiso escuchar, pero no sólo a nosotros, sino que también a los curas, que al fin y al cabo son ellos los que quedaron más molestos con él”, conmemora.
El vocero laico agrega que en esa circunstancia, Rebolledo incluso tomó una postura de descalificar a quienes estaban en contra de Barros.
Finalmente, Claret sentencia con que lo recuerda como un obispo que no marcó trascendencia en Osorno “porque le preocupaba no incomodar” debido a su “notoria” ansiedad de querer hacer carrera. 6401