• El acoso callejero es un tema que se ha instalado en la agenda nacional, sin embargo, el Proyecto de Ley que busca regular esta problemática está estancado en el Senado.
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El Día
Concejales de La Serena y Coquimbo no coinciden en que regular el acoso callejero mediante ordenanzas sea una necesidad urgente, no obstante, reconocen por igual que se debe velar para que las mujeres tengan una calidad de vida más digna. Lo que se plantea, es que se debe esperar a que el Proyecto de Ley que se encuentra dormido en el Senado salga a la luz, para así tener una estandarización de los criterios para definir y objetivar las sanciones.

Camila Valdés es oriunda de Coquimbo, cuenta que gran parte de su vida fue víctima de palabras que según ella cataloga como “ordinarias” por parte de señores que trabajaban en una construcción que quedaba en el camino hacia su universidad.

La chica de 24 años es estudiante de arquitectura y comenta que estuvo viviendo esta situación por todo un semestre y que se llegó incluso a plantear que su forma de vestir no era la adecuada para salir a la calle, por lo que pensó en usar otro tipo de ropa para evitar desagradables momentos parecidos.

Sin embargo, Camila tomó una medida más drástica y valiente de la que había pensado en un momento. Gracias a sus estudios concluyó que lo mejor era solucionar su problema mediante la palabra, sin denuncias ni cambiando su forma de ser.   

“Conociendo cómo funciona el rubro de la construcción, supe que hablar con el jefe de obras era la respuesta”, dijo. Comentando que lo hizo un día en que los ordinarias palabras del par de constructores que la acosaban “ya no daban para más”.

El tema se resolvió, la aspirante a arquitecta pudo hablar con la persona encargada para que supiera la situación y esta llamó a sus trabajadores para que bajaran de la obra y se responsabilizaran de sus actos.

“Finalmente me pidieron disculpas sinceras, les hice ver que lo que estaban haciendo estaba mal. No puede ser que haya pensado en cambiar mi forma de ser por lo que me decían”, añadiendo que actualmente sigue pasando por el mismo lugar y que hasta se saluda con estos hombres que la hacían pasar un mal rato. “El tema ya fue superado”, sentenció la joven quien también le hizo un llamado a las demás mujeres para que se atrevan a optar como primera opción el confrontar las situaciones molestas mediante el dialogo.

Después de la ordenanza municipal impuesta en la comuna de Las Condes de Santiago y que luego se sumaran las comunas de Recoleta y Macul, además de que la de Punta Arenas anunciara que estudiará la posibilidad de tener una normativa que regule dicha problemática, el tema del acoso callejero ha llegado para instalarse en la agenda nacional.

¿La Serena y Coquimbo necesitan una? Las autoridades se dividen respecto a esto, sin embargo, las opiniones no se fraccionan en cuanto a la subjetividad que esta podría tener y sobre que la dignidad de las personas, sobre todo de las mujeres, debe primar frente a cualquier contexto.

LO PRIMERO ES ENTENDER EL PROBLEMA

El Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC) es una organización no gubernamental y sin fines de lucro que vela por la dignidad de las personas que son sometidas a cualquier tipo de acoso, principalmente el que se da en las calles. Fue también protagonista en la elaboración del Proyecto de Ley que está hace dos años en el Senado cuyo objetivo es sancionar este tipo de violencia.

La Directora de Estudios de la organización, Josefina Moya, señala que para entender en qué consiste el acoso, primero hay que definirlo. Y según explica, es “cualquier práctica bilateral que se genere entre un individuo a otro que produzca malestar en una de esas partes”.

Moya señala que hay mujeres que han normalizado el acoso debido a que hace un par de años no se hablaba de esto, “y al no hablarse no hay una real conciencia de la profundidad que implica éste fenómeno”. Agrega también que el hecho que la sociedad no conozca el fondo de este problema, “afecta para que la sociedad no tenga una ideología unificada”. Sin embargo, recalca que con que se esté hablando del tema y que municipalidades estén elaborando ordenanzas “es un paso enorme”.

EDUCACIÓN: UNA BARRERA SIGNIFICATIVA

Josefina insiste que el factor educacional fue importante para elaborar el Proyecto de Ley, porque este “no solamente tipifica estas acciones sino que también genera educación”. Lo anterior, porque “la población no está completamente sensibilizada respecto al tema”.

Según la Directora de Estudios, el problema radica en educación y en el no sentarse a leer los planteamientos de los movimientos feministas, “porque debiesen entender que el patriarcado es un sistema que oprime a ambos sexos, pero la única diferencia es que el hombre está en una posición de poder. No es que estén en contra el hombre, sino que en contra del patriarcado”.

UN PROYECTO ESTANCADO

Según los diputados Matías Walker y Francisco Eguiguren, dicho proyecto se está “estancado” en el Senado pero consideran que debiese ser prioridad debido a la necesidad que tiene Chile para legislar y regular estas prácticas callejeras.

Walker por su parte desconoce el motivo del respectivo estancamiento. Él considera que el proyecto es “muy relevante” porque no se sancionan los piropos, sino que se castigan las acciones verbales y físicas de connotación sexual que afectan la dignidad de las mujeres en espacios públicos. 

El diputado demócrata cristiano explica que este “no sólo tiene multas económicas como lo hacen las ordenanzas municipales, sino que implica sanciones penales”, por lo que considera que “es fundamental que se le ponga urgencia para que sea despachado por el Senado”.

Francisco Eguiguren se suma a lo manifestado por Walker, añadiendo que “sin duda es una prioridad legislar respecto a esto sobre todo en el tiempo en que vivimos, donde las situaciones como el acoso son detestables bajo cualquier circunstancia”.

Señala además que todo lo que tenga que ver con acoso es rechazable “y todo lo que ayude a evitarlo es bueno”. 

¿ORDENANZAS PARA LA REGIÓN?

Las Condes, Recoleta y Macul son las comunas que cuentan con una ordenanza municipal que sancionan económicamente el acoso callejero  y posiblemente Punta Arenas se sume a esta lista. Además, se presume que cada vez sean más los municipios que adopten medidas restrictivas para combatir esta problemática.

Matías Walker considera que lo ideal es que estas prácticas sean sancionadas por ley para establecer una regulación general y uniforme en todo el país. Pero le parece legítimo que los alcaldes emprendan iniciativas con el objetivo de castigar el acoso mientras no se cuenta con la ley, ya que “nadie tiene el derecho a molestar a una mujer”.

Por otra parte, el diputado de Renovación Nacional (RN), Francisco Eguiguren, considera que se deben centrar todos los esfuerzos para crear un proyecto que enfoque sus objetivos en el respeto “y no generando ordenanzas en cada una de las municipalidades de Chile, porque finalmente esto generará intensificar el problema más que resolverlo, ya que si dejamos esto a la arbitrariedad de cada municipio pueden existir distintos criterios”.

Por último, el representante del oficialismo es categórico en que se deben hacer los esfuerzos para que sea una Ley de la República y que no sea una situación particular de cada comuna. No obstante, recordó que independientemente del tipo de normativa “lo importante es que no se aleje del objetivo y del espíritu que esto lo anima, que es formar una sociedad más armónica para todos”.    

Mientras que la seremi de la Mujer y Equidad de Género, Ivon Guerra, señala que no está de acuerdo ni en desacuerdo con tener ordenanzas municipales en la Región de Coquimbo, sino que “es parte de la responsabilidad de los municipios evaluar su necesidad e implementación”.

CONCEJALES APUESTAN POR UN CAMBIO CULTURAL

Para Jocelyn Lizana, concejala de la comuna de La Serena, los temas relacionados a la mujer siempre deben ser tratados con “fuerza” y considera interesante que por medio de los movimientos feministas estos estén en la palestra política.

Lizana cree que todas las mujeres en Chile alguna vez han sido víctimas de acoso, sin embargo, hace la salvedad que lo que para algunas constituye tal, para otras personas puede ser un halago.

“Hasta yo a le he dicho piropos en la calle a mujeres u hombres cuando están bien vestidos, les digo que bien se ven y eso para mí es un halago, no un acoso”, señala la concejala Evópoli.

El concejal de La Serena, Robinson Hernández, se adhiere a la línea de Lizana al señalar que las manifestaciones de movimientos feministas para velar por sus derechos y dignidad son una “demostración de que estamos viviendo un cambio de época y de paradigma donde los temas de las mujeres están marcando lo que serán las próximas políticas públicas”.

El concejal de Renovación Nacional (RN) también de La Serena, Alejandro Pino, manifiesta que es positivo que actualmente se estén considerando las demandas surgidas por los grupos feministas, ya que “por mucho tiempo fueron temas tabú por un machismo exacerbado en Chile”. Pero piensa que en un momento la balanza se va a equilibrar, es decir, “que ser mujer u hombre será lo mismo, tendremos los mismos derechos”.

Fernando Viveros, concejal comunista de Coquimbo, considera que “aún falta mucho por avanzar en derechos de género”, por lo que las mujeres intenten instalar sus demandas lo encuentra muy positivo y  piensa que deben seguir con el mismo empoderamiento.

Rosetta Paris, también concejala de la comuna puerto, se considera una “ferviente” defensora de las mujeres víctimas de violencia “pero también le pongo ojo cuando son los hombres los afectados”.

Para la concejala demócrata cristiana, todo el proceso que se vive respecto al surgimiento cada vez más seguido de organizaciones y movimientos feministas es parte de un cambio cultural de cómo se debe actuar frente a hombres y mujeres.

“Cuando hablamos de género no nos referimos solamente a las mujeres, hablamos también de hombres y del respeto que nos debemos mutuamente”, dice.

Paris hace la distinción de que existen piropos que son muy bien mirados e incluso “elegantes”, mientras que otros son groseros y vulgares. Siendo estos segundos los que para ella constituyen cuotas de violencia verbal, y por ende, acoso.

Sin embargo, para el concejal de Coquimbo, Mario Burlé, los temas feministas han tenido una mayor influencia de lo que considera pertinente, pero está consiente que el tema del acoso callejero es un problema “que como sociedad debemos ir superando”.

Burlé reconoce que se vive en una sociedad machista, pero que en los últimos años eso ha quedado en el pasado. También que es un gran admirador de las mujeres, sobre todo de aquellas que trabajan, no obstante, piensa que los movimientos feministas tienen más bien una intencionalidad política.

“El acoso existe, pero no es algo instalado dentro de la sociedad y menos en la región”, sentencia el concejal RN.

POSIBLE NORMATIVA EN LA SERENA

Jocelyn Lizana considera que todas las cosas son importantes en su justa medida, pero desde su punto de vista “hay otras prioridades en el municipio”. Además, señala que no existe un criterio desarrollado de manera objetiva para fiscalizar bien dicha problemática.

Añade que cualquier ordenanza debería tener una tabla de criterios donde se establezcan claramente cuáles son las cosas que constituyen o no una falta.     

“Para realizar una ordenanza o ley se deben establecer criterios, porque hay gente que dice que no se les puede decir nada en la calle porque tienen el derecho de que no se les hable. Pero hay que tener cuidado porque que esto raya en coartar la libertad de expresión”, dice la concejala que está de acuerdo con que el acoso callejero es una agresión que debe ser regulada y penada.

Robinson Hernández espera que no se llegue a generar una ordenanza municipal  que establezca cómo debe ser el respeto y la convivencia entre hombres y mujeres en La Serena.

Sin embargo, señala que si en el Concejo Municipal hay una mayoría que dice que debe tenerse una ordenanza “sería un elemento que no me restaría a apoyarlo, pero yo siempre apelo a la inteligencia humana y al respeto que los hombres deben tener hacia las mujeres”.

Alejandro Pino está de acuerdo con estudiar la necesidad de contar con una ordenanza en la comuna “porque estas deben hacerse cuando las situaciones se extralimitan, en el momento en que un problema va más allá de algo que podría considerarse como normal”.

SUPUESTA ORDENANZA PARA COQUIMBO

Para el concejal Fernando Viveros, todos los pasos que se puedan dar para que las mujeres tengan una calidad de vida más digna son válidos, por lo que está a favor que se pueda implementar una ordenanza.

Viveros agrega que en el caso de generar una, esta debiese estar vinculada en establecer cuáles serían los parámetros para que las acusaciones no sean ambiguas, “ya que esta subjetividad no ayuda a fiscalizar como corresponde”. Además, que dicha normativa tendría que ir enfocada en “levantar un espíritu en que nos respetemos como personas”.

Por su parte, Rosetta Paris señala que hay que hacerla pero que primero se debe estudiar su necesidad, “pero si se elabora hay que cumplirla, porque si no es letra muerta”.

La concejala demócrata cristiana considera que tener una ordenanza de este tipo sería positivo para fomentar la buena convivencia en la comunidad, ya que “a medida que nos vamos educando, vamos comprendiendo que hay que respetarnos entre todos”, recalcando además que esta posible normativa debiese regular el uso del lenguaje por parte de mujeres y hombres para referirse públicamente a las personas.

Por la otra vereda, Mario Burlé señala que no estaría a favor de generar una ordenanza municipal para regular o castigar el acoso callejero “porque es un tema de percepciones”.

El concejal señala que es muy difícil establecer criterios claros para sancionar “porque esto es un tema muy subjetivo”. Además, piensa que no se deben estar dictando normas por cada conducta que tenga el ser humano, “lo que uno tiene que hacer es educar”, sentencia.  6401IR

SEREMI ARGUMENTA

 ¿Cuál vendría siendo el límite entre acoso y piropo?

“La realidad del Chile de ayer no es la de hoy. Las mujeres que fueron formadas en el Chile de hace un tiempo el piropo no les molestaba, en cambio a las mujeres de esta generación les  molesta y el ministerio está para entregarles protección”. 

¿Es necesario un discurso unificado de las mujeres?

“Es muy difícil ya que se trata de generaciones muy distintas. Las de mi generación han sabido lidiar con los piropos e incluso algunos nos lo son agradables. La generación nueva está pidiendo que el hombre no les diga absolutamente nada. Aquí priman las generaciones y este Chile de hoy tiene una mirada totalmente distinta a las generaciones pasadas”.

¿Los memes alusivos al tema perjudican el sentido de las demandas feministas?

“También hay que tomarse algunas cosas con humor y tampoco debemos irnos a los extremos, porque también está molestándonos como sociedad. Al fin de cuentas todo se reduce al respeto, ya que mientras se digan o se hagan las cosas en marco del respeto se valoriza, pero cuando se cae en la ordinariez ya estamos hablando de otra cosa".

¿Llamado a las mujeres?

“Hago un llamado a las mismas mujeres que se manifiestan en contra de estas situaciones, que también lo hagan en contra del reggaetón porque en sus letras realmente hay ordinarieces en contra de nosotras, constituyendo un real menoscabo.

Por lo tanto, del mismo modo en que predican, practiquen y apliquen lo que abogan en todos los contextos”.

 

TIPOS DE ACOSO

Josefina Moya, Directora de Estudios de OCAC, distingue cuatro categorías de acoso y agrega que todas tienen un factor común: la falta de respeto.

Verbales y no verbales: miradas persistentes, sonidos y comentarios con denotación sexual implícita o explícita.

Físicos: roces de partes no íntimas (hombros manos y cintura) o íntimas (trasero, vulva, pechugas y pene) del cuerpo de otra persona a otra. Además, contempla la presión del cuerpo hacia otro individuo.

Registro audiovisual: la toma de fotografías o la grabación de una persona hacia sus partes del cuerpo sin su respectivo consentimiento.

Graves: arrinconamiento, masturbación pública, acercamiento intimidante y persecución ya sea a pie o por algún medio de transporte.

 *Es necesario comprender que no hay acosos más graves que otros, sino que son solamente categorías de análisis. 

 

 

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