Equipos UCI de Coquimbo buscan reconocimiento tras un año de incansable trabajo

Ocho meses exigiendo una mejora en las condiciones de trabajo, razón que los motivó a agruparse para solicitar dos puntos en concreto. 

En primer lugar, “tenemos muchos compañeros que están con contratos a honorario e inseguridad laboral. Desde ese punto de vista no tienen derecho a vacaciones, tienen dificultades con las licencias médicas, por ejemplo”, explicó Eduardo González, kinesiólogo del área UCI del Hospital de Coquimbo.

Lo segundo, tiene que ver con el reconocimiento de los grados de los profesionales, lo que está directamente relacionado con su remuneración. Para ello se creó una mesa de trabajo con la directiva del recinto y el Servicio de Salud y durante los próximos días deberían tener un panorama más claro respecto al tema.

Víctor Ovalle, enfermero del área UCI del Hospital San Pablo, explicó que las áreas de paciente crítico requerían de una alta especialidad técnica, por lo que el personal, tanto médico como no médico, necesitaba perfeccionarse antes de dar atención a los pacientes con mayor gravedad de la red.

“Nosotros en el Hospital San Pablo de Coquimbo somos la unidad más compleja de la región y además somos un centro de referencia del norte chico”, agregó el profesional.

En este sentido, son aproximadamente 100 trabajadores del nosocomio porteño quienes están unidos demandando un reconocimiento por su trabajo.

Grado más bajo de la región

Aunque la UCI del recinto es un referente y atiende pacientes politraumatizados de la Región de Coquimbo y Atacama, sus funcionarios no médicos son quienes tienen el grado más bajo de todas las unidades de paciente crítico de la zona.

“Lamentablemente no existe la ley de especialidades para el equipo no médico, por lo tanto, todas las capacitaciones en relación al paciente crítico son autofinanciadas. El hospital y servicio tienen capacitaciones para los funcionarios, pero son genéricas y no están orientadas al área de la especialización”, comentó Ovalle.

Pese a que su labor ha sido clave en esta crisis, ya que, no solo han atendido más de 600 pacientes durante el 2020, sino que han capacitado a colegas de otros recintos para la atención de pacientes críticos, su remuneración es la más baja del territorio y está bajo el promedio nacional.

“A nivel nacional la remuneración de la unidad de cuidados intensivos es distinta, esto porque son unidades de alta complejidad y nosotros lo que estamos solicitando actualmente es el reconocimiento de nuestro trabajo mediante la remuneración. Necesitamos una homologación de los grados a nivel nacional porque nuestra remuneración actual corresponde a servicios básicos”, expresó el enfermero.

En esta línea, el kinesiólogo Eduardo González argumentó que “el escalón más bajo para los profesionales es 16 y nosotros estamos en 16. Somos los más bajos de la región si nos comparamos con el Hospital de La Serena, de Ovalle e Illapel, que tienen grado 13 y 14 en su mayoría”.

Por su parte, Elizabeth Panire, enfermera UCI, enfatizó que en el recinto han hecho grandes esfuerzos por aumentar la cantidad de camas críticas por la pandemia, pero que no solo se trataba de la reconversión, “el concepto de camas UCI no es solo instalar una cama, sino que requiere de cuidados, condiciones específicas y de una preparación del personal”.

Mesa de trabajo

Esperanzados se encuentran los funcionarios, quienes luego de años de trabajo, por fin consiguieron poner el tema en la palestra y formar una mesa de discusión.

Desde el Servicio de Salud indicaron que se encuentran trabajando en la materia y que en los próximos días estarían otorgando una respuesta a los equipos.

En tanto, desde el Colegio de Kinesiólogos, su presidenta regional, Andrea Chinga, manifestó todo su apoyo al gremio y sostuvo que pese al agotamiento, sobreexigencia y bajas remuneraciones de los funcionarios, ellos se han mantenido en sus labores sin dejar de otorgar atención de calidad a la ciudadanía.