Es conocido por aparecer constantemente en matinales y adquirió popularidad cuando comenzó la pandemia, convirtiéndose en todo un fenómeno mediático. En su apretada agenda, el Dr. Sebastián Ugarte se hizo un espacio para tomar contacto con El Día y referirse a uno de los temas más contingentes de la pandemia, y del cual ha estado publicando a través de sus redes sociales: los avances de una vacuna para el SARS-CoV-2.
-Últimamente varias compañías han informado sobre los avances en la fase 3 de sus vacunas contra el covid-19, ¿Qué información maneja al respecto y cuándo podríamos tener una en Chile?
“Hay por lo menos cinco vacunas que están en etapa de fase 3 de estudio y probablemente cerca de fines de año varias de ellas van a haber terminado la investigación. Hay análisis interinos que se realizan mientras el estudio está en curso y que tres de ellas, Pfizer-BioNTech, Galateya de Rusia y de la vacuna Moderna. Dos de ellas son de Estados Unidos y una de Rusia.
Hasta el momento tenemos dos vacunas que son con RNA mensajero, que es una técnica de vacuna relativamente moderna, con un material genético que hace que las células de la persona produzcan la proteína S del virus de la y así el cuerpo desarrolle una respuesta inmune. Y la otra, la de Galateya, que usa un portador del material del coronavirus, que es el adenovirus, y sobre ese virus coloca el material genético.
Las tres tienen resultados preliminares, que son todavía iniciales, pero que muestran efectividad en pequeños grupos de pacientes, sobre el 90%. Recordemos que las vacunas para la influenza tienen efectividades de no más del 60%, son bastante efectivas. Pero se requiere mayor cantidad de pacientes y más tiempo de observación parea poder garantizar que estos resultados sean consistentes y además se requiere, no que lo diga la misma gente de la compañía, sino que sean datos publicados en una revista científica, después de haber pasado por la revisión de especialistas en el área”.
-¿De esas tres, cuáles tienen convenio con nuestro país?
“De esas tres que están más avanzadas solo una, la Pfizer. El detalle -eso sí- es que, Pzifer estima que podría fabricar alrededor de 50 millones de vacunas de acá a final de año. Como son dos dosis que hay que administrar, tiene que dividirse ese volumen, quedando para 25 millones de personas y con eso ni siquiera se alcanza a abastecer la necesidad de Estados Unidos.
Los países que ya tienen convenio van a tener prioridad, pero si todo marcha bien, los resultados son buenos y está todo terminado, probablemente para el próximo año quizás pudiéramos tener disponibilidad de 10 millones de dosis, que alcanzarían para cinco millones de personas, probablemente a finales del primer semestre del próximo año, junio, julio 2021”.
-¿Cómo recomendaría usted que se llevara a cabo la aplicación de esta vacuna en el país una vez llegue?
“En general se escoge a la población de mayor riesgo, porque así se consigue el mayor impacto posible. Esto significa que debería ser población que tiene comorbilidades, diabetes, hipertensión y otras enfermedades, adultos mayores y personal de la Salud.
Eso debería ser la primera prioridad, pero ahí hay un detalle, para hacerlo se requiere que la vacuna haya sido testeada en adultos mayores, no solo que la inoculación funcione en población general, sino ver específicamente si a los pacientes de más de 60 años les generó inmunidad.
Tiene que cumplir esos dos requisitos para poder aplicarla en esos grupos. Puede ocurrir perfectamente que algunas vacunas funcionen bien en la mayoría de la población pero que los adultos mayores sean capaces de generar una respuesta débil. Todo eso hay que saberlo antes de definir la estrategia de vacunación”.
-Las vacunas han sido probadas en personas sanas, ¿qué pasa en quienes han tenido covid?
“La vacuna en la fase experimental, en la fase de estudio clínico, se está aplicando en personas que no tienen la enfermedad ni la han tenido, para evitar que se contagien, en ese sentido, los datos que tenemos nos permiten decir que es muy bueno para usarlo en población sana y evitar que contraigan la enfermedad. Desde luego personas que han adquirido la enfermedad desarrollan la inmunidad, pero que no es eterna, dura algunos meses, por lo tanto, una vez que están recuperados y en buenas condiciones también serían candidatos a recibir la vacuna, pero para que tengan una protección adecuada y no se vuelvan a enfermar.
Las personas que han vuelto a enfermar de forma certificada son muy pocas, no más de seis o siete personas en el mundo que sabemos que se ha enfermado por segunda vez, pero probablemente son muchos más y no todos los casos están reportados, pero no alcanza a ser una proporción tan grande. Esto refleja que las personas que enfermaron algún grado de inmunidad tienen, aunque sea transitorio”.