La cobertura de enfermedades mentales es un asunto que progresivamente ha tomado relevancia en el país, pero no con la rapidez que se quisiera. Hace apenas 15 años se comenzaron a instalar unidades especializadas cerca de las comunidades para cubrir la demanda a nivel de atención primaria y también en hospitales, donde se tratan los casos de mayor complejidad.
El incremento de los recursos tiene repercusiones positivas para la población en general porque pueden acceder con mayor facilidad a consultas con psicólogos y psiquiatras, si es que están pasando por una situación difícil o procesos complejos como los duelos por la pérdida inesperada de seres queridos.
Sin embargo, el talento humano, -entre otros requerimientos-, aún son limitados, considerando que el 23% de las enfermedades que padecen los chilenos son mentales, de acuerdo al segundo informe sobre el sistema de salud mental publicado en el año 2014.
Para conocer detalles sobre la realidad regional en este ámbito, El Día conversó con Sebastián Prieto, jefe del departamento de Salud Mental en el Servicio de Salud Coquimbo, quien indicó que actualmente funcionan seis Centros de Salud Mental (Cesam) en la zona, y en paralelo se trabaja en un modelo de gestión para capacitar más médicos, además de ampliar el radio de acción de los equipos territoriales.
Sebastián Prieto, jefe del Departamento de Salud Mental en el Servicio de Salud Coquimbo. Foto: Cedida
¿Qué planes se están desarrollando en la región para reforzar la atención en salud mental?
“Primero debemos contextualizar, ya que históricamente ha existido una deuda y una brecha muy importante. Eso tiene relación con varios elementos; uno de los principales es que la concentración de la actividad siempre estuvo enfocada en los hospitales psiquiátricos, para cubrir a los pacientes más graves, pero dejaba por fuera a un porcentaje importante de la población. Además, la utilización de los recursos era poco eficiente, porque no había un trabajo preciso en prevención, promoción o intervención de algunas situaciones que podrían causar complicaciones a futuro.
A partir del año 90 se comienzan a implementar equipos territoriales en los hospitales generales y en el año 2004 se lanza un programa de salud mental para la atención primaria en los Cesfam. Si lo tomamos desde esa arista, llevamos aproximadamente 15 años trabajando con salud mental ambulatoria, lo cual es poco, aunque en el último tiempo ha habido un incremento notorio de los recursos en este aspecto.
6 Cesam funcionan en la región actualmente
Particularmente en nuestra región eso también se da pese a la distribución geográfica tan dispersa, por lo tanto, esa ya es una primera puerta de entrada para quien tenga algún tipo de dificultad. En este momento no hay ningún motivo para que alguien no pueda ser atendido. Lo que puede ocurrir es que haya demoras por el tiempo de espera que pueda tener la atención”.
¿Qué tanto acceso hay en el sistema público para que las personas puedan acudir a este servicio?
“En todos los Cesfam y hospitales hay equipos especializados, pero además estamos implementando desde hace aproximadamente 10 años los Centros de Salud Mental (Cesam) que están dentro de algunas comunidades. Éstos facilitan el acceso y además permiten que los equipos conozcan la realidad de cada territorio y evalúen las acciones que se pueden tomar. Actualmente en la región tenemos 6 en funcionamiento, con distintos niveles de desarrollo. De acuerdo al modelo de gestión del Minsal lanzado en 2018, deberíamos tener un Cesam por cada 50.000 habitantes.
¿Cuántos pacientes atienden en la red de salud mental regional y cuáles son las condiciones más frecuentes?
“Eso solo lo podemos saber con datos epidemiológicos porque la atención en salud mental es muy amplia, pero se estima que el 22% de la población la requiere, lo que en nuestra realidad serían aproximadamente 150.000 personas
Las consultas más frecuentes son los trastornos mentales comunes que no llegan a tener un grado de severidad mayor para ser derivados a psiquiatría como la depresión, los trastornos ansiosos o adaptativos. Últimamente hay un auge de los trastornos por déficit de atención e hiperactividad, y se ven cada vez más casos del espectro autista.
2 años puede durar el proceso de recuperación de una persona que pasa por un duelo
También hay pacientes permanentes, con trastornos mentales graves que se atienden a nivel secundario con especialistas. Entre estos se encuentra la esquizofrenia, trastornos bipolares, las adicciones y el consumo problemático de sustancias, que se trabajan en conjunto con Senda. Además tenemos un sistema intersectorial con Sename porque los niños de los centros tienen una atención preferencial.
Tratamiento en momentos difíciles
Hace un mes aproximadamente ocurrió un lamentable accidente en el Puente Zorrilla que ocasionó la muerte de un hombre y dos menores de edad, mientras que una mujer, esposa y madre de los pequeños, sobrevivió. ¿A qué se enfrenta una persona tras perder a su familia en un evento como este y qué tipo de ayuda puede necesitar?
“Eso se configura como un duelo, y probablemente sea complicado al ser la pérdida de un porcentaje importante de la familia. Hay duelos que son más difíciles de otros; por ejemplo, es más duro perder un hijo que un padre. La verdad es que los síntomas que se pueden presentar son bastantes variables de acuerdo a cada persona.
Las etapas de un duelo son la negación, la segunda es rabia, la tercera una tristeza profunda y después viene un proceso largo de reparación que va acompañado de síntomas ansiosos, trastornos del sueño y rechazo por algunas situaciones de la vida que en otro momento le podrían haber generado placer a la persona, a eso se le llama anhedonia. Todo eso en conjunto se le llama un trastorno adaptativo y cuando es dentro de lo esperado, podría tomar hasta dos años.
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Aquí lo relevante es llegar a tiempo para poder apoyar y facilitar ciertos procesos, porque esto es como una herida a la que le toma tiempo cicatrizar. Mientras más complicada, más difícil es la cicatrización y mientras más tarde uno llega a hacer las curaciones, pueden generarse complicaciones a largo plazo. Hay que considerar que los vínculos para los seres humanos son fundamentales, lo constituyen como persona en sí y por lo tanto perderlos afecta de la manera más profunda, incluso de ver posibilidades de un futuro como ser humano individual.
¿Estos casos cada cuánto necesitan una consulta? ¿Tienen listas de espera?
“Efectivamente hay lista de espera, pero no es crítica al día de hoy. Tenemos un tiempo que no va más allá de los tres meses. Ahora, cuando un caso es priorizado, la atención se anticipa y se hace dentro del mes, especialmente los que se encuentran dentro de las garantías GES.
Donde puede ser más complicado es en los casos que requieren atención muy constante, especialmente al comienzo, hablamos de una vez por semana que es lo más habitual e intervenciones cada 15 días con psiquiatra, o también porque se requiere un trabajo asociado con terapeuta ocupacional, trabajador social y enfermera. Allí es en donde nos podemos quedar un poco cortos en términos de los recursos que tenemos, porque el talento humano es limitado.
(…) Nosotros lo que tenemos pensado hacer, y ya tenemos un diseño que queremos poner a prueba el próximo año, es dar atención específica con algunas técnicas que sabemos son efectivas en el manejo del trauma. La idea es que el próximo año empecemos a capacitar a un equipo de profesionales en un centro donde exista experiencia al respecto, para implementarlo luego a nivel regional”. 6101iR