Durante las últimas semanas se registró una seguidilla de incendios intencionales en el lugar, los que se suman a los ocurridos durante el verano. Y es pareciera ser que cada vez que las autoridades pretenden recuperarlo definitivamente algo sucede y esta vez no es la excepción. Sin embargo, desde el municipio de La Serena, aseguran que es hora de elaborar un plan definitivo, que abarque el acceso restringido y convertirlo en un atractivo turístico para la capital regional.

El parque parece avanzar contra la corriente. Y es que cuando los esfuerzos por hermosearlo comenzaban a dar resultados, una vez más, producto de los incendios forestales, se retrocede, y, de acuerdo a los encargados del lugar, se hace más difícil una reforestación definitiva para poder recuperar definitivamente el que fuese uno de los principales pulmones verdes de la capital regional.

 

ABRIENDO FUEGOS

El año comenzó mal. Corría el mes de enero cuando a nivel regional se registraba una ola de siniestros en la zona, los que principalmente tenían lugar en sitios eriazos. Sin embargo, llegaron hasta el Parque Coll, sucesivamente, y tal como ahora, se pensó que los incendios eran intencionales.

El verano pasó. La normalidad parecía volver, pero el sector se vio afectado nuevamente por el accionar de un pirómano. Sí, el pasado miércoles cinco de octubre, un foco de fuego se originó en la ladera de sur del parque.

La pesadilla se repetía. Claro, el jueves hubo un nuevo evento, y además ese día se detuvo a un sospechoso de haber provocado el incidente. Las alarmas se instalaban, e incluso desde la Gobernación se anunciaba un plan preventivo similar al que llevaron a cabo durante esta temporada estival para evitar que los siniestros continuaran.

Pero lo peor ocurriría el pasado sábado 8 de octubre. Cuando el reloj marcaba las 13 horas, las llamas comenzaron a originarse, sospechosamente, en el mismo sector que en días anteriores.

Y esta vez el fuego sería mucho más voraz. Todas las compañías de bomberos de La Serena, tuvieron que hacerse presentes en el lugar y fueron alrededor de cuatros hectáreas las que se consumieron por completo debido a que las llamas se extendieron durante horas.

 

EMPEZAR DE NUEVO

Miércoles por la tarde y los episodios de la semana todavía se sienten en el ambiente. Cuando llegamos al parque el olor de los árboles y pastizales quemados aún no se han extinguido  y parecen calar hondo en quienes más de cerca han vivido el desastre: El administrador del parque, Jesús Parra, el ingeniero forestal a cargo del hermoseamiento del lugar, Francisco Rodríguez.

Allí están los dos, con un desconsuelo que se nota en sus rostros. Hay impotencia, y Parra lo deja claro. “Es que no podemos creer que haya gente tan mala, enferma, capaz de hacer algo así. Quemar algo tan valioso y preciado para todos los que habitan y quieren esta ciudad, porque se afecta a nuestra gente y también nuestra imagen”, dice, parado al pie de la ladera sur, que fue alcanzada por el último y más grave de los siniestros.

Parra, quien además es el encargado de Protección Civil y Emergencia de la casa edilicia, enfatiza en que los nuevos incendios llegan en el peor momento, ya que para este verano se pretendía tener las 85 hectáreas del pulmón verde totalmente hermoseadas, algo que se ha querido hacer durante varios años, y que avanzaba por muy buen camino, luego que en el 2013 y 2014 se lograra rescatar parte de la ladera norte, la que hoy también cuenta con un estanque acumulador de 2.000 mil metros cúbicos para riego y una plantación de unas 6 mil especies arbóreas, pero los planes debieron detenerse. “Ya en el verano estábamos con el plan de hermoseamiento, de recuperar el verdor total del parque, y pensábamos que avanzábamos a paso firme, pero por los hechos que todos conocen, los incendios ocurridos en el verano, no se había podido concretar del todo. Ahora lo habíamos retomado, precisamente con miras a esta temporada estival, porque sabemos que para mucha gente este es un lugar donde veranean, ya que no tienen el poder adquisitivo para ir a otras partes. Es un parque verdaderamente popular, pero todo se ve afectado con los nuevos incendios. Todo lo que habíamos hecho, como la inversión del año pasado, cuando el municipio pudo recuperar algunas propiedades de agua y en base a eso se comenzó una nueva fase de reforestación, eso se retrasa”, comenta Parra, resignado.

Y es que en esta nueva oportunidad, en esta nueva fase de reforestación, el trabajo iba realmente en serio, y se elaboró un proyecto de riego tecnificado, a cargo del ingeniero forestal Francisco Rodríguez. Es él mismo quien explica cómo opera, y como en gran medida ahora, pese a los embates del fuego, ha logrado que el parque se vea menos afectado por lo que han provocado los incendios. “Hicimos un proyecto de riego para poder salvar toda la ladera sur, como lo habíamos hecho en la ladera sur, una parte que estaba totalmente seca por la falta de agua, y a través del sistema tecnificado, se logró bastante. Pero uno no puede controlar estas cosas, los incendios, mucho menos si alguien los provoca (…) De todas formas, gracias a este proyecto y a las técnicas de distribución de agua hemos podido mantener el parque. En lo que respecta a la ladera sur, donde tenemos el bosque, tenemos sistemas de canales y agua acumulada, que cuando se abren las compuertas se vuelve un río. Afortunadamente, tenemos agua para regar todos los días”, indica el profesional.

Y Rodríguez no se da por vencido. Sabe que retomar todo es posible, sobre todo porque el trabajo que se comenzó a realizar tenía un sustento sólido que facilitará que el hermosamiento del lugar y que no se convierta en uno de esos proyectos que finalmente nunca se concretan.“Afortunadamente, hoy día tenemos agua para el riego, la que se trata de optimizar. Este recurso lo tenemos asegurado por al menos dos años, utilizando 2.500 metros cúbicos diarios provenientes del Canal Bellavista. Con esto, y mucho trabajo podemos reverdecer y plantar las especies que tenemos en el vivero, que corresponden a Quilleyes, Moyes y Maitenes, además de mantener los eucaliptos”, afirma, mientras caminamos por el vivero.

 

EN LA LADERA SUR DEL PARQUE

Los últimos siniestros han afecto a la ladera sur del parque, allí, el bosque de eucaliptos se ha visto seriamente afectado, y, pese a que el sistema de riego contribuirá a que pueda recuperarse, el ingeniero forestal Francisco Rodríguez, precisa que esto se facilitaría si pudiesen talar los árboles, lo que no significa eliminarlos, según el profesional. “Lo que pasa es que idealmente los árboles deberían ser talados, no cortados. Pero la gente piensa que cuando uno los tala los está cortando y no es así, es sólo una manera de tenerlos controlados. Además que estas es una especie introducida acá a la zona, que requiere mucha agua, entonces hay muchos problemas para mantenerlos verdes. Si los pudiésemos talar, tendríamos renuevo al año de dos metros, tres metros que son súper manejables y se van cortando. Eso haría que se viese una pared verde, bonita. Pero claro, topamos en que a la comunidad no le gusta que se talen. Yo creo que ahí también habría que hacer un trabajo de educación con la gente, que sepan que talarlos no significa que se vayan a eliminar”, precisó el profesional.

 

UN PLAN CIERNES 

Así las cosas, el encargado de Servicio a La Comunidad del municipio, Jesús Parra, sabe que el trabajo que se viene a futuro será complejo. Primero, se debe retomar la senda que se había trazado en su minuto, y que se ha visto sistemáticamente interrumpida por los incendios. Pero también cree que se deben elaborar nuevos proyectos para el hermosamiento definitivo del lugar. “Aquí hay que hacer un trabajo realmente mucho más ambicioso que los que hemos efectuado hasta ahora. Algo definitivo, primero en el tema del resguardo de la seguridad del Parque Coll. Sabemos que es complejo que no entren personas ajenas y que puedan provocar el deterioro, o incluso los incendios, como ahora, aunque además la idea de cerrarlo y restringir la entrada está presente. Pero además, hay que pensar en grande y para proyectar de manera definitiva el parque como un gran pulmón verde y como un centro de recreación para la familia, se requiere una inversión millonaria que la municipalidad no puede cubrir, entonces, lo que hay que hacer es un proyecto grande, que tal vez cueste unos 500 millones de pesos, pero que se pueda pagar por etapas. Esto lo podría financiar el Gobierno o la empresa privada, pero para eso tenemos que llegar con un proyecto listo y presentarlo. Sólo así, podremos convertir este lugar en lo que queremos, que es que la gente lo utilice, para andar en bicicleta, recorrer los senderos. En el fondo, que se convierta en un espacio de turismo también, un atractivo más de La Serena”, concluye Parra.

 

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