Los vecinos de la población Altos del Llano, en Las Compañías, recorren y nos enseñan sus calles como en un tour, pero no señalando lo bonitos que se encuentran sus hogares, sino que por los robos que han sufrido en las últimas semanas. Por ejemplo, en las propiedades frente al Complejo Los Llanos, entre el 22 y el 28 de diciembre cuentan sus vecinos que lo han pasado mal. Durante el día y por las noches, fueron víctimas de robos. Si hasta en Navidad pasaron un mal rato.
“Nos sentimos como desvalidos por los robos que hemos tenido que vivir. Desprotegidos que nadie se haga cargo de esto. Desgraciadamente y afortunadamente, no hemos pillado a ningún delincuente dentro, pero sí han existido tres robos en una semana: el día 22, el 24 y el 28 y creemos que ya es mucho. Todas han sido casas habitadas, pero los delincuentes han ingresado por casas que están deshabitadas. El primer robo fue como a las tres de la tarde, el segundo cerca de las siete y el tercero, a eso de las 11 de la noche”, se lamenta Ruth Cortés, vecina y vocera.
Sin embargo, el combo de asaltos no empezó con estos casos: según revelan los propios vecinos, en la zona los robos comenzaron cuando les entregaron sus casas, hace ya unos cinco meses.
“Nos organizamos porque la situación se volvió insostenible. Tenemos un grupo de WhatsApp donde comentamos movimientos sospechosos. También hicimos otro sólo para urgencias: se escribe ahí si alguien sufre un robo en el momento”, relata Cortés. Y agrega que a “un vecino, de los primeros en llegar, le robaron a los días de hacerlo, dejándole solamente su cama, así que la situación no hizo más que empeorar desde entonces”, analiza.
En el lugar se hizo presente Seguridad Ciudadana.
Otra de las vecinas, Isabel Díaz, indicó que “tenemos silbatos que nosotros mismos financiamos y los tocamos si sabemos que alguien se metió, pues así salen todos de sus casas, no importando la hora. Además, hemos implementado un tema de guardia de vigilancia cada dos horas. A veces son las mujeres quienes se quedan hasta las 3 o 4 de la madrugada rondando. Y eso lo hacemos todos los días de la semana, donde se hacen grupos para rondar y los hombres lo hacen por el perímetro de afuera. Lo hacemos durante todo el día y cualquier situación que veamos que es anómala nos comunicamos vía WhatsApp donde llegan todos los vecinos en cosa de segundos. Pero estamos hartos, ya que roban todo. Desvalijan las casas”.
Ruth Cortés, en tanto, reconoce que “aún no somos Junta de Vecinos, porque no alcanzamos todavía a juntar las 200 personas, pero estamos recién como una agrupación, porque llevamos casi los cinco meses. Hacemos actividades sociales. La Pascua la pasamos súper bien, con muchas cosas bonitas para todas las personas y los niños. Pero cenamos y luego nos turnamos para dar vueltas por las noches. Y nos preparamos para el Año Nuevo. Estamos con las antenas en alerta por cualquier robo que pueda ocurrir”.
Insiste Díaz en que “el pensamiento de los vecinos es el mismo. Mucha inseguridad. Creo que lamentablemente estamos como estigmatizados porque son casas nuevas, casas bonitas, que pueden pensar que tenemos un poco más de dinero, pero no es así. Todos tenemos nuestras cosas a base de esfuerzo y a todos nos ha costado, sólo que quisimos tener algo mejor. No vivimos tranquilos, dormimos muy mal por las noches y ya no podemos tener vida. Imagínate que el otro día había un cumpleaños y no pude llevar a mí hijo, pero tampoco le pude decir que no lo llevé porque no podíamos dejar la casa sola”.
Sembrando el Terror
Jocelyn Contreras, otra vecina molesta por los robos y por la inseguridad que ha tenido que vivir junto a su familia, comentó que “con esto de los robos los niños no se quedan en las casas, pues tienen miedo. A mi hijo antes lo mandaba solo a comprar al negocio y ahora tengo que venir con él, ya que tiene temor y dice que puede entrar un ladrón. Es un daño psicológico tremendo para ellos, puesto que son niños. Queremos pedir un poco más de seguridad, porque el día 28 cuando le robaron a la vecina, a eso de las 23 horas, los carabineros llegaron casi a las tres de la mañana. Y cuando llegan se dan una vuelta y se van. Dicen que no pueden hacer nada, porque no ven nada ni a nadie”.
Y coincide, junto al resto, que “estamos encarcelándonos en nuestras propias casas. Nos dicen que pongamos rejas, que levantemos más los muros, pero la verdad es que no es la idea, además que acá se han metido a casas que están con mucha seguridad. Creemos que ese no es el punto, sino que deseamos mayor seguridad, un compromiso más de la constructora y de todos”.