Francesc Gaset Joaniquet es un nombre que a primera vista quizás no dice mucho. Pero muchos niños y sus padres se ponen muy contentos cuando se lo han encontrado en algún rincón de la ciudad, en ciertos eventos o en algún centro comercial de la capital regional, de Coquimbo o de cualquier punto del norte de Chile.
Hablamos, ni más ni menos, que del Viejito Pascuero, o Santa Claus, según sea el lugar donde uno viva.
Él es, sin lugar a dudas, una de las representaciones más fieles de este hombre de avanzada edad, amplia barba, traje y gorro rojo, acompañado de su saco lleno de regalos y de una campana con la cual anuncia su llegada.
Este Viejito Pascuero, de origen barcelonés, para información de los curiosos, vive en el sector del Barrio Universitario, aunque para evitar visitas durante todo el año prefiere que dejemos en secreto el lugar exacto de su domicilio. Pero, claro, es él quien sale en busca de sus mejores amigos, los niños y niñas que tan sólo al verlo llegan a correr para saludarlo.
Y en efecto, dos menores que tienen la suerte de vivir muy cerca de su casa, al verlo por el patio del sector lo salen a abrazar con mucho entusiasmo. Aunque se estaban bañando en la piscina, salieron en forma ágil a su encuentro. Y él no dejó de abrirles los brazos.
Ya más con calma, conversó en el sillón de su casa con diario El Día y nos contó lo que significa ser el representante de uno de los íconos de esta fiesta de unión y familia.
"A las mamás les doy mi tarjeta y como los niños saben que ellas pueden ubicarme, se portan bien y son más obedientes”
“Yo llevo seis años dedicado a esto. Siempre por supuesto acá en La Serena y en el Mall Plaza durante largo tiempo, aunque debo reconocer que ahí es un poco frío, más me gusta estar con la gente”, nos confidenció.
A su juicio, todo comenzó por culpa de su señora - sí, el Viejito Pascuero es casado, por si había alguna duda- que es la que más se arrepiente, por todo el tiempo que esto le demanda.
Lleva 20 años en Chile, pero estos últimos han estado marcados por su rol como Papá Noel. Y las mamás son las que más lo agradecen, más en tiempo de enorme tecnología. “Como yo les doy mi teléfono celular y mi correo electrónico a las mamás, ellas saben que pueden ubicarme. Y los niños, por supuesto, saben que es verdad y por eso se portan bien durante el año y son más obedientes”, nos confidenció.
Gracias a este trabajo, que le hace muy feliz, ha podido recorrer gran parte del norte, del sur y ha tenido realmente gran éxito. Pero a su juicio, lo más importante es el cariño que recibe de los niños que al verlo, se emocionan. “Viajar me gusta y esto es algo que me encanta hacer. Más que la parte económica, ver la sonrisa de los niños es algo que verdaderamente me llena. Ver las caras de ellos no tiene precio”, sostuvo.
Este Viejito Pascuero trata de mantener al máximo posible las características del que convencionalmente conocemos, pero asegura que no es fácil siempre hacerlo de esta forma debido a las altas temperaturas. Ha intentado hacer algunas modificaciones, pero no tiene el mismo encanto.
Para concluir, nos deja un mensaje para todos. “Los regalos no son lo más importante. Son valiosos, pero mucho mejor es decirle a otra persona te quiero. Es el mejor obsequio que le puedes entregar al otro”, aseguró.
"He tatado de ponerme short"
A diferencia de lo que sucede en el hemisferio norte, el Viejito Pascuero en Chile, y por qué no decirlo en América Latina, tiene la dificultad de las altas temperaturas y sus pesados ropajes complican su andar, pero como ellos lo sienten como parte de su vocación, le hacen frente con una sonrisa.
Francesc Gaset Joaniquet ha pensado en varias oportunidades hacerle un “refresh” a Santa Claus, pero los niños no lo aceptan. “Varias veces he tratado de ponerme short o tenidas más livianas, pero no me dejan. Así que debo mantener mi tenida tradicional”, aseguró.