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Los primeros estudios sobre esta singular especie canina datan de finales del siglo XIX, cuando se dio a conocer su vocalización única y característica, capaz de producir sonidos agradables y armónicos.

Desde hace medio siglo, el perro cantor de Nueva Guinea había desaparecido y con esto, los expertos aseguraron que se trataba de una especie en extinción. Sin embargo, recientemente la criatura fue vista vagando en tierras altas de Indonesia.

Con esto se podrá proteger la criatura considerada el eslabón perdido entre los primeros perros y los domésticos. El hallazgo es importante también porqué servirá para estudiar los trastornos vocales humanos, su origen y posible tratamiento.

Especie ancestral

Un estudio publicado ayer en la revista PNAS confirma la sospecha que ya se tenía desde hace un tiempo, la supervivencia del perro cantor de Nueva Guinea (Canis lupus hallstromi).

Los autores de la investigación, miembros del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (NHGRI) y la Universidad de Cenderawasih en Indonesia, han utilizado la biología de la conservación y la genómicas para confirmar que los ejemplares vistos en Indonesia son ejemplares de esta especie ancestral.

Los primeros estudios sobre esta singular especie canina datan de finales del siglo XIX, cuando se dio a conocer su vocalización única y característica, capaz de producir sonidos agradables y armónicos con calidad tonal.

Desde la década de 1970 no se había visto ningún ejemplar en su hábitat natural. Únicamente se tenía constancia de la existencia de unos 200-300 ejemplares en cautividad en centros de conservación, pero la endogamia había provocado una pérdida de diversidad genética que no solo amenaza la supervivencia de la especie, sino que además dificultaba el estudio de sus orígenes.

Sin embargo, en Nueva Guinea existe otra raza salvaje, el llamado ‘Perro Salvaje de las tierras altas’, cuya apariencia física es increíblemente parecida a la de los perros cantores de Nueva Guinea. Este perro está considera el animal más raro y antiguo que existe, anterior al surgimiento de la agricultura humana y que no ha sido sometido a la reproducción selectiva impulsada por los humanos para perfeccionar las razas actuales.

Durante décadas, los investigadores defendieron la hipótesis de que estos perros salvajes podían ser el predecesor de los perros cantores cautivos de Nueva Guinea, pero la naturaleza solitaria de estos canes y la falta de información genómica impedía probar la teoría.

Hasta que en 2016, la Fundación del Perro Silvestre de las Tierras Altas de Nueva Guinea envió una expedición a Puncak Jaya, una cima de montaña en Papua, Indonesia, y descubrió quince ejemplares en estado salvaje a unos 4.000 metros de altitud.

 

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