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Más introversión y dificultades para expresarse emocionalmente, serían algunas de las consecuencias de la crisis sanitaria en infantes. Ante el regreso del contacto social, expertos entregan recomendaciones.

Por: Kimberly Jopia 

Poco se habla de la salud mental de niños y niñas o cómo estos deberían manejar sus emociones para crear entornos y condiciones de vida seguros que les permita alcanzar un desarrollo integral en la adultez. 

Actividades básicas para los niños como jugar, reír y compartir de manera grupal se ha visto obstaculizada desde el inicio de la pandemia del Covid-19, ya que el confinamiento ha provocado que la interacción entre ellos sea escasa; por un lado se debe al cierre de jardines y colegios y por otra parte, el temor al contagio que sienten tanto los padres como los cuidadores de estos menores. 

A raíz de esto, se ha generado incertidumbre por las consecuencias que en un futuro podrían desarrollar niños, niñas y adolescentes, si no se le da la atención y concientización que este problema requiere. 

En este sentido, Susana López, psicóloga clínica en la Unidad de Intervención Familiar del hospital San Pablo de Coquimbo, señala que varias de las características de un niño mentalmente sano es su constante interés por descubrir cosas en su entorno, su disposición para mover su cuerpo, para crear, jugar y ser activo. 

Por otro lado, Ricardo Bascuñán, psicólogo clínico de la Universidad Central de Chile, explica que los niños con un desarrollo saludable, juegan y se expresan de forma regulada, siendo autónomos e independientes al ir poniendo en práctica las cosas que va aprendiendo. 

De igual manera, Benjamín Silva Romero, psicólogo clínico y magister en psicoterapia, explica la importancia de estar al pendiente de cualquier cambio inusual que puedan tener los niños, por ejemplo: “la irritabilidad, la soledad, la desmotivación, problemáticas para conciliar el sueño o mantener el sueño, despertar muy tarde o muy temprano, estar atento a la alimentación, si están comiendo mucho o poco, porque un niño que está nervioso está comiendo de forma distinta, alterada, en cambio un niño que está viviendo de forma sana no ha variado tanto sus conductas usuales”.

Viviendo el proceso de retorno



Aquí entra en juego la importancia de la educación emocional, puesto que se convierte en una guía para padres y cuidadores de menores, ayudándolos a identificar las debilidades y fortalezas de cada niño y niña. En esta línea, Bascuñán señala que los cuidadores significativos, que pueden ser padres, abuelos, tíos o tías, deben transmitir seguridad y confianza en los niños, ya que deben percibir una base segura para mantener la tranquilidad en un eventual un regreso a clases.

Asimismo, Susana López, hace hincapié en la importancia de la comunicación entre padres, cuidadores y cada menor, “siempre es bueno preguntarle a los niños 3 cosas positivas y 3 negativas que le ocurrieron en el día, de esa forma se conoce cuáles son las cosas importantes para tu hijo o para los niños que tienes a cargo, ya que ayuda mucho saber esa información y el estar pendiente de alguna situación que les genere temor, en qué momentos se sienten protegidos o cómo se sienten protegidos”, recomienda la especialista.

Del mismo modo, comenta que una de las posibles consecuencias que podrían darse por el confinamiento a raíz de la pandemia sea que los niños sean más introvertidos, solitarios y con dificultades para poder expresarse emocionalmente al no haber tenido contacto social directo por mucho tiempo, por lo tanto, “existirán obstáculos para identificar las emociones de los otros, se verá dificultada la empatía, ya que solo va a identificar lo que le está pasando a él mismo”, explica López.

En este sentido, Silva explica que la pandemia les ha quitado a los niños el goce de jugar e interactuar con sus compañeros y desarrollar actitudes sociales, “el colegio no es solo un espacio de rendimiento académico, sino que también se establecen los primeros vínculos más allá de la familia, con tus amigos, profesores y así se van asimilando otro tipo de experiencias y formándose como personas individuales”, explica. 

Por otro lado, López sostiene que el sistema educacional sigue siendo estructurado y eso impide enfocarse en lo fundamental, es decir “en lo que está pasando cada uno de los niños en este momento en sus hogares, yéndonos al extremo, familias con violencia intrafamiliar”, “estos niños tienen que seguir conectándose a clases a través de una pantalla, cuando en el fondo necesitan que lo saquen de la situación que están pasando en la casa”.

Bascuñán, siguiendo esta línea, señala “en general los niños tienen niveles de resilencia para las adversidades, pero es fundamental el apoyo, la confianza, la entrega de cariño y el afecto, ya que ayuda mucho a los niños a sobreponerse a estas dificultades”. 

Del mismo modo, “para ayudar a canalizar estas emociones, los padres deben estar siempre disponibles emocional y físicamente para sus hijos, ya que esto de la pandemia es una experiencia traumática, aunque no se vea, porque la tenemos normalizada, pero va a afectar al aprendizaje, el comportamiento y las relaciones en el hogar y escuela”, agrega Silva.

Capacitar  



Igualmente, los especialistas en psicología clínica, concuerdan que el Estado debe asignar recursos económicos para asesorías psicológicas y capacitar a los profesores en educación emocional y de esta forma, “enfocarnos en el sentir de cada niño y de entender la individualidad de cada uno”, agrega López.

Paralelamente, el psicólogo Bascuñán, cuestiona las pocas redes de apoyo que existen en salud mental, ya que hay familias vulnerables que por temas económicos no pueden acceder de forma oportuna a algún tratamiento o apoyo, por lo que es enfático en señalar que “no hay que abusar de la resilencia de los niños” 

Por último, el magíster en psicoterapia concluye que “la angustia permanente de contraer el virus, la incertidumbre que hay en el futuro, el estrés de haber estado tan encerrado va a generar pequeños traumas en los niños y el estrés prolongado puede modificar el funcionamiento cerebral de ellos, por eso es importante no retarlos, sino que acompañarlos empáticamente, tiernamente”.

 

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