Se trata de una fiesta pagana con raíces en un antiguo festival celta, conocido como Samhain, que en español quiere decir “fin del verano”

Si en la década del noventa la discusión era sobre lo adecuado de celebrar la fiesta de Halloween en Chile, hoy la disyuntiva es otra: ¿Cómo celebramos Halloween? Los últimos días de octubre la mercadotecnia local se tiñe de la estética de “noche de brujas”. Y la celebración, en sí, ya parece instalada en el inconsciente de las nuevas generaciones.

Pero, ¿cuál es el origen de Halloween?

Se trata de una fiesta pagana con raíces en un antiguo festival celta, conocido como Samhain, que en español quiere decir “fin del verano”. La celebración trataba de aquello: la despedida de una temporada y la bienvenida de otra. En resumen, Halloween fue en principio una fiesta agrícola.

Por lo mismo se comenzó a celebrar en Irlanda al término del ciclo de cosechas. Así, daban inicio a otro “año nuevo celta”, coincidiendo a su vez el solsticio de otoño.

La aparición de fantasmas data de una creencia: se pensaba que el alma de los difuntos deambulaba por la Tierra después de muertos. Entre los vivos, esta idea era atractiva y tenebrosa, y por lo mismo se desarrollaron ritos que intentaban una supuesta comunicación con los espíritus. El afán paranormal surge desde ahí.

En la cultura celta la creencia sostenía que aquella noche, la del 31 de octubre, la línea divisoria entre el mundo de los vivos y los muertos se estrechaba. Una teoría apunta que el uso de disfraces se explica en este punto: la intención de adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ataques del mismo.

 

HALLOWEEN EN CHILE

El origen agrícola de esta celebración encuentra en Chile celebraciones hermanas, que también buscan marcar el fin de un ciclo estacionario y el comienzo de otro.

Una de ellas: la fiesta de la Cruz de Mayo, o Fiesta de las Cruces, en la que se rinde culto a la naturaleza teniendo en cuenta el tiempo medio de la primavera. En ella, la comunidad entera participa y se dividen las funciones. Pero no es la única. Otro ejemplo es la quema de rastrojos que se realiza en el campo para marcar el cambio estacionario. Esta, en su origen, también se emparenta con Hallowen en la ritualidad agrícola.

 

Suscríbete a El Día y recibe a diario la información más importante

* campos requeridos

 

 

Contenido relacionado

- {{similar.created}}

No hay contenido relacionado

Cargando ...

 

 

 

 

 

 

 

 

Diario El Día

 

 

 

X