Sí, los científicos están preocupados por la situación del pez cirujano regal o azul (Paracanthurus hepatus), de color azul índigo y hasta 31 centímetros de longitud, encarnado por el personaje de Dory, que protagoniza la secuela Buscando a Dory.
“La gente se enamoró de los adorables personajes de la primera película y quiso tenerlos como mascotas en sus casas, en lugar de hacer caso al mensaje conservacionista: dejar a Nemo en el lugar al que pertenece, el océano”, recalca Karen Burke da Silva, científica en la Universidad Flinders al sur de Australia, para quien la cinta podría provocar un resurgimiento de especies ornamentales, esta vez de Dory, robadas de los arrecifes, asegura cienciaxplora.com
Esta especie, además de las amenazas naturales a las que se enfrenta como la fragmentación severa de su hábitat, era en 2002 la octava especie más comercializada en el mundo, según el Global Marine Aquarium Database.
Aunque en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza consta de una “preocupación menor”, entre 1997 y 2002, antes del estreno de la primera película, ya se habían capturado 74.557 individuos. Ahora se calcula que cada año se atrapan unos 400.000 peces cirujano regal.
Además, contrariamente a Nemo, los peces como Dory tardan mucho tiempo –cerca de dos años– en alcanzar la madurez sexual y en la actualidad su cría en cautividad no es posible, anuncian desde la Saving Nemo Conservation Fund.