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Andrea Cantillanes
Los profesores didactas deben estudiar y ser calificados para poder entregar los beneficios de la Biodanza. En La Serena, la directora Loreto Varela realiza sesiones semanales y quienes más participan son adultos mayores, aunque la pueden practicar de todas las edades.

“Para escribir sobre la Biodanza hay que vivirla” fueron las palabras de Juan Francisco Gavilán, un experto en la Danza de la vida y Felicidad, mientras hacía una invitación para experimentar las sensaciones de este sistema de integración humana enfocada en las emociones y afectos.

De visita en la región de Coquimbo, el profesor didacta de Biodanza y director de la Escuela de Concepción y Los Ángeles, capacitó a nuevos monitores en la academia de La Serena, los cuales emprenderán el rumbo de llevar la danza del alma a diferentes sectores con el fin de ayudar a mejorar el desarrollo humano de las personas a través del baile.

“Nuestro principal mecanismo de acción es la vivencia, para ello utilizamos música, el movimiento sentido y la emoción, esos tres factores nos permiten conectarnos consigo mismo y hacer profundos cambios en la calidad de vida”, explicó el profesor de la escuela de Biodanza de Concepción y Los Ángeles.

En equipo del El Día presenció una de las sesiones y de acuerdo con lo observado el clima al interior del salón se vuelve ameno, revitalizante y a la vez lleno de energía. Es un recorrido por diferentes ritmos que animan a experimentar diversas sensaciones. Desde bailar con la música con mucho volumen hasta la posibilidad de compartir con los compañeros abrazos y caricias amistosas. “Es un ambiente de total relajación, de contacto consigo mismo y de confianza con los compañeros, son parte de las sensaciones que se experimentan”, señaló Juan Francisco Gavilán respecto a lo que ocurre durante una clase de biodanza.

ADULTOS MAYORES PRINCIPALES BIODANZANTES

En La Serena la directora de la escuela de Biodanza es Loreto Varela, profesora didacta de Biodanza quien contó que los principales asistentes a las sesiones de la danza de la vida son adultos mayores, pues ella ha realizado diversos talleres enfocados en ellos en algunos Cesfam de La Serena.

 No obstante, esta disciplina puede ser practicada por personas de todas las edades, además “no se necesita ser un experto en baile, pues la intención es liberar emociones, conectarse consigo mismo, con sentimiento de alegría de forma inmediata”, manifestó Loreto Varela.

Varela, profesora didacta desde el 2001, pero desde los 13 años que la estudia, destacó que  la “Biodanza  produce cambios muy importantes entre nosotros, desde la alegría que es lo primero que te pasa y la afectividad que la sostiene”, recalcó y agregó que se necesita un ambiente para que ocurra los cuales a través de la biodanza permite que “los cambios se vayan dando de forma gradual, ya que entrega fortaleza que permite enfrentarlos”, subrayó.

NO HAY PASOS QUE APRENDER

Respecto a las clases, generalmente dura dos horas. Se comienza por un relato de la sesión anterior y luego se pasa a la fase vivencial.  “Aquí no hay pasos o rutinas que aprender ya que la propuesta es que los movimientos surjan motivados por las emociones que dispara la música y el clima del grupo”, recalcó Valera, lo cual permite que esta práctica se convierta en una expresión, “por lo que es imposible equivocarse”, añadió.

PERSONAS MÁS SANAS

Indudablemente, tener la posibilidad de conectarse con las emociones y lograr el autocontrol sobre ellas es un gran beneficio para la calidad de vida de las personas, dadas las condiciones en las que los humanos realizan sus rutinas diarias, de trabajo, familiar o personal, las relaciones interpersonales afectan de modo considerable en la salud sobre todo cuando están en un ambiente de hostilidad y es cuando afloran las sensaciones de ira o estrés.

Con la Biodanza se logra que las personas sean más fuertes y equilibradas, con mayor autocontrol emocional lo cual mejora la capacidad de afrontar situaciones de conflicto sin necesidad de afectar la salud. Pues, “induce vivencias que tienen un efecto regulador de la actividad neurovegetativa, de los procesos homeostáticos celulares, del sistema inmunológico y limbicohipotalámico, de manera que restablece el equilibrio psicofísico, reduce el estrés y las tensiones orgánicas y musculares”, precisó Loreto Varela.

UN CHILENO SU CREADOR

La Biodanza surgió en los años 60, su precursor fue Rolando Toro Araneda, quien fue profesor, psicólogo, poeta y pintor. Partió aplicándola a enfermos mentales en el Hospital Psiquiátrico de Santiago, con el objetivo de inducir la armonía y tranquilidad a través de la danza.  En estos tiempos la Biodanza se extendió por varios países del mundo.

Rolando Toro falleció en el año 2010 dejando a varios destacados profesores didactas entre ellos a Loreto Varela y Juan Francisco Gavilán.

Actualmente el sistema de Biodanza es administrado por la Fundación Biocéntrica Internacional, quienes cuidan el cumplimiento uniforme de las normas, los derechos intelectuales y la utilización del nombre y logotipo de la Biodanza.

 

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