Un gran terremoto ocurrido al lado de la costa central del sur de Chile en 1737 podría haber ocasionado un tsunami substancial que no consta en los registros históricos, según apunta una nueva investigación publicada este jueves en Nature.
Ese tipo de registros se emplean para predecir con qué frecuencia es probable que ocurran los tsunamis en el futuro en una región.
De acuerdo con este estudio, hasta la fecha se pensaba que los terremotos que ocasionan tsunamis se habían producido en esa área de Chile en tres ocasiones desde 1570, incluyendo tras el terremoto ocurrido en el país en 1960 de magnitud 9,5 que afectó a Valdivia.
Sin embargo, este descubrimiento de un tsunami no registrado significa que estos fenómenos podrían haberse generado en la costa chilena con más frecuencia de lo que se creía hasta ahora.
El estudio indica que el periodo promedio entre las ocurrencias de tsnamis históricos podría reducirse significativamente, hasta una media de 130 años.
Investigadores de las universidades de Northumbria y York en el Reino Unido trabajaron para investigar sedimentos dentro de los pantanos en Chaihuín, cerca de Valdivia, una zona cercana al área donde impactó el terremoto en 1737.
Tras analizar 130 núcleos de sedimentos detectaron evidencias de capas arenosas extendidas, que databan del mismo periodo del terremoto, que se parecían estrechamente a depósitos creados por olas de tsunami en otras áreas.
Encontraron una mezcla de especies de algas marinas y de agua dulce y de hundimiento terrestre, lo que implicaba que podían descartarse tormentas, inundaciones o tsunamis generados en la distancia como causa de los depósitos arenosos.
Sus hallazgos mostraron que el terremoto de 1737 se produjo principalmente lejos de la costa, en profundidades mucho más superficiales que las indicadas previamente en los registros históricos.
Por todo ello sugieren que los registros geológicos e históricos se valoren a la vez a la hora de hacer predicciones de riesgos futuros de tsunami, al considerar que únicamente los registros históricos podrían no proporcionar documentación completa de sus ocurrencia y características.
Emma Hocking, del Departamento de Geografía y Ciencias Medioambientales, responsable de la investigación, consideró que "la evaluación azarosa de Tsunami se basa con frecuencia en los registros históricos de inundación por líneas costeras particulares, con la frecuencia de ocurrencias de tsunami pasados empleadas para predecir el potencial riesgo futuro".
"Hay registros de un terremoto en el área en 1737, pero no hay nada que indique que generó un tsunami. Sin embargo, hemos hallado evidencias que sugieren que el terremoto ocasionó, en efecto, un tsunami", agrega Hocking.
Según la experta, "la implicación de esto es que se produjeron tsunamis con más frecuencia de lo que se pensaba previamente" y alerta de que "el uso de registros históricos solos podrían llevar a cálculos erróneos".
"La evidencia geológica es esencial para verificar y suplementar los registros históricos a fin de obtener patrones robustos a largo plazo que informen de evaluaciones sísmicas y de tsunamis", apuntó