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EFE
No posee la mutación característica que permite que la cepa original sea individualizada en pruebas de reacción en cadena de polimerasa, por lo que podría ser más difícil de distinguir de otras cepas y además tendría mayor transmisibilidad. Sin embargo, su sintomatología sería similar y las vacunas actuales efectivas.

Corría noviembre cuando el gobierno de Sudáfrica informó la identificación de una nueva variante del COVID-19: B.1.1.529 u ómicron, como es popularmente conocida. Mutación más contagiosa que sus antecesoras y que rápidamente las desplazó para convertirse en la dominante a nivel mundial. De hecho, proyecciones conservadoras indican que más de 700 mil personas ya han sido infectadas por esta cepa. 

Variante del patógeno que también afecta gravemente a Chile, es así como el más reciente Informe Epidemiológico de Vigilancia Genómica de SARS-CoV-2 elaborado por el Ministerio de Salud (MINSAL) y con datos hasta el 24 de enero, cifra en 7.019 los contagiados por la mutación, de los que un 52,3% presentaron síntomas y tres fallecieron. 

No obstante, esta cepa causa síntomas más leves que las anteriores e incluso una menor mortalidad, la aparición y posterior propagación de su subvariante, denominada como “omicrón sigilosa”, encendió las alarmas debido a que no sería detectada por los PCR y además se propagaría con aún mayor facilidad que la mutación de la que proviene.  

Ya estaríamos conviviendocon esta mutación 



“Se trata de una cepa muy similar a la ómicron original, sus mutaciones de virulencia son similares (…) pero sus diferencias hacen que la secuencia genética con la que se identifican en general a todas las variantes del SARS-CoV-2, no logre ser pesquisada por un test PCR”, afirmó la infectóloga de adultos de la Clínica Universidad de Los Andes (UANDES), Mabel Aylwin. 

En este sentido, reveló que se ha observado más transmisible que la cepa inicial, aunque podría deberse a que, al no ser detectada, disminuiría la percepción de riesgo y al mismo tiempo, se podría confundir con una alergia o un resfrío común.  

Complementó la experta que “por las características que tiene, donde un porcentaje escapa a la detección del virus, es muy posible que llegue al país en un tiempo muy breve. Por eso que las recomendaciones sanitarias siguen siendo las mismas”. 

Eso sí, manifestó que si aumenta la transmisibilidad, puede que la ola actual de contagiados “se acorte”, por cuanto estas cepas son de infectividad rápida, incubación breve y comienzo de síntomas más rápido. Por lo tanto, y tal como se ha observado en otros países, tiende a ser una curva “muy puntiaguda”, con un ascenso y descenso de casos muy brusco. “Sobretodo, con la tasa de vacunación que tenemos”, dijo Aylwin. 

Por su parte, la enfermera y académica de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales de la Universidad de Las Américas (UDLA), Natalia Castillo, señaló que el hecho de que esta subvariante sea catalogada como “sigilosa” no tiene una repercusión a nivel poblacional, sino en las pruebas de reacción en cadena de polimerasa. 

“Ómicron es menos letal y su sintomatología es más parecida a la de un resfrío común: tos, picazón de garganta, dolores musculares, fatiga, diarrea e incluso vómitos…pero eso no quiere decir que ella y su subvariante no provoquen mortalidad, porque las personas se están enfermando masivamente y todavía existen muertes”, agregó. 

Finalizó Castillo que “este sublinaje es 1,5 veces más contagioso que la cepa original (…) probablemente ya llegó al país, pero es difícil saberlo porque es más complicado hacer la secuenciación. Por lo tanto, podríamos estar conviviendo con personas que están contagiadas con esta variante. De hecho, en Argentina ya detectaron un caso. La tenemos al lado”.  

Cabe destacar que esta mutación no cuenta con la particularidad en el gen S que permite que la cepa original de ómicron sea detectada en un test PCR, por lo que podría ser más difícil de distinguir de otras variantes en pruebas más rutinarias.

Positividad nacional en 23,95% y nuevo récord local

En su reporte sanitario acerca de la situación del COVID-19 en Chile, el MINSAL informó 29.844 casos nuevos, con una positividad de un 23,95 por ciento en las últimas 24 horas a nivel nacional. 

De este modo, la variación de contagiados es de un 81 y 227% para la comparación de siete y 14 días respectivamente. Además, solo una región disminuye sus casos en la última semana y ninguna en los últimos 14 días. En este aspecto, las zonas con mayor aumento de nuevos casos confirmados en los últimos 7 días son Ñuble, Los Lagos, Biobío y Maule. 

En tanto, en la Región de Coquimbo se volvió a romper otro record negativo. Es así como se comunicaron 1.571 nuevos infectados por el patógeno. De ellos, 374 casos corresponden a la comuna de La Serena, 419 a Coquimbo, 9 a Andacollo, 13 a La Higuera, 42 a Vicuña, 43 a Illapel, 4 a Canela, 55 a Los Vilos, 37 a Salamanca, 304 a Ovalle, 24 a Combarbalá, 45 a Monte Patria, 22 a Punitaqui, 2 a Río Hurtado, 22 a otras regiones y 156 casos quedaron sin notificar.

Con esto se contabilizan 72.599 casos totales acumulados desde el inicio de la pandemia, con 4.345 contagios activos a nivel local.

 

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