• En las comunas beneficiadas ya se han realizado algunas de estas siembras para analizar su comportamiento, avances que ya han podido conocer los crianceros. FOTO CEDIDA
    En las comunas beneficiadas ya se han realizado algunas de estas siembras para analizar su comportamiento, avances que ya han podido conocer los crianceros. FOTO CEDIDA
La iniciativa pretende reemplazar a la tradicional alfalfa por Trébol Balance, Trébol Subterráneo y mezclas comerciales de semillas, que con un buen manejo pueden durar entre 20 y 30 años. El proyecto se trabaja con 500 crianceros de las comunas de Combarbalá, Punitaqui, Monte Patria y Canela

 Una de las grandes limitantes que mantiene en la actualidad el sector criancero de la región para su desarrollo y despegue en la comercialización de productos es la alta dependencia que tienen de las condiciones climáticas imperantes en la zona, que mostraron su peor rostro con la sequía que afectó en la última década, donde la falta de forraje para la alimentación produjo incluso la muerte de gran cantidad de cabezas de ganado menor.

También existe una alta dependencia de las veranadas, sin embargo, a través de un proyecto desarrollado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) que busca generar una nueva alternativa de cultivo forrajero, se pretende comenzar a revertir esta situación y empezar a mirar la actividad desde un plano más comercial.

La iniciativa se lleva a cabo en el marco del Plan Presidencial de Zonas Rezagadas y por el momento involucra a 500 crianceros de las comunas de Combarbalá, Punitaqui, Monte Patria y Canela.

El objetivo es reemplazar la tradicional alfalfa por otras especies de semillas forrajeras como el Trébol Balance, Trébol Subterráneo y mezclas comerciales de semillas, que tienen una mejor adaptación a los diferentes tipos de suelo y clima. Para el regadío, en tanto, se está impulsando la utilización de sistemas de aspersión y goteo, de manera de maximizar el uso del recurso hídrico y al mismo tiempo evitar pérdidas innecesarias de agua.

Raúl Meneses, investigador de INIA y jefe del proyecto denominado “Capacitación y mejoramiento de sistema caprinos de Comunas Rezagadas” explica que “nosotros propusimos la evaluación de especies forrajeras anuales de autosiembra, que tienen menor necesidad  de agua que otras forrajeras tradicionales como la alfalfa. Además, tiene la gracia que se siembra  una vez y luego con un buen manejo éste forraje puede durar 20 a 30 años”, especificó.

Al mismo tiempo, Meneses agregó que “estas especies  las estamos regando bajo dos sistemas, el primero por aspersión y regar forrajera por sistema de goteo. Este sistema es más efectivo y debiera tener de menos pérdida de evaporación”.

Por su parte, el coordinador del proyecto, Hugo Rojo, resaltó que están estudiando los resultados que arroje el proyecto para viralizarlo a todo el mundo campesino y que así la autosiembra se convierta  en una verdadera alternativa forrajera, “los resultados que tengamos,  la idea es poderlos escribir  y transmitir al resto de la gente, al mundo criancero para que ellos puedan implementar las acciones que estamos realizando y la institucionalidad pública y privada pueda hacerse cargo para financiar proyectos relacionados a esta área” .

Asimismo Rojo enfatizó que la idea permitirá hacer una proyección de la actividad con una mirada más comercial. “Lo que no busca  en el ámbito criancero es que la mirada sea de negocio, un desarrollo comercial, al existir ese desarrollo cambia la mirada del rubro y en ese sentido  toda la gente está con esa mirada, ojalá unos pocos puedan desarrollar esa mirada de darle más auge a la buena comercialización y  así el queso de cabra o la carne de cabra se convierta en un producto gourmet destacado”, puntualizó.

BENEFICIOS

Los resultados obtenidos a la fecha y los beneficios que traería a futuro fueron informados en un día de campo organizado por el INIA a 160 crianceros de las comunas de  Combarbalá y Canela, quienes valoraron la iniciativa.

En efecto, indicaron que se convierte en una muy buena alternativa para desarrollar la actividad a futuro. Nilfa Robles, productora de la comuna de Canela manifestó que “me encantó. Es algo aplicable que se puede hacer en Canela. Me gustaría  replicarlo en mi campo. Me gustó el sistema automatizado para poder obtener la cosecha”

Así también lo considera Lorenzo Tapia, quien ha dedicado toda su vida a esta actividad. “Este proyecto yo lo conocía, sé que da resultados. Es bonito, me interesó. Me gustaría volver a replicarlo en mi campo porque es un sistema provechoso para el autoconsumo de la casa”. 

Dionila Tabilo es la criancera de Canela Baja que prestó su campo para que el INIA experimentara y sembrará las nuevas especies forrajeras. “Veo que esto puede llevar  a muchas personas a surgir si se pone en práctica. Es una gran responsabilidad, pienso como crecer de otra forma económicamente, tenemos la materia pero por falta de orientación no hacemos las cosas bien. Ahora tenemos orientación y eso muy positivo”.

El proyecto sigue en curso, siguen los análisis y  se espera que el próximo año se tengan resultados palpables para así obtener nuevas especies de siembras de forraje aplicables a cada campo de los miles de crianceros que existen en la región.

 

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