Este año el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, cumple 50 años desde su creación (el 28 de julio de 1967), ente que se inició con la promulgación de la nueva ley de Reforma Agraria.
Lo que era en ese entonces la Dirección de Ganadería y Pesca, se transforma en ese entonces en el SAG, producto de las profundas transformaciones que estaban ocurriendo en esa época en el ámbito silvoagropecuario y rural.
En entrevista con diario El Día, Jorge Fernández, director regional del servicio, explicó que el SAG se encarga de funciones como la protección de la sanidad vegetal, animal, asistencia técnica, control y vigilancia de plagas y enfermedades.
Asimismo, el ente también tiene como líneas de acción funciones el sector de procesos, donde se transforman los productos primarios, como el vino, derivados lácteos, carnes frescas, etc. Aquí el servicio cumple un rol fiscalizador y normativo en ese aspecto.
Por último, fiscaliza la industria que sustenta a la silvoagropecuaria, que es la que distribuye insumos, como por ejemplo fertilizantes, plaguicidas, fármacos de uso animal y alimentos para animales entre otros.
Con todo, Fernández analizó el trabajo del servicio en la región, destacando el exitoso control de la “mosca de la fruta”, que afectó a los agricultores de Coquimbo en 2015, y el programa de recuperación de suelos degradados, donde se han recuperado más de 37 mil hectáreas desde el inicio de la campaña.
- ¿Cuáles son los grandes hitos que marcan al SAG a 50 años de su inicio? ¿Cuáles son las grandes crisis que los han marcado y cómo han salido de ellas?
“El SAG a lo largo de su historia se ha posicionado internacionalmente como un servicio de excelencia y un referente en tema fitosanitarios y zoosanitarios. En ese contexto, han sido varios los hitos, tanto a nivel nacional como internacional, los que marcado la historia.
En el ámbito pecuario, por ejemplo, Chile está libre de fiebre aftosa desde 1981. A nivel regional, en la década del 70’ también hubo una contribución importante por parte de Coquimbo, para declarar al país libre de esta enfermedad.
También estamos libres de anemia infecciosa equina, peste porcina clásica, Newcastle, influencia aviar por nombrar algunas.
Dentro del ámbito agrícola, Chile está libre de la mosca de la fruta desde 1985. Si bien hay algunos brotes esporádicos en algunos puntos del país, nosotros continuamos con la condición de “libres” de la afección. Y a nivel regional, uno de los hitos más importantes y que nos significó un desafío considerable, es la campaña de erradicación del brote de la mosca de la fruta, que tuvimos en Coquimbo en 2015. Ese trabajo significó un duro desafío logístico y operativo, con una demanda de recursos tanto humanos como financieros enorme, con una inyección de inversión cercana a los $900 millones”.
- Ante el aumento en el paso de personas a través del Agua Negra, ¿cómo el SAG ha trabajado para sobrellevar este incremento?
“Es importantísimo destacar la labor que llevamos en los controles fronterizo, ya que ellos son la puerta de entrada de plagas y enfermedades de origen animal, a través de los productos de riesgo. Si no los fiscalizáramos, tendríamos consecuencias desastrosas en la economía nacional. Por lo tanto el SAG invierte recursos en la fiscalización de los productos de riesgo en los controles fronterizos. En Agua Negra, por ejemplo, contamos con un sistema de rayos x que permite una inspección no intrusiva de los equipajes, algo que hace más eficaz y expedito el trámite”.
- El programa de Recuperación de Suelos Degradados es el único programa de fomento del SAG, y de gran relevancia para la región. ¿Cuál es el balance que hace de esta iniciativa?
“Así es, el SAG tiene un programa de fomento, el único de hecho del servicio. Este es el programa de recuperación de suelos degradados, un fondo concursable que en la región está vigente desde 1998. En los últimos 18 años hemos inyectado un total de $8.800 millones y beneficiado a más de 2.500 agricultores y contribuido a la recuperación de un total de 37.500 hectáreas, solo en esta región. Este programa tiene una muy buena valoración por parte de los usuarios y atiende a los pequeños y medianos agricultores de las comunidades agrícolas que no son usuarios del INDAP”.
- Las veranadas son una tradición que se ha mantenido en la región hasta hoy en día, ¿de qué manera el SAG apoya esta actividad?
“Hay un programa que existe desde 2013, que bonifica a los crianceros que se trasladan hacia las veranadas argentinas, a los altos valles de Calingasta, en la provincia de San Juan. El SAG es el encargado de emitir la certificación zoosanitaria para que esos animales puedan ingresar a territorio argentino. Van cumpliendo con las exigencias que el país hermano impone para el ingreso. En ese contexto, el servicio ya lleva cuatro temporadas certificando a los rebaños caprinos que necesitan subir para buscar forraje. Esto, porque con la sequía que tuvimos los últimos 10 años, en Chile prácticamente no existía alimento”.
- ¿Cuáles son los desafíos que se ha impuesto el SAG para este 2017?
“En el ámbito de la gestión, el servicio está en un proceso de actualización de las capacidades fiscalizadoras. Es un mandato presidencial. La idea es capacitar a los funcionarios y otorgarles mayor poder de inspección en el ámbito técnico. El SAG desde el año pasado cuenta con una academia, donde se fortalecen continuamente a los trabajadores en el aspecto de la fiscalización con guías del mismo servicio que tienen mayor conocimiento y lo transmiten a las nuevas generaciones”.