A limpiar lo que las campañas dejaron

(Por: Cristian Rodríguez A. Profesor. Encargado de Formación Ciudadana Liceo Carlos R. Mondaca Cortés de Vicuña)

Terminan las Elecciones Municipales 2016. Un proceso marcado por el bajo porcentaje de participación electoral. A nivel general, comunas emblemáticas tuvieron que traspasar el sillón edilicio a su bloque opositor, y el gran ganador de la jornada fue el conglomerado de Chile Vamos, y probablemente su candidato presidencial S.P.En lo local (Vicuña), la campaña tuvo dos características. Primero, un proceso que integró un alto porcentaje de jóvenes -la gran mayoría de partidos de derecha- que se aventuraban al desafío de ser parte de la renovación del concejo municipal, compitiendo con candidatos que se postulaban a la reelección y que parecían estar seguros. Los resultados dieron como ganadores a dos de estas “nuevas cartas”, dando una evaluación favorable a la estrategia comunicacional ideada por los mismos partidos que en su minuto tenía como imagen corporativa a varios que hoy están en investigación o condenados por corrupción.Pero estas elecciones tuvieron un tinte particular. Debo considerar que desde las elecciones del 2008 no había habido una campaña tan sucia como esta, llenas de dimes y diretes que mancharon lo esencial del ejercicio político. Ninguno de los dos candidatos hizo una real campaña con debate y generación de ideas. Uno de preocupó de dar una cuenta pública sobre una gestión anterior, con la intención de demostrar las capacidades instaladas para continuar con los proyectos en carpeta por otros cuatro años. El otro, hizo propia una consigna de recuperar una comuna que hasta el 2012 estuvo al mando de UDI-RN por dieciséis años, bajo una estrategia de cercanía con la gente; clubes deportivos, juntas de vecinos, asociaciones gremiales, folklóricas, entre otras. Históricamente, ambas estrategias han funcionado en la comuna. Luego de un proceso voluntario o involuntario, hoy en día, el voto tiene un valor o precio, y el pago por ello es cuán cercano es el candidato. De allí que los ganadores no son aquellos con propuestas para mejorar o para conseguir un bienestar de la comunidad, sino, quien “me” ayudó, o “nos” ayudó en algo determinado; una función que está dentro de las responsabilidades de quien guía los destinos de la comuna, pero que no son sustanciales del cargo. Sin embargo, hay que reconocer que el agregado de esta campaña, no estuvo dado por los candidatos en cuestión, sino por los miembros de sus comandos, quienes hicieron acusaciones públicas, filtraron o publicitaron audios privados, y usaron los conceptos de corrupción, cohecho, o nepotismo (no usaron concretamente esta última palabra, dudo que la conozcan, pero si usaron la definición). Por ende, la victoria o no de un candidato, tanto para alcalde y concejal, y con ello la abstención de votar, también se debe a que las malas prácticas de la política, de una forma u otra, intervinieron en la decisión final de las personas.Ahora lo que nos queda, es cómo limpiar lo que las estas campañas han dejado. Cómo hacer que, en cuatro años o hacia el bicentenario, en la comuna surja o se fortalezca una participación política en base al debate de ideas y proyectos. Cómo potenciar a las cartas jóvenes que hoy se atrevieron a competir, algunas de forma muy limpia, y con estrategias comunicacionales virtuosas, como, por ejemplo, las que negaron a colocar letreros o usar papelería impresa, bajo un concepto de sustentabilidad y responsabilidad con el medio.Estrategias pueden ser variadas. Fortalecer las dinámicas de participación política entre la comunidad. Que no solo se haga parte desde el patrimonio o los eventos, sino también, desde la búsqueda y proyección de ideas que vayan en beneficio de los habitantes. Incentivar la Formación Ciudadana, un elemento que a partir de este año entra con fuerza en Liceos y Escuelas, mediante un marco legal que las rige. La creación de espacios de diálogo y debate en los sectores donde la población vive, de manera que dentro de los hogares, barrios, canchas y juegos se converse sobre cómo hacer cada vez mejor nuestra comuna. Y, por último, involucrarse con la administración, a través de instancias como plebiscitos o votaciones, presupuestos participativos. Para ello, es importante que el municipio tome consciencia e integre como eje de desarrollo la voz y participación de todos. Todo esto no solucionará lo que nos falta por crecer, pero puede que contribuya a que las generaciones que hoy dan vida a nuestra historia como comuna, como aquellas nuevas que van despertando, se hagan parte del devenir de la sociedad.

Autor

Imagen de Cristian Rodríguez A.

Profesor de Estado en Historia y Geografía

Colectivo Clases de Emergencia 

Militante Convergencia Social

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