Durante el año existen fechas relevantes para los autores nacionales, y dado que pertenecemos a Chile, los escritores y amantes de la lectura de la Región de Coquimbo hacen sus maletas para conocer in situ las bondades que presenta nuestra cada vez más alicaída Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile, principal vitrina literaria del país, que como todos los años tiene a un invitado especial. Esta vez, el país invitado es Perú.

He aquí la primera decepción. El stand de Perú se ubica al ingreso de la Estación Mapocho, pero, ¡sorpresa! sólo están los títulos publicados por los del Rímac en las megaeditoriales mundiales, dejando de lado las interesantes publicaciones de la Universidad Mayor de San Marcos, Pontificia Universidad Católica del Perú y del Congreso de la República, entre otros. Al preguntarle por ciertos títulos, me dijeron que esas editoriales no estaban contempladas. Tampoco se trajo las interesantes publicaciones de las Universidades de la sierra o independientes.

Paso a la siguiente sala, y está el stand de la SECH, a la que topo por accidente, ya que está malamente iluminada, provocando que la gente pase de largo. No ví allí ningún texto regional, y sólo un título se  dedicaba a nuestra inmortal Gabriela.

Luego de recorrer la sala principal, logró dar al fin con el stand regional, escondido tras una gigantografía de El Mercurio con una imagen estilo Andy Warhol que mira hacia el stand, en vez de mostrarse al público.

El stand regional en FILSA me pareció más bien un tosco quiosco de turismo, pues en su frente existen posters de nuestras principales atractivos turísticos, como el faro, los observatorios, los valles, las playas, etc. No había nada allí que nos dijera que es un local de cultura y literatura, de conversación amena y de lectura de nuestros escritores. No, allí sólo había cuatro estantes en cada esquina, con pocos títulos que no recojen la abundante y fértil cosecha editorial local de los últimos años.

Además, el stand estaba atendido por dos jóvenes, mujer y hombre, que estaban sentados alrededor de un escritorio con computador. El joven, extranjero, no manejaba datos ni conocía a los autores ni sus obras-me refiero al catálogo-por tanto, no podían entregar una buena información a los escasos visitantes del stand.

En cuanto al mobiliario, se notaba que era material reciclado, madera terciada con evidente uso anterior (hendiduras en los arcos de las entradas, orificios de tornillos o clavos anteriores, etc). Sólo habían dos sillas, para los empleados. Ninguna mesa o silla donde alguien pudiese revisar los títulos, y si no compra al menos leerlos, que es también una de los objetivos de los autores.

En fin, cuando llegué al quiosco de turismo, me econtré con Edwin Riquelme, un editor y escritor amigo de Los Vilos, que, motu propio, estaba guiando a santiaguinos que por cosas del destino, fueron a parar al escondido stand/quiosco regional. Con Edwin conversamos más de una hora. No hubo cambios en la disposición del personal, que al parecer, sólo quería que terminara su turno.

Escribo estas líneas, porque duele en el alma la inversión que a través del Gobierno Regional se hace para estar presente en la FILSA. Por otro lado, es una mezquindad enorme invitar sólo a tres autores, representantes de las tres provincias que componen nuestra región, cuando este año muchas editoriales, las más grandes, se excusaron de participar por diferencias con la Cámara Chilena del Libro, organizadores de este evento, y por ende, había espacio en el calendario para más autores. 

Me alegro de que un autor autodidacta, pescador y amigo como Juan Carlos Delgado haya presentado su obra en FILSA. Pero lo demás, sinceramente no me gustó. Y este pensamiento, cuando lo exterioricé no fue rebatido por las cinco personas que vi o tuve contacto ese día. Realmente me gustaría que para años futuros, la productora o productor que se adjudique la organización y puesta en pie del stand regional tenga respeto por la Región, sus autores y por los visitantes a ese espacio, que es el consulado cultural de nuestra tierra. Y por favor, junto a Gabriela colocar a notables como Manuel Magallanes, Manuel Concha, Stella Díaz Varín, Julio Vicuña Cifuentes, Amelia Solar, Víctor Domingo Silva, Fernando Binvignant,  y tantos y tantas ilustres de nuestra historia.

Así, triste por lo que ví, y sin mayores compras, me devolví por donde llegué, línea 2 y línea 1, San Borja.

 

Joel Avilez Leiva

Historiador.

 

 

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