Esta semana falleció Francisco Puga Vergara (1945-2016), director de diario El Día, hombre comprometido con el desarrollo de la IV Región. Con justicia fue reconocido en vida por sus valores humanos y profesionales, y al momento de su partida ha recibido nuevamente el cariño unánime de familiares y amigos que pudieron conocerlo y apreciarlo como corresponde.
En estos días llegaron saludos de autoridades políticas, figuras de la prensa, amigos de tantos años. En su funeral hablaron sus familiares, como su “primera princesa”, o el recuerdo de su hijo sobre la valentía de Francisco al “viajar solo junto a tu padre a La Serena, cuando él se tuvo que hacer cargo de la dirección del diario”. Tomás Ehlers, a quien recuerdo jugando fútbol, destacó la “generosidad infinita” con que les enseñó a ir por la vida de frente y en forma sencilla. Leo y pienso que no hay exageraciones, todo coincide con el hombre al que conocí, al amigo que quise y al hombre de prensa que admiré.
Nos vimos por última vez el lunes 8 de febrero a mediodía, coincidiendo con el viaje que hago todos los años a la Feria del Libro de La Serena. Fue una conversación larga, de casi dos horas, donde pasamos por numerosos temas: los desafíos profesionales de ambos, algo de literatura e historia (con intercambio de libros, por supuesto), la situación política y económica de Chile, sobre “el diario”. Me presentó a su nieta que partía a estudiar a Santiago, que lo tenía entre orgulloso y preocupado. Pasamos a saludar a su hermano Ricardo, hombre valioso y padre de una excelente y querida exalumna mía. Al despedirnos me regaló unas papayas y me contó que a comienzos de abril viajaría a un matrimonio en Santa Cruz y luego partiría a pescar al sur. Ya sabemos cómo terminó ese último viaje.
Agradezco especialmente que hace un par de años, cuando regresé a Chile después de un periodo en España, Francisco me invitó a escribir regularmente en el diario El Día. Acepté con un legítimo orgullo provinciano. Ha llegado la hora, creo que prematura, de agradecer públicamente su amistad y generosidad, que tantos han tenido ocasión de recordar en estos días tristes que querríamos haber postergado.
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