De que nuestra región  vive una crisis hospitalaria, eso no cabe duda.  Los dos grandes centros, Hospital San juan de Dios de La Serena y Hospital San Pablo de Coquimbo, poseen cerca de 300 camas cada uno, lo que es insuficiente. En nuestra región tenemos una tremenda brecha de camas, a nivel mundial el promedio son 2,9 camas por mil habitantes, mientras que en nuestra región, el promedio es 1,1 por 1000 habitantes, totalmente insuficiente. Tampoco  olvidar la carencia de camas de unidades críticas.

Esto se traduce en pacientes hospitalizados en el servicio de urgencias por largos períodos, prolongación de lista de espera de pacientes quirúrgicos  y menor capacidad de resolutividad, entre otros.

Histórica es la discusión si deberíamos tener un solo hospital regional, o tener un hospital en cada comuna, con alta capacidad resolutiva y mayor número de camas.

Mas allá de las utopías, en este tema debemos ser pragmáticos, considerar factores como la idiosincrasia de cada nosocomio y las necesidades y expectativas tanto de pacientes como de funcionarios.

El  Centro Diagnóstico Terapéutico, CDT, se encuentra con un avance de construcción de  cerca del 6%, y tenemos nuestras esperanzas que tenga capacidad de absorber buena parte de la demanda asistencial ambulatoria.

Personalmente, me inclino por la opción de tener dos grandes centros asistenciales, la Serena y Coquimbo, que se complementen, enfocados en la atención cerrada, es decir solo pacientes hospitalizados, y trasladar la atención abierta al CDT de la Serena, con lo anterior podríamos aumentar la complejidad e infraestructura de cada hospital, respetando la historia y tradición de cada hospital.

La política en red asistencial de salud deben ser visionaria, adelantarse en años y pensar en el número y las necesidades que tendrá nuestra población.  Es un desafío y sabemos que no es fácil. Esperamos que nuestras autoridades estén a la altura. 

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