Después de discutir de manera prolongada el día domingo con mi director, Alex, llegue a la conclusión de que el título es amarillista en casi su totalidad. Pero eso no es lo que me compete para escribir esta humilde columna de opinión, sino más bien me trae una reflexión que hice después de ver el show de Revolución lucha libre.

Luego de ver un show con un carácter tan familiar, hice un poco de memoria, y me fui a un lugar recóndito de mi memoria, al recordar otras escenas de empresas de luchas con un tinte más familiar y a la vez para niños.

Lo digo porque al final del día la lucha libre, a pesar de que muchos creen lo contrario y no comparten mi opinión, no debe ser 100% violento y completamente distorsión. Pero ¿que sería del deporte que vio crecer a Ric Flair si no contáramos con ese pequeño espectador? Yo creo que realmente muy poco, debido a que ese es el motor del entretenimiento deportivo, o ¿acaso las nuevas generaciones de luchadores no vieron a sus ídolos en su momento? Por su puesto que los vieron , esa ilusión de ver al bueno y al malo debe ir evolucionando pero pensando en ese pequeño espectador tanto que van creciendo, el que ya creció y como el probablemente nuevo espectador.

Lo digo porque es un deporte familiar en todos sus aspectos, incluyendo los garabatos, las escenas violentas y el contenido sexual. Y eso se adecua según el contexto histórico y cultural que se vive en ese momento y eso no tiene ninguna anomalía, no seamos cartuchos pero no caigamos en lo burdo, porque debemos reencontrar a todos para que este deporte artístico nunca tenga final.

 

Juan Ignacio Gutierrez 

Entrevistador de "This is Awesome" 

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