Una mujer joven, ribereña precavida, observa atentamente los pedregales aledaños al río sagrado de los diaguitas actuales. Cuando el viento terral sopla discretamente sobre las copas de pimientos rezagados. Donde la cautela de una madre va más allá del juego competitivo. A volar joven... Naida (sólo por sacarla del anonimato) ya estaba oteando al cielo vicuñense en la mañana próxima al mediodía. El sol, tal como en la mayoría de los días del año, refocila en lo alto. Es septiembre, el mes de la patria, dicen. El río viene cerrado; el terral, abierto. Mientras los perros guardianes miran de un lado a otro se oye el rìo a lo lejos. Ella insiste en mirar. Ya la primavera viene desde Chañaral pasando por toda la pueblería de Atacama y Coquimbo. Es la región de los valles, desde el punto de vista literario. Ya pasó agosto - el mes de los gatos - con los representantes de muchas vidas en un: ¡Adiós Invierno!Es que el Invierno ya es historia con juego de las canicas de greda cocida y los trompos de chañares leñosos y resecos: atractivas y dóciles las primeras; agresivos y “cucarros” los segundos. Historias de los inviernos pasados con montones de libros y revistas infantiles tales como “El Peneca”, “Billiken” y otras. Fiestas Patrias con banderas y soldados. El chileno Mario Silva Ossa, dibujante de portadas de revitas y libros, sintetizó varias veces la alegoría al mes de septiembre en décadas pasadas. La revista “Vea” de gran circulación nacional destacaba la Parada Militar en el Parque Cousiño de la capital. Aún resulta fácil acudir a las hemerotecas Pero, habíamos quedado con la cautela de una madre ante juegos competitivos y no exentos de agresividad. Cuenta que anda buscando un lugar seguro, sin postes eléctricos, para que el niño juegue al volantín. Señala, además, que su hijo es curioso y conversador. Ellos - el matrimonio - viven próximos a la ribera de la capital mistraliana. ¡Vale!
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