Un pichique atento, temporero sin tiempo, aguarda datos de bichos solitarios para boda imprevista en la fauna literaria. Cuando los folcloristas se animaban a personificar todo lo creado omitiendo, a veces, los roles fundamentales. Donde la intuición del reino animal se complementa en el ser anhelante de salvar la vida. Y la rana salió a cantar… Pichique – ni grande ni chico-, era el perrito hecho de cartón y engrudo para la marioneta de Enrique Díaz –oriundo de Chalinga, Ovalle- en el sainete “Josecito debajo del mate”; obra que representaba al torero chileno llorado por su perro. “Cuatro Remos” novela breve de Daniel Barros Grez, (Quimantù, 1971) con aventuras de un perro en el puerto de Valparaíso. Por otra parte, “Washington”, quiltro de Condorito, ya es parte para bromas y decires. - No olvidar a “Niebla”, el amigo de Heidi en los Alpes. Pero, habíamos quedado con la Boda entre bichos…poco comunes, según la recopilaciòn de Mario Baeza, “Cantares de Chile”. Dice: “La Pulga y el Piojo, pichiqui / se quieren casar y / ya no se casan, pichique, / por falta de pan./ Contesta la Hormiga, pichique/ desde el hormigal “Que se hagan las bodas, pichique / que yo pongo el pan”. / Ya no es por el pan, pichique / porque lo tenemos; ahora es el vino, pichique / ¿De dónde lo sacaremos? / El gato contesta, pichique / del medio del camino: Qué se hagan las bodas, pichique. / - ¡Yo pongo el vino!/ Ya no es por el vino, pichique porque lo tenemos, / Ahora, ¿Quién canta? Pichiqui, / ¿De dónde lo sacaremos? / Contesta la rana, pichique,/ en medio del barrial: / ¡Qué se hagan las bodas, Pichique,/ que yo pongo el cantar! “. Finalmente, un ratón (siempre que “amarren” al gato) sería el Padrino; la araña bailaría. Mientras llegan noticias de aquel perro intuitivo que salva al Moisés urbano; Baeza concluye: “Se acaba la Boda, pichique / se toman el vino, desatan al gato, pichique: / se come al padrino”.
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