Queremos compartir con ustedes una reflexión que surge a partir de los acontecimientos que se viven en Siria. En particular, este día queremos reflexionar sobre la importancia de la responsabilidad social que subyace a la creatividad, inclusive el porqué no pensar en una Ética de lo Creativo: Einstein en unas cartas difundidas por su esposa, mencionaba su profundo arrepentimiento y culpa por la creación de las bombas atómicas usadas sobre Hiroshima y Nagasaki. El científico, sabía que si bien no era su directa responsabilidad, entendía que la facilitación y aportación teórica realizadas con sus investigaciones, favorecieron la creación de estos artefactos.  A partir de la experiencia anteriormente relatada, consideramos necesario profundizar las reflexiones sobre la responsabilidad creativa, ya que en muchas ocasiones se han malintencionado las ideas originales de algunas personas, exclusivamente con el fin de dañar o conseguir objetivos individuales en desmedro del bienestar del resto de la sociedad. En un texto ya publicado en nuestra página, enfatizábamos el hecho de que la creatividad se originaba dentro del flujo y lazo social, por ende, siempre un acto o producto creativo tiene que ser pensado desde, con y para los otros.Si bien, a nivel de aportaciones tecnológicas la creación de una bomba o armas pueden representar un avance significativo en cuanto a materias de defensa, en sentido estricto no lo es, ya que suele ser muy dañino para quienes son víctimas de sus usos.La situación actual del mundo, la agitada forma en la que se construye la política y se llevan a cabo las relaciones entre las personas y estados, nos hace pensar, una y otra vez, la importancia de la responsabilidad creativa. Un acto creativo está inscrito dentro de un registro social, en donde una persona o grupo realiza una lectura histórica y circunstancial de los elementos subyacentes a su propuesta creativa, por ende, es necesario considerar que para que algo sea valorado como creativo, tiene que pasar antes por estrictos estándares éticos.El acto de crear no puede ser nunca concebido desde la individualidad o particularidad de un sujeto, debe ser éste siempre entendido dentro del mundo de las relaciones sociales, por eso se espera que cada proceso creativo sea acompañado de una fuerte carga de responsabilidad social. Como organización, el MPC defiende el derecho a crear, siempre dentro de un marco armónico de convivencia entre las demás personas y el medio ambiente.

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El MPC es una organización social autogestionada fundada por José Aybar, Nasri Lamas y Eduardo Vargas, que anhela el desarrollo y difusión de la creatividad en espacios públicos y privados. Dentro de sus objetivos primordiales está el crear y habilitar espacios sociales donde las personas puedan desarrollar su potencial creativo, apoyando las distintas formas en las que éste se puede expresar, entendiendo la creatividad como un derecho social y no como particularidad de unos pocos.

 

 

 

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