Luego de los últimos eventos donde conductores de colectivos o microbuses de la conurbación han vulnerado derechos de pasajeros o peatones, los trabajadores están en el ojo del huracán.
Los tres hechos que se denuncian han ocurrido en un lapso de tiempo breve, en el mes de marzo. Primero, el pasado miércoles seis, cuando una usuaria de un colectivo de la Línea 63 de La Serena, acusó, literalmente, haber sido sacada del vehículo por el conductor tras una discusión en la que, incluso, estuvo en riesgo la integridad física de sus hijos de cuatro meses y cuatro años respectivamente. Tras poner en antecedentes a la seremía de Transportes, la línea ordenó una investigación interna y el conductor está suspendido de sus labores.
Días más tarde, se hizo viral una discusión entre un estudiante de Coquimbo, Sebastián Vicencio, y un chofer de la empresa Liserco, quien lo insultó y le devolvió el dinero violentamente cuando el joven pagó con el pase escolar.
Y lo más grave, lo acontecido el día martes donde el joven arquitecto Alejandro Araya fue golpeado en la cabeza por el trabajador de Lisanco con un bastón retráctil, luego de una discusión.
Preocupación y búsqueda de explicaciones
En una nota publicada el día jueves por este medio, el Seremi de Transporte de la Región de Coquimbo, Juan Fuentes, manifestó su preocupación por lo que estaba sucediendo y por lo reiterado de los hechos. Aseguró que en los tres casos habían tomado acciones.
Pero a la hora de buscar explicaciones, descartó que esto se debiera a las malas condiciones de trabajo o al estrés laboral de los choferes.
Precisamente lo contrario fue lo que manifestaros especialistas como el psicólogo Gustavo Fierro, quien aseguró que esta labor entraba en la categoría de “una de las más estresantes que existen”.
“Somos nosotros los que tenemos que pagar multas, cuando nos atrasamos en las vueltas, por eso que hay que andar rápido. Y con respecto a las metas, por ejemplo, nos exigen 70 mil pesos, y si no nos da porque el día estuvo malo, quedamos debiendo y pasamos a ser deudores de ellos. Es un sistema perverso”, Miguel Tapia, dirigente conductores de microbuses.
Conductores se defienden y acusan precarias condiciones
Miguel Tapia lleva 25 años trabajando como conductor de transporte mayor. Fue presidente del Sindicato de conductores de Lincosur, y ahora lidera la Federación de Conductores de la Región de Coquimbo. Ha visto con atención y rabia los hechos de violencia que han protagonizado sus colegas, y si bien no los justifica, dice entender ciertas reacciones. “Los conductores están estresados, se levantan a las cuatro de la mañana y trabajan hasta las 11 de la noche, y nadie hace nada por regularizar esta situación”, manifiesta, contradiciendo los dichos del seremi.
Indica que llevan años reclamando a las empresas y a las autoridades de transporte, pero nunca han obtenido una solución ya que, según dice, “siempre les dan la razón a la empresas, que no quieren hacer dos turnos, para ahorrarse dinero. Nos cansamos de denunciar eso, incluso en la inspección del trabajo, pero nada”, sostiene.
“Prácticas abusivas”
El trabajador también enfatiza en los factores externos, como la congestión vehicular, y sobre todo en las supuestas “prácticas abusivas” en las que incurrirían los dueños de las máquinas, quienes los obligarían a cumplir metas en tiempo, y recaudar una cantidad específica de dinero diario, de lo contrario, “somos nosotros los que tenemos que pagar multas, cuando nos atrasamos en las vueltas, por eso que hay que andar rápido. Y con respecto a las metas, por ejemplo, nos exigen 70 mil pesos, y si no nos da porque el día estuvo malo, quedamos debiendo y pasamos a ser deudores de ellos. Es un sistema perverso”, acusó.
“Tenemos a choferes trabajando 12 o hasta 14 horas diarias en situaciones extremas, con una congestión vehicular insufrible, entonces, evidentemente que no es el mejor ambiente para desempeñarse”, Javier Plaza, dirigente conductores de colectivos.
Colectiveros ratifican mala situación laboral
Javier Plaza, conductor de un colectivo y dirigente de la Línea 21, Tierras Blancas-La Serena, asegura que las situaciones de violencia que se producen, muchas veces tienen que ver con malas condiciones de trabajo y también con las actitudes de algunos pasajeros. “Tenemos a choferes trabajando 12 o hasta 14 horas diarias en situaciones extremas, con una congestión vehicular insufrible, entonces, evidentemente que no es el mejor ambiente para desempeñarse”, precisa, eso sí, sin justificar los actos de violencia.
Además, enfatiza en las prácticas de algunos usuarios, quienes no respetan paraderos y prácticamente quieren que los dejen en la puerta de su casa. “Mucha gente se enoja si tú no los dejas a mitad de cuadra, y eso no se puede hacer porque te arriesgas a un parte, y otros que no quieren caminar media cuadra, y nos hacen salirnos del recorrido para ir a dejarlos. Todo ese contexto genera una tensión extrema. Y, lo peor, es que yo no veo solución”. 4602i
Taxistas también piden soluciones
Luis Dubó, presidente de la Asociación Gremial de Taxis de Coquimbo, no justifica las agresiones, pero sí recalca que los conductores de los colectivos y los microbuses se encuentran sometidos a una situación de estrés que es permanente. “Ellos tienen que adecuarse a las personalidades y situaciones de cada pasajero, y la gente es complicada. A eso hay que sumarle la presión por sus largos recorridos y los horarios laborales”, indica.
Dubó señala que se requieren soluciones, pese a que los hechos no afecten a su gremio, ya que nadie quiere tener violencia en las calles. “Nosotros no hemos tenido esas situaciones, pero podría llegar a pasar. Y nadie quiere violencia, ni los pasajeros ni los conductores”, precisó.
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