Vivir sin agua potable, ver cómo aumenta la discriminación hacia ellos e incluso tener que pasar hambre, son algunos de los problemas que enfrentan las comunidades gitanas de toda la región, quienes sobre todo en estos últimos meses de pandemia, han visto agudizada su precariedad.
Claro porque si bien, por ejemplo, el vivir en campamentos, en carpas forma parte de su cultura, hasta antes del Covid, lo sobrellevaban de mejor manera, sin embargo ahora la imposibilidad de generar recursos les está pasando la cuenta.
Aquello lo constatamos en la comunidad donde viven alrededor de 40 familias zíngaras, a un costado del Puente Zorrilla, en Las Compañías, La Serena, donde nos cuentan que no han podido ejercer sus trabajos habituales de compra y venta de piezas de automóviles ni comercializar sus pailas o pulseras artesanales. Es más, aseguran que las personas tienen “temor” de acercarse a ellos en el contexto de la pandemia ya que, asumen que alguno podría estar contagiado.
Los más perjudicados
El grupo etario más perjudicado de esta comunidad, que a nivel regional no sólo se concentra en Las Compañías, sino que también La Cantera y Pan De Azúcar, Coquimbo, y en sectores de Ovalle, es el de los niños y adolescentes. Aquello lo detectaron desde el Sename de la Región de Coquimbo, por lo que decidieron tomar acciones y convocar a una mesa de trabajo intersectorial con profesionales de distintas áreas e instituciones públicas, colaboradoras de la red de infancia a fin de visibilizar las necesidades de los niños, niñas y adolescentes que podrían estar viendo afectados sus derechos y garantías constitucionales.
Proyecto diagnóstico
En primera instancia, gracias a un diagnóstico realizado por la OPD de Las Compañías que ha venido realizando con ellos un trabajo desde hace años, en particular en el campamento de ese sector, se vislumbraron graves dificultades que vulneran derechos de los niños en al área educacional, acceso a la alimentación básica, salubridad pública de espacios comunes, exclusión social, pobreza, inconvenientes en el área de la salud y con la identificación legal de los menores. Todo lo anterior, urgente de subsanar.
La tarea ahora es poder detallar este diagnóstico, para trabajar en soluciones y con ese propósito fue que se reunieron en un encuentro inicial, Sename, Senda, la Defensoría de la Niñez, la Corporación Municipal Gabriel González Videla, y la Fundación para la Infancia de Coquimbo. Y se llegó a importantes conclusiones trazando los lineamientos para efectuar un plan de acción, e ir sumando a otros actores relevantes de la sociedad al compromiso con los niños gitanos que se encuentran en una situación de desprotección, siempre respetando la interculturalidad de la etnia, mediante un enfoque de derecho.
Manos a la obra
La directora regional del Sename Verónica Zárate, precisó que se está avanzando progresivamente en el diagnóstico final para tener cifras concretas que indiquen el camino respecto al trabajo que requiere abordar esta problemática “entre todos” sin interferir con la cultura de este pueblo.
“Hay una necesidad de abordar de manera intersectorial y también colaborativa, la situación de los niños, niñas y jóvenes de los campamentos gitanos de la región, particularmente del sector de Las Compañías. Esta experiencia es inédita en Chile, porque hemos buscado estudios sobre cómo orientarnos y de cómo abordar la situación de los niños y niñas gitanos y no hemos encontrado. Estamos conscientes del respeto que tenemos que tener a su cultura y a sus valores, pero sin invisibilizar las situaciones de vulneraciones de derechos a las que están expuestos y que la ciudadanía nos hace ver y nos exige trabajar de manera mancomunada”, expresó Zárate.
Desde adentro
Desde la OPD de Las Compañías, Flaviano Aguilera, coordinador, explicó que hasta el momento se han detectado carencias, pero han visto disposición en los padres a que las distintas entidades puedan intervenir, lo que requiere, por supuesto estar permanentemente cerca de ellos.
“Así como hay falencias y necesidades, también hemos encontrado factores protectores, aspectos positivos como la adherencia a las intervenciones. La comunidad está llana a tener acercamientos con algunas instituciones, y lo que es más importante aún es que los niños tienen habilidades sociales bastante desarrolladas y una personalidad extrovertida. Insisto, son personas que tienen algunas carencias que han hecho que sus vidas sean difíciles, pero siguen siendo ciudadanos chilenos”, enfatizó el encargado de la Oficina de Protección de Derechos.
En el puerto
Gloria Mieres, presidenta Fundación para la Infancia de Coquimbo, puso el acento en continuar con el trabajo en conjunto e intersectorial, tal como se acordó en el primer encuentro, para concretar rápidamente una radiografía pormenorizada de la problemática de los menores gitanos.
“Vamos a seguir trabajando y visualizando las necesidades de siete familias de los campamentos gitanos que están en el sector de Pan de Azúcar. Estamos trabajando con ellos el tema asistencial, pero también educacional y de contención, sobre todo en este período de lluvias y de pandemia, haciendo todas las redes para que estas familias puedan acceder a beneficios sociales y también por el tema del agua potable y de la basura”, especificó.