• En la actualidad, Rubén vive junto a su esposa y a sus dos hijas. Se reinsertó en la sociedad y logró formar una familia.
Las autoridades han reconocido en reiteradas oportunidades que la reinserción social es una cuenta pendiente. Así lo ratifica Rubén Pastén, quien estuvo cuatro años en la cárcel de La Serena, pero que hoy está ad portas de titularse, trabaja y formó una familia. El hombre, enfatiza en el fuerte prejuicio que hay en contra de personas que han vivido situaciones como la suya, lo que obstaculiza la rehabilitación y aumenta la reincidencia por falta de oportunidades.

La reinserción social de las personas que salen en libertad tras haber estado en la cárcel es una deuda pendiente en Chile, y así lo han reconocido las propias autoridades. Pese a los esfuerzos, todavía no se logra concientizar a la población en términos de dar oportunidades a los ex internos, y tanto el prejuicio como la estigmatización continúan estando presentes.

Y claro, existen malos ejemplos. Gente que obtiene beneficios, reincide una y otra vez, y que no tiene intenciones de volver a ser útil a la sociedad. Sin embargo, están los otros, quienes aunque pasaron años tras las rejas, se equivocaron, pagaron y lograron salir adelante, contra viento y marea.

Este es el caso de Rubén Pastén, de 37 años, cuyo pasado está marcado por la delincuencia, pero que hoy está a punto de titularse de una carrera técnica, formó una familia y, por lo mismo, hace un llamado a las personas a “cambiar el chip” y no meterlos a todos en el mismo saco.

UN PASADO NEGRO. “No fue algo planeado, sólo me dejé llevar por la gente con la que me juntaba, y un día, después de haber tomado, se nos ocurrió robar en un local”, cuenta Pastén, recordando la primera vez que cometió un delito.

En esa oportunidad, junto a sus amigos, se dirigieron a un recinto comercial en Tierras Blancas, e intimidaron a los dependientes, llevándose ropa, joyas y dinero.

El hombre, que por entonces tenía 20 años, no pasaba por un buen momento de su vida y el alcohol y las drogas lo tenían al borde del abismo. Fue por eso que no le tomó el peso a lo que había hecho, pero se dio cuenta de que debía recuperarse de sus adicciones, de hecho, un mes después del episodio decidió internarse en una clínica de rehabilitación. “Sabía que estaba mal, consumía alcohol, marihuana, y a veces pasta base. Me encontraba en un mundo del cual quería salir y decidí rehabilitarme, pero tuve muy mala suerte, ese mismo día me llamaron de la PDI. Pensaba que sólo me iban a tomar una declaración por el robo, pero me dejaron detenido”, relata el exinterno.

Estuvo un año en la cárcel de La Serena, pero logró salir de manera condicional, tras el pago de una fianza. Sin embargo, adentro, se encontró con una realidad que no conocía. “Lo que recuerdo fue que traté de hacer mi vida lo más normal posible, aunque era muy diferente a estar afuera. No sufrí una estadía muy mala, pero sí me acuerdo que una vez estuve en una celda de castigo, porque tuve una pelea, eso fue lo peor, pero el resto del tiempo fue tranquilo porque yo no me metía con nadie. Me porté bien en general”, dice Rubén.

UNA SEGUNDA CAÍDA

Cuando salió del recinto penal, se juró a sí mismo que nunca volvería a estar privado de libertad, pero, según relata, tuvo mala suerte.

Poco tiempo después de haber obtenido el beneficio de la libertad condicional, estando en una fiesta fue atacado por una persona, se enfrascó en una pelea y dejó con serias lesiones al otro individuo. El resultado fue que lo acusaron de homicidio frustrado. “Nunca debí haber estado en esa fiesta, sabía que había gente que tenía problemas conmigo y que estaban esperando cualquier ocasión para agredirme y así lo hicieron. Yo me defendí y se me fue de las manos. Esa vez, al día siguiente llegó la SIP de Carabineros a mi casa a buscarme para tomarme detenido. Me condenaron a cuatro años, los que se sumaron a los cinco por el otro delito, el de robo con intimidación. En total iba a tener que pasar nueve años”, cuenta.

Pero esta segunda vez en la cárcel hizo las cosas bien. Adentro, aprovechó todos los beneficios que se le dieron, aprendió algunos oficios, y, lo que más impacto ha tenido en su vida, logró terminar su cuarto medio. Se caracterizó por su buena conducta y logró salir con beneficios cuando cumplió cuatro años de condena. Y ahora sí, haría las cosas bien. “Quería salir, y pude hacerlo, sabía que esta oportunidad no me la podía farrear, aunque es muy difícil y me costó integrarme a la sociedad, porque la gente te discrimina, y mucha gente reincide por eso, porque no te dan trabajo y esas cosas, pero hay que ser perseverante”, relata Pastén.

Trabajó y logró estudiar. De hecho, dentro de un mes se recibirá de Técnico en Construcción. Sí, Rubén logró reinsertarse en la sociedad. Pero le costó, tuvo que luchar contra y todo y todos, por eso hace un potente llamado a la ciudadanía, para que dejen de lado el prejuicio y el estigma y crean en quienes de verdad quieren volver a vivir de manera honesta. “Lo que yo pido es que la gente no critique a las personas que han cometido un error y que han estado en la cárcel. Que no  sean estigmatizadas y que no metan a todos en el mismo saco. Es cierto que hay gente que no tiene la voluntad de reinsertarse en la sociedad, pero hay otros que sí, y ojalá a todos nos dieran facilidades para poder estudiar, para poder trabajar, que nos den las armas para poder reinsertarnos, eso es lo que necesitamos. No necesitamos ser apuntados con el dedo durante toda la vida”, concluye. 4601i

 

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