• Este mes se cumple un año desde que la playa perdió de vista a Bayron Varas Cuevas.
  • Amigos y familiares han arreglado el punto de espera para recibir visitantes. El recuerdo de Bayron no se ha movido del lugar.
  • Jaqueline Cuevas, madre de Bayron, esperó junto a la pareja de la joven, más de un mes sin moverse del lugar.
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
El joven de 22 años se perdió en el mar en agosto de 2018, mientras pescaba a bordo de un bote en las cercanías de Serena Golf. Su familia estuvo dos meses junto al mar esperando un rastro y a un año, no olvidan su recuerdo y buscan establecer responsabilidades en el accidente.

“Nos quedamos sin respuestas”, comentó algo resignada a El Día Jaqueline Cuevas, madre de Bayron Varas, un joven de 22 años de edad, que hace poco menos de un año desapareció en el mar, luego de que la embarcación en la que trabajaba sufriera un trágico accidente.

Fue el 27 de agosto de 2018 cuando “Kokoy”, como lo llamaban sus cercanos, se adentró en las aguas a bordo de la embarcación Irma Violeta, junto a un primo y uno de los amigos de este, para realizar labores de pesca.

Las condiciones no eran las óptimas, para empezar no tenían los permisos de la Armada de Chile para realizar esta actividad, y para su mala suerte todo sumó para el peor desenlace, pues la red de pesca se atoró en la hélice del bote, no pudieron desenredarla y se lanzaron a nadar para salir por la playa.

Todos, excepto Bayron, con casi nula experiencia en el mar pese a ser hijo de pescadores, lograron salir del agua. El joven de 22 años fue arrastrado por una ola y desde entonces no se sabe nada de él.

A un año del siniestro

Jaqueline Cuevas, su madre, aún recuerda esos días. En el pasado había perdido familiares en el mar y siempre aconsejó a su hijo buscar otro rubro y ya le había advertido que no se adentrara en la playa sin las condiciones adecuadas de seguridad, y de ahí su impotencia.

Tan pronto escuchó las malas noticias llegó junto a su hija Cindy al sector de Serena Golf para buscar a su hijo, sin embargo este nunca apareció y se quedaron más de un mes esperando junto al mar en un improvisado campamento que fueron levantando con la ayuda de residentes del sector, hasta que no quedó más opción que resignarse.

3 tripulantes tenía la embarcación Irma Violeta al momento del accidente en el mar

Fueron días duros en la playa. Pedro Varas, el padre de Bayron, no se cansó de buscar hasta el más mínimo indicio del cuerpo de su hijo por todo el lugar, junto a quienes de manera voluntaria llegaron a ayudar.

Pasando los días la búsqueda de los hombres de la Armada intensificaron el rastreo y fueron apoyadas por buzos mariscadores de varias partes del país que solidarizaron con la causa, pero nunca encontraron nada.

“Hubo negligencia”

Lo que durante meses ha sido visto como un siempre accidente, para la familia de Bayron Varas es un claro caso de negligencia, y así se han encargado sus padres de dejar claro en diferentes instancias, pues aseguran que el primo del joven, quien actuaba como capitán de la embarcación al momento de la pesca, tendría las responsabilidades.

“Nosotros creemos que no fue un accidente, fue una negligencia, porque él era dueño de la embarcación y andaban sin las condiciones de seguridad haciendo pesca de arrastre, todo ilegal”, sostuvo Jaqueline, a lo que el padre agregó en contacto telefónico que el día del siniestro habían encontrado herramientas de pesca que están prohibidas por ley, evidencias que piensan aportar para sustentar su argumento.

El jueves recién pasado Pedro Varas se reunió con el capitán del Puerto de Coquimbo, René Moraga y posteriormente concurrió a la Fiscalía. Los hechos se están investigando en instancias judiciales a través del Ministerio Público y administrativamente mediante la Gobernación Marítima. Instancias en pleno desarrollo de indagaciones.

Responsabilidades en el mar

Pero, ¿qué tan acertado es lo que indican los padres de Bayron? Contactado por El Día, el capitán Moraga explicó que la investigación que lleva adelante la autoridad marítima busca esclarecer las responsabilidades que tiene el dueño de la embarcación y cada tripulante de esta en un accidente de este tipo.

En este caso “Irma Violeta” estaba registrada en la administración marítima local y cuando hay deficiencias en las medidas de seguridad, se investigan las faltas en las que pudo incurrir el patrón, “la ley le da la responsabilidad al capitán de la nave. Se sancionan con multas y si hay casos como este, donde hay muerte y una causa civil vigente, esos antecedentes se aportan al Ministerio Público”, dijo.

“La familia se desunió toda, está todo mal, por eso me vine al sur, porque no puedo estar en casa, hay muchos recuerdos y ver sus cosas ahí me hace mal”, Jaqueline Cuevas, madre de Bayron.

A través de un secretario regional, la Fiscalía Marítima se encuentra recabando los antecedentes y por estos días, Erik Pavez, encargado de esta labor en la Región de Coquimbo, se encuentra en diligencias en Valparaíso, donde se alojan estas causas.

“Aún no hay fecha anunciada, pero dentro de los próximos meses debiese estar cerrándose la causa administrativa y a su vez esos antecedentes los pide el fiscal del Ministerio Público y ellos siguen eventualmente con el proceso penal”.

Nada es seguro aún y por el momento tendrán que esperar a que se cierren las causas y se determinen hechos concretos, pero desde la familia de Bayron confirmaron que no dejarán “que todo quede en nada”.

Una familia destruida

Hoy Jaqueline Cuevas está en Lebu, Región del Biobío, hasta donde tuvo que “escapar”, según detalla. “La familia se desunió toda, está todo mal, por eso me vine al sur, porque no puedo estar en casa, hay muchos recuerdos y ver sus cosas ahí me hace mal”, señaló.

Hace cuatro meses sus patrones se mudaron a esa ciudad y ella prefirió irse con ellos y dejar los recuerdos intactos. “Su pieza está tal cual él la dejó, no se ha movido nada”, sostiene.

Mañana vuelve a Coquimbo y sabe que deberá enfrentar nuevamente sus fantasmas. También sabe que no será fácil, porque lamenta no haber podido nunca darle la despedida a su hijo, aunque por otro lado ha sumado nuevos apoyos, principalmente en la polola de Bayron, en quien encontró una nueva hija ese 27 de agosto, la acompañó en el campamento improvisado y hasta el día de hoy no han perdido el contacto.

“La ley le da la responsabilidad al capitán de la nave. Se sancionan con multas y si hay casos como este, donde hay muerte y una causa civil vigente, esos antecedentes se aportan al Ministerio Público”, René Morada, capitán Puerto de Coquimbo.

Lo que más lamenta, asegura, es que se cortaron todas las relaciones con la familia del primo de Bayron tras el accidente. “Está todo mal, murió mi hijo y murieron todos ellos igual, no hay contacto, no hay nada”, dijo.

Pasado el tiempo, el lugar donde Bayron se perdió ha recibido por meses la visita de sus familiares, amigos y uno que otro hombre de mar que visita a uno de los suyos. Hoy el sitio se ha convertido en una verdadera gruta, llena de fotografías, recuerdos e incluso sillas y mesas, para quienes han encontrado en este lugar una forma de estar cerca del joven, hincha de Coquimbo Unido.

La familia se niega a dejar el caso en el olvido y no dejarán de mirar el mar con impotencia y con una pequeña esperanza de verlo una vez más, como si el tiempo no hubiese pasado, de la misma forma en que para ellos ese mes junto a la playa pareció “una noche muy larga”.

La angustiante espera y los protocolos

“Me gustaría que alguien viniera y estuviera todo el día y la noche acá con nosotros para ver lo que uno sufre”, relató desde Serena Golf la madre de Bayron Varas, Jaqueline Cuevas, cuando se cumplió el primer mes desde la desaparición.

La incomodidad casi la hace flaquear, pero aseguraba que “peor es la desesperación de estar todo el día y la noche mirando el mar, y que no arroje nada”. Fue ese mismo dolor de no poder ver a su hijo lo que más la convención de no moverse del lugar.

No vivían a la hora del reloj, “nos levantamos al amanecer y dormimos cuando llega la noche”, dijo, lamentando que la Armada de Chile no siguiera con una búsqueda intensiva, pasado el tiempo que establecen los protocolos.

Desde la Gobernación Marítima explicaron que las labores de rastreo contempladas en el plan de búsqueda y salvamento de personas, tienen el objetivo de salvaguardar la vida humana en el mar, por lo que al acabar las esperanzas razonables de supervivencia, estos se desactivaban y el caso pasaba a registrarse solo en los sistemas de las embarcaciones, que lo suman a sus misiones diarias y están atentos de cualquier indicio, sin embargo, no hay más búsqueda específica de la persona por mar ni tierra.

Los plazos incluso se extendieron, pero no dieron resultados positivos y en octubre la familia decidió dejar el campamento, lamentando que el apoyo se disipara y asegurando que llegarían “hasta lo último para resolver qué fue lo que realmente pasó”, dijo en esa oportunidad Cindy Varas, hermana del joven.

 

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