La problemática ha disminuido en los últimos años. Sin embargo, sigue sin una solución real. Los microbasurales, basurales, y, derechamente, vertederos ilegales en Las Compañías continúan molestando a los vecinos del sector donde vive el 40% de los habitantes de La Serena, y se toman los terrenos eriazos en medio de las poblaciones.
Para muestra un botón. El pasado miércoles un reportero ciudadano envió la fotografía de un montón de basura en medio de dos casas en un pequeño sitio baldío en calle Brasil, entre Colombia y Perú. Nuestro lector acusaba que los residuos se encontraban en el lugar desde hace tiempo y que ya habían sido foco de infecciones y plagas de roedores. Algo que, tal como corroboramos más tarde, no sería aislado.
Sitios eriazos “llaman a la basura”
Quisimos constatar esta realidad in situ, por ello fuimos a algunos puntos que dirigentes vecinales señalaron como “complejos” y fue la propia comunidad la que expresó su descontento con este inconveniente que no se resuelve.
En el Colegio San Martín de Porres, ubicado en calle Santo Domingo con Aromos, los apoderados están cansados. Así lo manifiesta Myriam Espinoza, a quien justo encontramos cuando iba a buscar a su nieta al establecimiento. Ella enfatiza en el tema sanitario, y, pese a que antes era mucho peor, indica que todavía “los niños no se pueden comer una manzana en algunos lugares, porque esto produce hediondez, moscas y todo eso. No es justo que ellos estén estudiando al lado de la basura”, asevera.
“Acá vienen a limpiar cuando es la conmemoración del primero de noviembre o alguna otra fiesta”, Nathalie Valencia, florista del cementerio de Las Compañías
Otra de las apoderadas, Katherine González, quien tiene a sus pequeños en cuarto y quinto básico en el colegio, nos acompaña al sector exacto donde se focaliza la basura. Precisa que se han realizado labores de limpieza en distintas oportunidades, pero que la gente “sin conciencia ni educación” vuelve a botar los desechos y escombros, básicamente porque el terreno detrás del colegio es amplio y se presta para que cualquiera venga a botar lo que quiera. “Mire, mire”, dice, apuntando con el dedo, enojada, los escombros que la rodean junto a una de sus hijas. “Lo más increíble es que son las mismas personas de acá las que hacen esto, que una vez generó incluso una plaga de ratones”, puntualizó.
En medio de una población
“Me gustaría ver el lugar más limpio”, dice, enfática, Silvia López, vecina, quien vive en una población con un sitio eriazo en medio de las casas, en calle Álvarez Zorrilla. Asegura que las autoridades deberían hacer algo, ocupar el espacio para que no se llene de residuos domiciliarios e infecciones. “Plazas, no sé, porque los jóvenes después las ocupan para tomar y drogarse, pero sí ocupar el lugar”, señaló.
“Asoma un vertedero”
El entorno del complejo deportivo Los Llanos es un cuento aparte. Escombros, residuos domiciliarios y basura en general rodean un sector del recinto. Allí, según nos cuenta Norman Saavedra, vecino del sector, el hedor es particularmente fétido “debido a que la gente viene a botar a los animales muertos”, precisa, y agrega que “esto deberían solucionarlo pronto porque está al lado de un lugar donde se viene a hacer deporte. Estamos dando la peor imagen como ciudad”.
En las inmediaciones del cementerio de Las Compañías, la situación es aún peor. Desde hace años que el problema viene presentándose, pero no se ha podido erradicar, pese a los esfuerzos y llamados que han hecho quienes trabajan en el lugar vendiendo flores y sienten rabia por “la falta de cultura” de algunas personas.
Pero Nathalie Valencia, dueña de un local de flores, si bien indica que el problema principal es la gente y su irresponsabilidad sostiene que el municipio “sólo viene dos veces al año, para las fiestas del primero de noviembre o cuando hay otra actividad, pero después no se ven más”, asegura la vecina.
Con la basura al lado de la casa
Fuimos también al lugar que dio origen a este reportaje, a calle Brasil, entre Colombia y Perú, y constatamos in situ lo que está ocurriendo, que afecta principalmente a la dueña de la casa aledaña, la señora Ana Malebrán, quien vive hace 40 años en el sector.
Precisa que el problema comenzó cuando la vivienda que estaba al lado se derrumbó y el sitio quedó vacío. Desde ese momento, la gente “agarró el lugar para venir a botar cosas”, indica. De hecho, en la actualidad viven indigentes. “Es bastante complejo lo que se vive porque yo con mi marido somos gente mayor y no podemos andar limpiando. Además, nos exponemos a muchas enfermedades que a esta edad pueden ser muy peligrosas para nosotros”, manifestó.
Empresas también son responsables
El alcalde de La Serena, Roberto Jacob, reconoce la problemática y también el que hace años no se haya podido solucionar. Pero asegura que el trabajo desde el municipio se está haciendo, “el problema es que todavía queda mucha gente que sigue ensuciando y que no tiene cultura. Muchas veces nosotros limpiamos y vuelven a ensuciar porque saben que el municipio va a volver”, indica.
Pero enfatiza en que no toda la responsabilidad es de los vecinos comunes y corrientes. El edil expresa que incluso hay empresas constructoras que van a botar sus escombros y residuos a lugares no habilitados para ahorrarse costos. “De hecho, el año pasado multamos a un banco que botó cheques y documentos. Lo mismo pasa con otro tipo de empresas constructoras que se ahorran dinero yendo a botar mucho más cerca”, asegura.
Desde el Departamento de Servicio a la Comunidad del municipio, el director Jesús Parra, en la misma línea, asegura que, pese a las fiscalizaciones que se realizan constantemente, la gente, tanto empresas como particulares, “no dejan esta mala costumbre de generar estos basurales. Y el gasto para el municipio es muy alto en las labores de limpieza, porque se necesitan muchas veces excavadoras, retroexcavadoras, etc… y la cantidad que retiramos es muy grande, hasta 50 toneladas en un mes”, manifiesta. 4601iR
Seremi enfatiza en riesgos
El seremi de Salud de la Región de Coquimbo, Alejandro García, pone el acento en los problemas a la salud que pueden generar en las personas estos microbasurales, “principalmente por estos vectores mecánicos, específicamente las moscas que se alimentan de sustancias en descomposición y pueden traer a la comunidad la transmisión de virus, bacterias o parásitos que pueden acarrear enfermedades”, expresó. Agrega que también es un foco para los roedores, “ya que hay alimentos en descomposición, lo que también afecta la salud”.