• En el paradero de calle Cienfuegos es donde se produce el mayor problema, ya que durante la noche todas las líneas que van hacia Las Compañías confluyen ahí.
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Andrea Cantillanes
Constatamos el problema in situ y entre la gente existe una mezcla de rabia y resignación. Los más afectados son los habitantes del sector norte de La Serena, en Las Compañías, donde vive el 40% de la población total de la ciudad. Desde el gremio de colectivos descartan mala prácticas y aseguran que mantienen la mejor frecuencia posible teniendo en cuenta la congestión. Los usuarios critican la poca coordinación frente al crecimiento urbano y demográfico, mientras desde la Seremía de Transportes indican que es necesario tomar medidas y niegan una falta de fiscalización.

Son las 21: 45 horas y llevamos cerca de 25 minutos esperando. Somos unas 20 personas haciendo fila frente al supermercado Santa Isabel, en Cienfuegos, en el paradero de colectivos de la Línea 39 que se dirigen hacia Las Compañías. Pareciera mucho tiempo, pero lo cierto es que nadie se desespera. “Estamos acostumbrados”, dice Carola, joven madre que trabaja en un local comercial del centro de la ciudad y que, junto a su hija de 9 años, debe realizar a diario la misma espera. “Casi siempre es como media hora o un poco más, una ya viene preparada, aunque igual molesta, pero, ¿a quién le vamos a reclamar?”, cuenta, mientras avanza dos pasos hacia adelante. Algo es algo.  

Detrás nuestro, Hortensia, mujer de avanzada edad que labora en un recinto de comida cerca de La Recova. Ella siente “resignación, pero no rabia”. Asegura que hay veces en que la espera no es tanta, y que el problema “es de una, por el horario. Es que yo trabajo hasta muy tarde”, manifiesta, risueña.

Y así, una decena de historias que se escriben cada tarde-noche, en uno de los sectores más complejos para tomar locomoción colectiva en La Serena, sobre todo en ciertos horarios en que la frecuencia de máquinas baja considerablemente, ya no hay micros, y retornar a casa pareciera convertirse en la tarea más difícil del día.

“Lo mismo de siempre”

“Es lo mismo de siempre”, dicen los usuarios, asegurando que el problema de las largas filas nunca se ha solucionado.

Desde hace años que ha sido un inconveniente, sobre todo para quienes se movilizan desde y hacia el sector de Las Compañías, donde habita el 40% de la población total de la ciudad.

¿Cuál es el origen? Algunos responsabilizan la falta de fiscalización por parte de la Seremía de Transportes, otros señalan que no ha existido una modernización de los recorridos de las líneas de colectivos frente al crecimiento demográfico y al aumento del parque automotriz particular. Pero también están los “mal pensados” que acusan malas prácticas de los colectiveros que simplemente desaparecerían luego de ciertos horarios para aparecer cuando sube la tarifa. Y, por otro lado, tenemos a quienes simplemente dicen, falta locomoción “ya sea colectivos o micros”. Varias tesis para un problema que hasta ahora, no tiene solución.

¿Por qué en Las Compañías?

Cierto, hay filas en todos lados. Sobre todo en la hora punta que en la tarde va desde las 17:30 hasta las 20:30, pero la gran mayoría avanza de manera normal y las esperas no superan los 10 minutos de acuerdo a nuestro reporteo en terreno. En la que se forma en la Avenida Francisco de Aguirre frente a las instalaciones del Cuerpo de Bomberos, a eso de las 20:30 suelen haber hasta 30 personas que se dirigen a la Florida o La Antena, pero con las líneas de colectivos existentes sumadas al transporte mayor, la frecuencia es más alta, por tanto, la espera más corta.

“Casi siempre es como media hora o un poco más, una ya viene preparada, aunque igual molesta, pero, ¿a quién le vamos a reclamar?”, Carola, habitante de Las Compañías.

El problema se produce para ir a Las Compañías, y particularmente en el paradero de Cienfuegos. Esto es reconocido por Patricio Rivera,  presidente de la Federación de taxis colectivos del sector, quien clarifica que sólo es en determinados horarios, generalmente después de las 21:30 horas, cuando, producto de la inseguridad y la delincuencia, las otras líneas que van a la zona sur, que tienen su paradero en el centro -como la 29; la 7; la 39; la 22 y la 45- confluyen en el mismo punto, el paradero que pertenece a la línea 39, la que tiene la flota más grande (89 máquinas según la seremía de Transportes), y la única que se mantiene en funcionamiento durante las 24 horas. “Cuando empieza a oscurecer, evidentemente que la gente se siente más insegura y se desplaza naturalmente hacia este paradero (el de Cienfuegos), por este motivo es que nuestras líneas también van hacia allá, para atender esa demanda, y esa es una de las razones para que las filas que se forman sean tan grandes”, afirma Rivera.

Evitan un mal mayor

El dirigente enfatiza en que, si bien las filas pueden ser molestas, es la única forma que existe de llevar un orden en la toma de locomoción en el actual escenario  y que están evitando un “mal mayor”. Esto, en alusión al gran problema que existe en la conurbación con la congestión vehicular, la cual aumenta cada vez más.

Vamos a las cifras. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), al año 2012 eran 161.410 los vehículos (motorizados y no motorizados) que circulaban en toda la región, de éstos, 61.861 en la comuna de La Serena y 38.670 en Coquimbo, es decir, 100.531 solo en la conurbación.

“Los colectivos del sector sur no tienen paraderos establecidos, ellos hacen rotación, toman pasajeros y se van, por eso hay menos filas. ¿Qué pasaría si nosotros hiciéramos eso? Aumentaríamos la congestión”, Patricio Rivera, dirigente colectivos de Las Compañías.

A 2017, sólo 5 años después, esta cifra se elevó a 214.286 a nivel regional, de los cuales 74.388 están en La Serena y 54.543 en la comuna puerto (128.931). Y a eso se suman las estadísticas sobre venta de vehículos nuevos, que en el 2018 batieron record, con un alza superior al 30%. Según datos de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), sólo el año pasado se llegaron a comercializar 12.083 unidades más de vehículos livianos y medianos en la región. Pero si sumamos del 2012 en adelante, las cifras indican que en la zona se han vendido un total de 74.333 automóviles más.

Bajo este contexto, dice Rivera, “sería fácil dejar de tener paraderos y se acabarían las filas”, pero el caos vial que se generaría con el actual parque automotriz sería aún peor.

Diferencia con las otras líneas

Rivera también pone el acento en la diferencia que existiría entre las líneas que van a Las Compañías y las demás. Sumadas, las 11 líneas que van hasta el sector oriente, cuentan con 527 máquinas, “las únicas con paradero propio” los cuales son pagados al municipio de La Serena, y en el caso de las líneas 2 y 38 a la administración de La Recova.  “Los colectivos del sector sur no tienen paraderos establecidos, ellos hacen rotación, toman pasajeros y se van, por eso hay menos filas. ¿Qué pasaría si nosotros hiciéramos eso? Aumentaríamos la congestión, porque, por ejemplo, si no tuviéramos el paradero de La Recova, en Rengifo, congestionaríamos calle Brasil, y así”, precisa.

Esa es una variable, pero la otra es la densidad poblacional. De acuerdo al Censo 2017, los habitantes del sector norte de la ciudad alcanzaban los 85 mil, es decir, más del cuarenta por ciento del total de personas que viven en la ciudad. “Es decir, la demanda que tenemos nosotros no es comparable a ninguna otra”, enfatiza Rivera.

Cobertura nocturna

La frecuencia de máquinas durante la noche es el principal problema según los usuarios, lo cual es del todo lógico tomando en cuenta que hay una sola línea hacia Las Compañías que trabaja las 24 horas, evidentemente la cantidad de vehículos es menos que la que circula durante el día. Pero para este público existe la alternativa de la Avenida Francisco de Aguirre, dice Rivera, desde donde salen las líneas 14 y 32. “Estos colectivos son ocupados por la gente que viene desde el sector sur, desde sus trabajos en Coquimbo, por ejemplo, es otro tipo de público que el de la 39, que es más utilizada por los jóvenes que viene del centro”, afirma.

Línea 39 extrema esfuerzos

Con todo, es la línea 39 la que tiene los mayores inconvenientes para cumplir con la frecuencia. Precisamente es esta línea la que tiene el paradero donde confluyen todos los vehículos en la noche. El trayecto que deben hacer es donde mayor congestión vehicular existe, debiendo pasar por calle Brasil, Infante, La Casas y Eduardo de La Barra, para llegar al punto donde toman a las personas. “La vuelta que tienen que hacer ellos es la más larga, y además tienen un semáforo que tampoco aporta mucho. Lo que quiero decir con esto es que si existe demora en la frecuencia es por los atochamientos que deben enfrentar en su recorrido”.

Explicaciones que no bastan

Pese a que el dirigente explica la situación, hay quienes piensan que no corresponden a la realidad. A través de las redes sociales, muchos usuarios tienen tesis mucho menos decorosas, como, por ejemplo, que los conductores simplemente desaparecerían cuando termina la hora punta. Esta hipótesis se sustenta en que de acuerdo al decreto 212 (que data de 1992) y que regula la locomoción colectiva, la Seremía de Transportes sólo puede fiscalizar la frecuencia en este horario (hora punta) cuando hay mayor flujo de pasajeros. ¿Quién supervisa entonces a los conductores fuera de este horario?, ¿Los pasajeros quedan en tierra de nadie? Para la usuaria Clara Rosales, sí. “Ahí es terrible, porque los colectiveros se van a tomar té hasta que pueden subir el precio. Pasa uno que otro, y aparecen mágicamente después”, relata la vecina, a quien también encontramos en la fila de Cienfuegos, cerca de las 22:00 horas. “Hacen lo que quieren y nadie hace nada. La Seremía nunca ha venido acá a fiscalizar”, concluye.

Tomando el reclamo

El Seremi de Transportes de la Región de Coquimbo, Juan Fuentes, admite la ley los limita respecto a la fiscalización de la frecuencia que se circunscribe sólo a un horario determinado, pero descarta que los pasajeros queden “en tierra de nadie”, ya que igualmente se supervisa pero con una exigencia de frecuencia menor, todo dependiendo de la línea. “Ahí apelamos a la responsabilidad de las líneas de colectivos, que tiene una labor establecida con nosotros y con la gente”, indica el seremi.

“Cuando no estamos en horas punta, apelamos a la responsabilidad de las líneas de colectivos, que tiene una labor establecida con nosotros y con la gente”, Juan Fuentes, seremi de Transportes de la Región de Coquimbo.

El dirigente Patricio Rivera, asegura que la gente que comenta que los colectivos “desaparecen” no está informada ya que todos los vehículos que van hacia Las Compañías cambian el precio recién a las 23:00 horas, cuando ya no se producen las largas filas.

Lo cierto es que en nuestro reporteo pudimos corroborar lo que dice el dirigente, en el sentido de que ya pasadas las 22:30, la demanda por locomoción baja considerablemente. Eso sí, personas en solitario continúan llegando en busca de locomoción, la que a veces no encuentran, pese a que la frecuencia, al menos de la línea 39 debería ser permanente. 

¿Faltarán fiscalizadores entonces para que puedan corroborar o desmentir esta situación? Para el presidente de la Agrupación de Usuarios del Transporte de la región, Felipe Barraza, definitivamente se está al debe en esta materia, ya que, asegura, la Seremía de Transportes, no tiene a los funcionarios suficientes para realizar esta labor. “La última vez que consultamos, tenían 10 fiscalizadores para toda la región”, asegura Barraza.

Consultado, el seremi Fuentes admite que son pocos, pero que se coordinan para hacer lo mejor posible, aunque, hay situaciones que escapan a su control. “Por ejemplo, el que todos los colectivos que van a Las Compañías se aglutinen en un solo sector, no nos ayuda mucho”, precisa el seremi.

Aumentar flotas: ¿una solución?

El parque automotriz para los vehículos que prestan servicio de transporte está congelado, por lo que no puede aumentar. Y si esto se suma a una mala coordinación de las líneas de locomoción, el resultado “es caos vial y largas filas”, según cree Felipe Barraza, de la organización de los usuarios del transporte.

527 máquinas en 11 líneas de colectivos son las que van hacia Las Compañías, para una población de 85 mil personas.

El dirigente asegura que ni las autoridades ni las empresas de transporte urbano se han adecuado al crecimiento de las ciudades, ya que continúan con los mismos recorridos, pero ahora con tramos mucho más largos debido a que se deben abarcar más sectores. “No ha existido la capacidad de crear nuevas líneas de colectivos, para los sectores nuevos. O más transporte mayor. Es decir, no hay planificación frente al crecimiento demográfico en general dentro de la conurbación”, critica.

Pero el Seremi de Transportes sí ha considerado la alternativa de aumentar flotas, ya que en algunos sectores de La Serena (no necesariamente de Las Compañías) se ha detectado una escasez de locomoción. Se trata de Caleta San Pedro, El Olivar y Colina El Pino.

Al estar congelado el aumento de vehículos, dice el seremi, la fórmula sería recurrir a la ley que permite más automóviles de manera excepcional, si se justifican plenamente las necesidades, pero no creando más líneas de colectivos, sino que permitiendo incrementar la flota a las líneas ya operativas.

En este punto surge una nueva interrogante. ¿Es pertinente aumentar la cantidad de vehículos con el actual problema de la congestión? Al respecto, el Seremi Fuentes es claro. “Quienes generan los tacos no son los automóviles de la locomoción colectiva, sino los particulares”, consigna. Sustenta su argumento en que en un colectivo se trasladan cuatro personas, mientras que en uno particular, muchas veces sólo va un individuo a bordo, el conductor.

El transporte mayor cada vez más resistido

Hasta ahora hemos hablado sólo de los colectivos y no de las micros, por una razón: el problema de las filas se produce durante la noche, cuando el transporte mayor ya no sigue funcionando. Según el seremi de transportes, si aumentaran su extensión horaria también mitigarían las largas esperas. Pero lo cierto es que la gente está cada vez más reticente a utilizarlas, y muchas veces incluso prefiere esperar antes que tomar una micro.

Factores como la mala calidad del servicio, han sido determinantes en este sentido. Es por esto que Juan Fuentes indica que están invirtiendo para mejorar las prestaciones y este año el Gore dispuso de un presupuesto de 2.400 millones de pesos que sirvieron para renovar 136 máquinas.

¿Pero estarían dispuestos a extender sus horas de operatividad? Jorge Galleguillos, presidente y representante legal de la asociación gremial de microbuses Lincosur, no descarta esta posibilidad, siempre y cuando se den las condiciones. Reafirma el hecho de que la gente ya no toma locomoción en ciertos lugares debido a la inseguridad y pide que se les otorgue un paradero en Cienfuegos –mismo lugar donde se aglutinan las líneas que van hacia Las Compañías- para poder operar al menos hasta las 23:00 horas. “Esto ya lo estamos conversando con el Seremi y vemos buena disposición”, sostiene.

Seguimos haciendo fila

Se podría pensar que esta sería la salida más concreta. Sumando y restando, el resultado debería ser: más micros=menos espera. Pero lo cierto es que no se sabe si sería así de simple. Allí, en la fila casi a las 22:00 horas, fuimos testigos de cómo, pese al largo tiempo parados esperando locomoción, la gente  vio pasar a dos micros y muy pocos se subieron. Carola junto a su hija, la señora Hortensia, y también doña Clara, vecinas de Las Compañías prefirieron seguir esperando un colectivo.

La valoración hacia el servicio prestado por los microbuses claramente es negativo, sobre todo cuando vemos hechos de violencia protagonizados por choferes como los que han tenido lugar durante los últimos días. “Hay que seguir esperando nomás”, dice Hortensia, mientras llegan dos colectivos casi al mismo tiempo y la fila se desahoga tras casi media hora. Ahora somos menos, pero no sabemos cuándo pasará el próximo vehículo, por lo pronto, debemos continuar en el paradero

La ilusión del tranvía

Desde hace años que la ilusión de un tranvía que una a la conurbación está patente, y si se pudiera extender hasta Las Compañías, claramente sería la solución para los atochamientos y para las largas esperas de locomoción. Pero no hay nada concreto además de las promesas. Pese a que poco antes del término del anterior gobierno el entonces ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga aseguraba que solo restaban algunos detalles para su licitación. Sin embargo, eso ha sido desestimado por el actual gobierno, desde donde han expresado que faltan aún algunos estudios. “Está en desarrollo pro concesiones del MOP y se están realizando los estudios para que pueda pasar a otra etapa, pero entiendo que esos estudios aún no han sido terminados”, precisa el seremi de transportes, Juan Fuentes.

 

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