“Respecto al tema de Cox, específicamente, no me puedo referir”, es la primera frase que comenta Manuel Hervia, quien habló en exclusiva con diario El Día, rompiendo el silencio obligado que ha mantenido durante siete años, en los que no ha conversado con medios de comunicación.
Pero a través de intermediarios, se ha conocido de la compleja situación que enfrenta, por haber declarado ante Charles Scicluna, enviado papal a Chile para investigar los casos de abuso sexual cometidos por parte del clero.
Hervia solicitó una audiencia privada con Scicluna, donde reveló detalles de lo que presenció en 1992 en el Arzobispado de La Serena, cuando encontró a Francisco José Cox manteniendo relaciones sexuales con un joven.
Pacto de silencio
Esa situación “más un sinnúmero de casos de abusos que le fueron informados lo llevaron a denunciar” los hechos al obispo Carlos González Cruchaga, presidente de la Conferencia Episcopal de la época. Sin embargo, según señalan hoy integrantes del clero, el estatus de Cox dentro de la Iglesia y su cercana relación con el cardenal Francisco Javier Errázuriz, llevaron a que se hiciera caso omiso a las acusaciones y, es más, se le protegiera.
Tras estos hechos, el propio Cox habría utilizado su influencia para decirle en la cara a Hervia: “No te que quiero más en La Serena”, y el padre Manuel, tras algunos meses de incertidumbre respecto a su futuro, tuvo la oportunidad de ir a trabajar a Colombia, donde además estudió y obtuvo el título de Doctor en Derecho Canónico.
“Si salgo de Santiago, se me haría un daño, porque trabajo atendiendo hospitales, me gusta atender enfermos, me saco la mugre. Además, tengo a mi padre anciano al que tengo que atender, entonces sería muy triste tener que irme de acá”, Manuel Hervia, sacerdote.
El retorno a Chile
Cuando retornó a Chile, a La Serena, el arzobispo era Manuel Donoso, con quien Hervia mantuvo una tensa relación, que los llevó a enfrentarse públicamente y que terminó con el sacerdote fuera de la arquidiócesis.
El padre Manuel recaló en la diócesis de Santiago, donde fue recibido nada más y nada menos por el cardenal Errázuriz y Ezzati, fue éste último quien le hizo firmar un contrato, en el que se le dijo “si quería mantenerse trabajando en Santiago y ayudando a su madre que se encontraba enferma”, estaba obligado a no referirse nunca más al exarzobispo de La Serena Francisco José Cox, lo que respetó, salvo por el encuentro secreto que tuvo con Scicluna el año pasado.
En la actualidad, y tras haber sido acusado de violación en contra de nueve niñas en el 2011, siendo absuelto cinco años después, tanto por la justicia canónica como la ordinaria, luego que el Ministerio Público no pudiera acreditar ningún delito, ha logrado reinventarse en el sacerdocio, en la Región Metropolitana, donde, dice, “me encuentro bien, tengo tres hospitales a cargo, y hace poco me nombraron nuevamente capellán de la posta central”, cuenta.
Por esto, no se explicaría que Ezzati, lo quiera sacar de su cargo, según fuentes al interior del clero, “por haber declarado contra Cox, porque en su minuto le dijeron que si lo hacía, se tenía que atener a las consecuencias”.
“Si salgo de Santiago, se me haría un daño, porque trabajo atendiendo hospitales, me gusta atender enfermos, me saco la mugre. Además, tengo a mi padre anciano al que tengo que atender, entonces sería muy triste tener que irme de acá”, se lamenta Manuel Hervia.
Cabe señalar que Hervia, en ningún momento de la conversación hizo alusión a Cox, ni tampoco a Ezzati, sino al drama que vive ante la posibilidad de perder su trabajo, sin embargo, aclara que en caso de ser solicitado en el marco de las investigaciones que se llevan a cabo contra el exarzobispo de La Serena “no podría negarme a declarar, porque tengo que cumplir con la ley, e iría de inmediato”, precisó.
Testigo clave
Manuel Hervia vuelve a escena en plena investigación del caso Cox, en la que ya se están realizando las indagatoria por parte del juez Christián Le-Cerf, y en la que el sacerdote también podría ser citado a declarar, sobre todo por haber sido el primer integrante del clero en denunciar a Cox, y, presuntamente, conocer detalles de otros casos cometidos en La Serena durante esos años.