“A mí me gustaba mucho la escuela, porque estaba aprendiendo las letras y a sumar y a restar. Cosas así, que es lo que necesito, porque imagínate que voy a vender algo y no sé sumar, la gente me va a hacer tonta y voy a perder”. Con esta frase, una de las niñas que hoy vive en el campamento gitano de Las Compañías, Leslie, dejaba en claro el día miércoles, cuál era el anhelo de gran parte de la treintena de niños que habitan el lugar, a un costado del Puente Zorrilla, en La Serena: ir al colegio, o al menos, dejar de ser analfabetos.
El deseo, según pudimos constatar en nuestra visita al campamento, es generalizado. Los padres de los pequeños que por distintas razones no están enviando a sus hijos al colegio, aseguran que les gustaría que ellos tuvieran mayores oportunidades, “quizá no para estudiar una carrera en la universidad después, pero sí para aprender a moverse en el mundo”, indicó la Gitana Sandra Nicolich.
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“Hay que ser francos. Aquí, los niños gitanos llegan con suerte hasta octavo básico para aprender a leer y algo de matemáticas. Ellos no van a ser ingenieros ni cosas así, pero necesitan saber para poder hacer los negocios. Y las niñas que se dedican a las labores de la casa tampoco pueden ser analfabetas. Yo no sé leer, pero no quiero que mis hijas sean igual”, expresó Sandra a Diario El Día mientras recorría el campamento.
Recuerdo de la escuelita
Ella es una de las habitantes del campamento que ya vivía en el lugar cuando en el 2013 comenzó a operar una pequeña escuelita, la cual en su momento fue la solución para cerca de 50 niños gitanos, pero que lamentablemente dejó de funcionar, y en la actualidad, tras seis años, las instalaciones se encuentran totalmente deterioradas ya que una familia ocupó las dependencias para vivir luego que perdieran su carpa, y además, instalaran allí su negocio de compra y venta de vehículos.
Una segunda oportunidad
Muchas son las razones que se esgrimen respecto a por qué el proyecto dejó de funcionar. De hecho, los concejales por La Serena Felix Velásco y Robinson Hernández, aseguran que no se sostuvo debido a que los mismos niños dejaron de asistir. Por su parte, desde Desarrollo Social, el Seremi Marcelo Telias, aseguró que la iniciativa se pudo llevar adelante en su momento gracias al Fondo Chile Compromiso de Todos, pero su ejecución llegó a su fin.
Sin embargo, más allá de los errores cometidos, la necesidad sigue latente, y la ganas de aprender por parte de los niños también. En este sentido, el alcalde de La Serena, Roberto Jacob, aseguró que volverán a intentar implementar el recinto, pese a que conoce los riesgos y “lo inconstantes” que pueden llegar a ser los habitantes del pueblo zíngaro.
“Es lamentable que la iniciativa haya terminado como terminó, pero esto tiene que ver mucho con la cultura de ellos. Hay muchos que son nómades, vienen y se van y dejan botada la escuela”, expresó el edil, quien pese a ello manifestó que no se puede vulnerar el derecho de estos niños a recibir educación, por lo que insistirá.
“Nosotros ya hemos analizado el tema, y ahora, con la Corporación Municipal vamos a ver volver a implementar la escuelita. Es un compromiso para el próximo año. Yo me voy a poner las pilas para volver a poner en valor la educación de estos niños, porque si no, después terminan en temas que no son los mejores, como las drogas y la delincuencia, y nadie quiere que eso pase”, sostuvo el edil.
Trabajo mancomunado
Pero el edil asevera que requiere de fondos y un trabajo mancomunado con otras entidades para volver a concretar esta posibilidad. Por lo mismo, dijo que volvería a hablar con Desarrollo Social para obtener fondos, y que además era necesario realizar los trabajos por intermedio de Sename y el Ministerio de Educación.
Consultados, en el Sename están conscientes de las necesidades de los niños gitanos, y se abren a trabajar junto al municipio por estos menores, tal como lo han venido haciendo. De hecho estuvieron en la gestión de la escuela en el 2013.
“Hemos tenido experiencias desarrolladas en la comuna de La Serena, a través de nuestras oficinas de protección de derechos y con el respaldo del municipio local, donde se han implementado escuelas y aulas en los mismos territorios donde habitan niños y niñas, para propiciar nivelación de estudios. Dichas experiencias han abierto caminos en materias de inclusión, aunque no han prosperado como hubiésemos querido”, indica la directora (S) del Sename, Patricia Alfaro.
Al igual que Jacob, pone el acento en que no se puede vulnerar el derecho a la Educación de los niños que pertenecen a esta cultura, por lo que los espacios de inclusión, en este caso el colegio, se hacen urgentes.
“Hoy, el derecho a la educación es un derecho que es propiciado para todo niño o niña, sin excepción. Por ello, estamos desarrollando un trabajo colaborativo con la Corporación Municipal Gabriel González Videla, a fin de generar espacios educativos de inclusión que se adapten a las necesidades de nuestros pequeños (…) Actualmente OPD (Oficina de Protección de Derechos de Infancia) Las Compañías se encuentra gestionando un operativo social de salud dirigido a la población gitana de este sector, en conjunto con Senda, Carabineros de Chile, Delegación Municipal de Las Compañías y otros programas de la red”, aseveró.
Compromisos
Jacob hace un llamado a los gitanos. Asegura que de su parte cumplirá el compromiso, pero necesita que ellos también se comprometan con el proyecto. “No podemos quedar a mitad de camino como la vez pasada. Ahora, ellos, principalmente los padres, lo tienen que hacer por sus hijos, y tienen que mostrar que de verdad quieren lo que nos están pidiendo”, concluyó.