El periodista Alberto Casanga Wilson debe de ser una de las pocas personas de esta zona que presenció el eclipse total de sol que se produjo la tarde del 12 de octubre de 1958 y que pudo apreciarse entre Curicó y Santiago.
Por circunstancias del destino, Casanga Wilson se encontraba en la capital en ese año, ya que estudiaba en la Universidad Técnica, hoy Universidad de Santiago de Chile, USACh, y trabajaba haciendo clases en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile cuando se produjo el fenómeno y recuerda que fue un acontecimiento que nunca más se le borró de su memoria, a pesar que en esa época no existía el nivel de comunicaciones que existe hoy y que mucha gente ni siquiera sabía que ese día habría un eclipse y los pilló de sorpresa.
Recuerda que “estaba en la comuna de La Cisterna en casa de un amigo y allí me tocó ver algo muy extraordinario que me quedó siempre grabado, que se produjo un estado muy especial de las personas, también el comportamiento de los animales y de los pájaros durante el máximo del eclipse, que es justo lo que va a ocurrir ahora. Hubo un momento en que algunas personas se desesperaron y tuvieron diferentes reacciones y yo creo que algo así puede ocurrir ahora”.
Casanga dice que si bien la efervescencia no era como la que se está viviendo acá, porque las comunicaciones no eran las mismas, sí había mucha expectación.
“Yo estaba con un grupo familiar que no era el mío, pero estábamos ahí expectantes. En ese tiempo no existían los lentes especiales que hay ahora, sino que se utilizaba un trozo de vidrío empavonado con el humo de una vela, lo que ahora está prohibido, pero era de uso más corriente y nadie se preocupaba del daño que podía producir a la vista como es ahora”.
Experiencia inolvidable.
Alberto Casanga, insiste en que se trata de una experiencia inolvidable, “cuando en esa época tenía unos 23 años, hoy tengo 84 y quedó todo grabado en mi memoria. Me impactó y me quedó grabado, especialmente porque las personas tuvieron distintas reacciones”.
“Se produjo un estado muy especial de las personas, también el comportamiento de los animales y de los pájaros durante el máximo del eclipse”, Alberto Casanga Wilson, periodista.
Para esta segunda oportunidad en que podrá ver un eclipse total de sol Casanga menciona que “espero recibirlo con más tranquilidad, porque no sé qué reacciones pueda haber, pero a las personas hay que advertirles porque esto puede producir algún efecto en el comportamiento”.
Otro recuerdo que tiene grabado es que las aves, especialmente los pájaros se refugiaron en los árboles cuando comenzó a oscurecerse, pero tras el retorno del sol, volvieron a volar por los alrededores y a cantar.
Igual señala que en la actualidad la gente está más preparada, más informada y en esta zona incluso se le saca un buen provecho turístico, lo que no ocurrió en 1958 en la capital, época en que la capital no tenía más de un millón de habitantes.
Supersticiones.
Además recuerda que muchos sintieron temor incluso después que pasó el eclipse, ya que corrieron rumores de hechos que podrían ocurrir post eclipse, que en su mayoría eran supersticiones. “Que podía haber temblores, terremotos, maremotos, porque en esa época no se hablaba de tsunami”.
De todas formas dice que no hay que sentir temor ante este fenómeno de la naturaleza que les quedará grabado para siempre, porque se trata de un hecho realmente excepcional y sugiere que debe aprovecharse positivamente este suceso. 1601.
Eclipse de 1958
En 1958, el Observatorio Astronómico Nacional daba así cuenta de lo que ocurriría, señalando “a la consideración de las personas interesadas el cálculo de las circunstancias y épocas del eclipse total de sol que ocurrirá en las últimas horas de la tarde del domingo 12 de octubre de 1958. Si las condiciones meteorológicas son favorables, será visible como total para los habitantes de una faja comprendida entre Curicó y Santiago y cuyo eje pasa por la ciudad de Rancagua. Para el resto del país el fenómeno será visto como parcial”.