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El Día
Los problemas que generan los tags, tanto en La Serena como en Coquimbo no dan tregua. Particularmente en la capital regional mantienen en permanente deterioro al casco histórico, mostrando la peor cara del patrimonio, por lo que el edil Roberto Jacob asegura que llegará hasta las últimas consecuencias en los casos conocidos recientemente, además de retomar las campañas junto al sector privado.

Están en todas partes. Frente a nuestras narices; en la puerta de nuestras casas, en nuestras calles, en nuestras esquinas, en nuestras avenidas. Son lo que comúnmente llamamos rayados o tags que continúan siendo un problema sin solución tanto en La Serena como en Coquimbo, y que afectan de manera particular a los sectores patrimoniales de la zona.

Mucho se ha escrito del tema. Tanto que pareciera ser aburrido, peligrosamente aburrido. ¿Será porque nos estamos acostumbrando al problema? Aquella es una interrogante que no podemos responder, sin embargo, la situación sale una vez más a la palestra luego que el pasado martes, durante la madrugada, dos individuos fueron sorprendidos realizando rayados en el casco histórico de La Serena. ¿El lugar afectado? Un muro y la escalera del edificio del Instituto de Previsión Social (IPS), ubicado en calle Balmaceda con Avenida Francisco de Aguirre.

Pensaron que pasarían desapercibidos, ya que no contaban con que quedarían registrados plenamente por las cámaras de seguridad del municipio, lo que propició su detención por parte de Carabineros.

Impactante realidad

No se trata de un hecho aislado, claramente. Y para muestra un botón. Pese a que ningún sector se salva, en particular, basta con hacer un breve recorrido por el centro de La Serena para darse cuenta de cómo estas acciones vandálicas han ensuciado la ciudad y deteriorado la zona típica que comprende el perímetro de Pedro Pablo Muñoz, Cirujano Videla, Justo Donoso y Amunátegui, siendo una de las más extensas del país.

Murallas grabadas con cualquier tipo de tinta, lo que esté a la mano. Desde plumones, spray y pintura común y corriente. Todo sirve para poner la firma en aquel espacio cuyas fachadas coloniales están plagadas de rayados.

Comerciantes y ciudadanos piden soluciones

“Es increíble cómo una ciudad tan bonita, está dominada por estos tipos que hacen cosas tan horribles”, dice Marta Zárate, propietaria de un local del centro de La Serena, cuyo muro ha sufrido acciones de vandalismo en dos oportunidades. “Tuve que gastar de mi bolsillo nomás para pintar de nuevo, porque, ¿a quién le voy a reclamar? Si el municipio mismo no ha podido solucionar esto”, sostiene Zárate, quien ya sabe que debe considerar dentro de sus gastos mensuales entre 60 a 130 mil pesos por concepto de limpieza de fachadas.

Y no sólo los comerciantes se ven afectados. El ciudadano de a pie, el serenense que transita día a día por la comuna también ve con impotencia cómo se ensucia la ciudad. “Es lamentable venir aquí, al único consultorio que hay en el centro y encontrarse con esta imagen tan fea. Además que es un sector donde pasa tanta gente. Creo que hay que mantenerlo más bonito, pero cuando lo limpian, al otro día ya lo rayan de nuevo”, dice Susana Riveros, usuaria del Cesfam Emilio Schaffhauser, donde las paredes exteriores suelen ser las peores víctimas de los tags.

¿Por qué es tan difícil dar con los responsables?

Cierto, el pasado martes todo funcionó a la perfección, coordinadamente, y se pudo captar a los autores de los rayados para luego detenerlos, pero no siempre es así, ya que se tienen que dar una serie de condiciones para detener a los individuos que cometen el ilícito. Por ley, Carabineros sólo puede intervenir cuando el sujeto es sorprendido en flagrancia, es decir que esté rayando y, en segundo lugar, cuando alguien efectúe una denuncia para que se pueda iniciar una investigación. A decir verdad, la mayoría de las veces no se da ninguno de estos casos.

Tolerancia 0 en La Serena

Es por ello que desde el municipio de La Serena han decidido aplicar una política de Tolerancia 0 a los rayados, intentando que se logre la detención inmediata por parte de la fuerza policial con quienes trabajan coordinadamente a través de las cámaras de vigilancia, e interponiendo denuncias en todos los casos. “No vamos a dejar pasar más este tipo de hechos. Ya basta”, manifiesta enfático el edil Roberto Jacob, quien asegura que, si bien en algún momento estuvieron dispuestos a efectuar “perdonazos”, o a que los sujetos pagaran con medidas más leves, ahora no. “Vamos a aplicar todo el rigor de la ley, ya tenemos a tres personas identificadas y día martes vamos a presentar las querellas contra ellos en la Fiscalía. No vamos a aceptar advenimientos, ni ningún tipo de arreglos, lo que nosotros queremos es que paguen para que les duela, y si tiene que pagar con cárcel, así será”, precisa el alcalde.

El edil coincide con que “estamos mostrando la peor cara nuestra, no sólo a los turistas, sino a la gente misma que vive en La Serena y eso no puede ser”, enfatiza.

De todas formas, Jacob indica que paralelamente al tema de la vigilancia y seguridad con la que se pretende identificar y castigar a los involucrados, como municipio no han dejado de lado el trabajo con las cuadrillas conformadas especialmente para la limpieza de los rayados en el casco histórico. Eso sí, le parece injusto que la casa edilicia deba estar gastando recursos por este tipo de acciones. “No sólo por los rayados, sino también por las pegatinas que hacen, con anuncios de diversas actividades. No puede ser que nosotros tengamos que estar corriendo con todos los gastos para pintar, y ahora se le suman estos papeles que ponen algunos, pensando que la ciudad es un diario mural”, consignó.

Altas penas y multas

Pero, ¿qué implica llegar “hasta las últimas consecuencias” como lo asegura el alcalde Jacob? Según explica la abogada experta en Derecho Penal, Pía Bustos, el delito de “rayados” no está tipificado, por lo que este tipo de acciones son sancionables bajo el ilícito de “daños” de acuerdo al artículo 485 del Código Penal. “Dependiendo del lugar y del valor de la especie que ha sido dañada (muro, casa, rejas) existen multas aplicables que empiezan en las 11 UTMs”, sostiene. Pero las penas aumentan si el rayado se realiza en sectores patrimoniales, como en el casco histórico de La Serena, ya que aquí se aplica la ley  17.288 de Monumentos Nacionales. “En estos casos, la pena iría desde 541 días de presidio menor en su grado mínimo y multas que van desde las 50 hasta las 200 UTMs”, afirma la profesional, dejando claro que, si el municipio pone “mano dura”, los responsables de estos hechos lo podrían pasar muy mal.

En busca de espacios e identidad

El delito existe y no se puede refutar, pero hay quienes postulan que el problema podría abordarse de manera más integrativa y no sólo con sanciones legales, ya que muchas veces obedece a una necesidad de expresión de algunos jóvenes, según explica el sociólogo de la Universidad Central, Pascual Cano. “Hay dos maneras de ver el tema. Uno tiene que ver con el acto vandálico en sí mismo, que desde luego bajo el ordenamiento legal, corresponde aplicar sanciones, y la otra forma es ver la necesidad que tienen algunos jóvenes de pertenecer a un grupo, algo que logran dejando este tipo de marcas, porque esto les otorga identidad. Es decir, si yo dejo mi firma, mi tag, existo, si no lo hago, no me valido frente al grupo en el que quiero estar”, indicó el profesional.

Desde el Injuv, la coordinadora regional Loreto Santiagos, hace la diferencia entre lo que es un rayado que se realiza con el mero fin de hacer daño y la necesidad de expresarse que tendrían algunos jóvenes. Frente a ello, llama a quienes realmente quieren manifestarse de manera sana y autorizada a que “lo hagan en los espacios que correspondan”. El problema, asegura, es que no siempre existen estas instancias. “Ahí es donde instituciones como nosotros y el municipio deberíamos generar alianzas para canalizar dónde, cómo, cuándo y con qué recursos se puede hacer verdadero arte entre los jóvenes y alejarlos de las manifestaciones que tienen más que ver con lo delictual”, asevera Santiagos.

En la misma línea, el diseñador gráfico y muralista Matías Palominos, asegura entender que “el tag es dañino para el patrimonio”, pero agrega que si los jóvenes están buscando los espacios dentro del centro “es porque no hay más”. En ese sentido, cree que el trabajo debe ir orientado a los proyectos sociales, como el que él junto a otros muralistas realizó en la población de los Departamentos Rojos en Las Compañías, donde según cuenta, lograron motivar a la gente, menores que incluso efectuaban rayados en el centro a participar y entender que se puede hacer arte sin destruir. “Yo no me puedo ir en contra de quienes realizan los tags, porque esa expresión es el inicio del grafiti o mural más elaborado, pero sí te puedo decir por experiencia que cuando motivas a estos jóvenes se pueden hacer muchas cosas positivas. Hay muchos muros patrimoniales que están ahí botados tal cual, y que se podrían hermosear con alguna obra de arte, que, te aseguro, no rayarían”, dijo precisó el diseñador.

Alcalde invita a ocupar espacios, pero con autorización

“Arte sí, vandalismo no”, indica Jacob, al ser consultado por la aparente falta de espacios que existiría en la ciudad para desarrollar murales. “Yo no tengo ningún inconveniente en trabajar con Injuv y otras agrupaciones que quieran desarrollar arte. De hecho, ya lo hemos desarrollado en algunos sectores y hemos dado autorizaciones, pero lo que hacen en el centro no son murales ni grafitis, son rayas, consignas y groserías”, indica.

Retomar campañas

El presidente de la Cámara de comercio de La Serena, Patricio Araya, admite que para ellos también es un problema, tal como lo reconoció la locataria Marta Zárate. “Nos rayan una vez, nosotros pintamos porque los inspectores municipales nos dejan la notificación, pero a la semana después volvemos a tener todo rayado”, acusó el dirigente. Por lo mismo, cree que sería importante volver a organizarse en campañas de gran difusión mediática como lo fue en el 2014 “Patrimonio Sin Rayas”, donde se impulsó el cuidado y la preocupación por la zona típica, en la que la empresa privada apadrinó distintos sectores para mantenerlos libres de los rayados. “Los resultados que tuvimos esa vez fueron muy buenos. Participamos nosotros, las empresas constructoras, inmobiliarias en conjunto con el municipio y se alcanzaron objetivos concretos”, recordó Araya, quien eso sí, precisa que cualquier tipo de campaña debe ir aparejada con la implementación de una ordenanza municipal que sancione fuertemente a quienes cometen las acciones vandálicas.

Jacob coincide. “Siempre será importante la coordinación que podamos hacer con los privados en pos de tener una mejor ciudad”, aseveró, agregando que sería una buena idea retomar Patrimonio Sin Rayas. “Es importante lo que ellos aportaron en su momento, con pinturas, con brochas y con todo lo que se necesita para limpiar, y haciéndose cargo de un sector como lo hicieron anteriormente. Así que yo voy a volver a dar marcha a esto y me reuniré prontamente con los empresarios”, puntualizó el edil, asegurando que hará todo lo que esté en sus manos, y en el corto plazo, para que de una vez por todas, la zona típica recupere la belleza que siempre la ha caracterizado. 

En Coquimbo delimitan espacios y aplican sanciones

En Coquimbo no están ajenos a la problemática. Si bien el alcalde Marcelo Pereira indica que la ordenanza que mantienen vigente regula estos delitos y delimita áreas autorizadas para la realización de murales, también establece prohibiciones y procedimientos sancionatorios. “Si alguien quiere realizar un trabajo artístico debe seguir un conducto establecido que implica solicitar un permiso especial que será evaluado, porque como municipio estamos muy comprometidos con el arte y el desarrollo de quienes llevan adelante iniciativas positivas, que realcen nuestros valores y prueba de ello es el trabajo que se hizo en el estadio Francisco Sánchez Rumoroso, donde una cara del túnel está pintada con imágenes de piratas y de nuestra comuna, obra que es reconocida por todos quienes llegan a jugar y visitar nuestro recinto”, manifestó.

Pero lamentablemente, y pese a los trabajos preventivos que se desarrollan con funcionarios y cámaras de Seguridad Ciudadana, “todavía hay quienes infringen esta normativa y ensucian nuestra ciudad, por lo que cuadrillas de aseo salen constantemente a borrarlos, por eso hago un llamado para que cuidemos los espacios que nos pertenecen y que entre todos luchemos por un Coquimbo Limpio”.

 

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