• Los antiguos dogmas parecen estar en el suelo frente a la crisis de la iglesia que lucha por levantarse y modernizar sus posturas para dejar atrás los abusos cometidos por integrantes del clero.
  • Pese a que no es un dogma, sino una tradición en la iglesia, hoy en día la disciplina pastoral exige la castidad para ejercer el sacerdocio.
  • Según admiten desde el propio clero, en el seminario mayor “Santo Cura de Ars” la cantidad de jóvenes que se preparan para el sacerdocio ha ido en baja en el último tiempo.
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La actual crisis de la Iglesia Católica producto de los abusos sexuales y “actos impropios” cometidos por parte del clero han generado cuestionamientos a los dogmas eclesiásticos y la obligación a los religiosos de mantener la castidad se discute incluso al interior de las altas esferas religiosas. Pese a que la mayoría coincide en que no tendría que ver con las conductas de pedofilia, expertos a nivel internacional aseguran que es antinatural, y desde la iglesia evangélica manifiestan que esta imposición sí podría incidir en un actuar indebido por parte de los curas.

La crisis en la Iglesia Católica no da tregua y en Chile parece experimentar un punto de inflexión nunca antes visto.

Lo ocurrido el viernes 18 de mayo no tiene precedentes. La totalidad de los obispos le presentaron la renuncia al Papa Francisco luego que este los reprendiera duramente debido a que algunos integrantes del clero “ocultaran” u “omitieran” información respecto de abusos sexuales y “conductas impropias” cometidas por miembros altas esferas eclesiásticas, en particular, por parte del ex Párroco de El Bosque Fernando Karadima.

Todavía no hay respuesta por parte del Santo Padre, pero se prevé que gran parte de los altos mandos católicos serán renovados, en el marco de “un cambio de paradigma” y una señal de “perdón” que la iglesia quiere mostrar a los feligreses.

CRISIS QUE SE AGUDIZA

La tormenta aún no terminaba cuando los casos de Rancagua agudizaron la problemática. Se conoció que al menos 12 sacerdotes de esa región estarían involucrados en delitos contra menores, en lo que constituye lo más grave, pero además habría un círculo que mantenía relaciones con hombres y mujeres adultas, lo que va en contra de los votos eclesiásticos de castidad.

Esto último hizo resurgir una vez más el debate. Claro está, los curas son humanos y tienen necesidades e impulsos sexuales, pero, ¿están relacionados los casos de abusos con el celibato? La discusión no es nueva. Ya en el 2010 en entrevista con El Mostrador, la psicóloga y sexóloga Raffaella Di Girolamo aseguraba que sí, debido a que se trataba de “una imposición de la iglesia. Si te prohíben comer galletas por un año, pensarás al menos tres veces a la semana en galletas”, ejemplificaba la profesional.  

Pese a que lo suyo era sólo una tesis sin sustento científico, la discusión vuelve a tomar fuerza, ya que suprimir este voto, según se ha dicho, sería uno de los pasos que la iglesia debería dar en el marco de su modernización, ya que el catolicismo es una de las pocas religiones que prohíbe las relaciones carnales.

LAS PUERTAS NO ESTÁN CERRADAS.

El miércoles por la noche el Presidente Sebastián Piñera se pronunció sobre el tema. Lo hizo en un programa de televisión donde quien lo interpeló fue el propio exsacerdote Hugo Zepeda Coll quien ejerció la labor pastoral durante una década, pero que renunció para casarse y formar una familia, tal como lo reconoció en entrevista con El Día en septiembre del 2014. “Traté, pero no me resultó ser sacerdote y la culpa fue mía, no de la institución”, dijo en su minuto.

Ahora, según sostuvo cuando le realizó la consulta al mandatario, cree que el sacerdocio se puede ejercer perfectamente sin el celibato”. Y Sebastián Piñera dijo estar de acuerdo y ver con “buenos ojos” que existieran curas casados.

En el Vaticano el tema no ha sido ajeno. Es el propio Santo Padre quien ha recalcado que el celibato es una tradición, “una regla de vida a la que se aprecia mucho, pero no un dogma”, dejando la puerta abierta para la reflexión dentro del contexto de cambios que requiere la iglesia, aunque en ningún caso lo ha instalado como algo urgente.

TRADICIÓN Y NO DOGMA

Pero, ¿de dónde viene la tradición? Según explica el docente de la Universidad Diego Portales, Cristián León,  doctor en historia del Arte, especializado en Liturgia y Arte Sagrado la norma nunca ha constituido un dogma inquebrantable para la iglesia, sino que fue adoptado entre el siglo V y VI, cuando se impuso la vida monástica donde el celibato “era una forma de combatir al demonio”.

Era practicado sólo por los monjes, pero a partir del siglo XI, el voto de castidad se hizo extensivo a todos los integrantes del clero secular. “Desde los comienzos de la iglesia que los curas fueron casados, hay escrituras que así lo ratifican. Pero en algún minuto se adoptó la tradición y se instauró, pero no es dogma”, expresa León.

El profesional agregó que, a su entender, es un buen momento para discutir el tema, ya que viene desde hace muchos años y,  debido a que hay opiniones diversas, en algún minuto debe resolverse. Eso sí, no sería tan simple ya que la iglesia no contaría con tantos recursos como para mantener, ya no sólo a los sacerdotes, sino que también a sus familias por lo que los religiosos deberían destinar parte de su tiempo a trabajar como cualquier persona para subsistir quitando tiempo de lo que destinan a la vida pastoral. “No es algo sencillo. Hay una serie de consideraciones prácticas que deben zanjarse, pero es oportuno poner el tema sobre la mesa”, sostuvo.

VOCES CATÓLICAS.

Desde la agrupación de laicos Voces Católicas, uno de sus voceros, el abogado experto en Derecho Canónico, Alejandro Álvarez, hace hincapié en lo mismo y enfatiza en que aunque el celibato tiene un gran valor para la tradición de la iglesia, puede ser revisado en cualquier momento al no haber sido nunca una regla fáctica para ejercer el sacerdocio. De hecho, precisó que en la actualidad existen excepciones en que se han autorizado curas casados en determinadas circunstancias.

Ahora bien, según su punto de vista, no cree que este voto deje de estar presente en el corto plazo, pese a la discusión que pueda instalarse en la opinión pública, sobre todo después de los últimos hechos conocidos donde religiosos rompen este juramento de fe. “Habría que ver cuáles son los pros y cuáles con los contras, pero el celibato sigue siendo algo que es muy apreciado si se vive plenamente. Evidentemente que hay personas que no están preparadas y cometen errores, pero eso no tiene que ver con el celibato en sí, tiene que ver con estas personas”, enfatiza Álvarez.

“NO ESTÁ ACORDE A LOS TIEMPOS”.

Respecto a si el celibato influiría en los casos de abuso sexual, tanto Alejandro Álvarez como Cristián León son categóricos y enfatizan en que no tendría nada que ver. “La discusión debe darse por otros motivos, por quienes quieren predicar la fe, pero no están preparados para la castidad, no por los pedófilos, esa es una patología y una aberración que puede darse en la iglesia, y lamentablemente también en otros ámbitos”, sostiene el docente Cristián León.

Juan Rojas, es un sociólogo serenense. Se hizo conocido hace un par de semanas luego que impulsara la iniciativa de quitar el nombre de monseñor Francisco Cox de la placa que está en la entrada de la Catedral de La Serena, debido a que el ex arzobispo fue acusado de abusos sexuales reiterados y enviado a Europa tras ser investigado por la Nunciatura Apostólica.  

El profesional está convencido de que hoy en día “el celibato no tiene ningún sentido” y que nació “bajo un manto de ideas antiguas” que hoy no se validan ni social ni culturalmente. “Va en un sentido contrario a la apertura que quiere tener la iglesia hoy”, expresa.

Pero igualmente asegura que  no tiene ninguna relación con los casos de abuso. “Son discusiones distintas, porque el que exista curas que no respeten la castidad dentro de la iglesia y se involucren carnalmente con otras personas, es una falta que les compete a ellos. El gran problema para la sociedad es cuando usan su poder para involucrarse con menores. Eso es pedofilia y no se soluciona con quitar el voto de la castidad”, puntualiza.

LA MIRADA DESDE ADENTRO

Intentamos tener la impresión del arzobispo de La Serena, Monseñor René Rebolledo, pero desde el departamento de comunicaciones manifestaron que no era posible debido a que tenía la agenda copada.

Quien entregó la visión del clero fue el sacerdote Alejandro Silva Contreras, formador de Diáconos y también de curas en el Seminario Mayor, quien en la actualidad se desempeña como profesor de Teología Moral, Bioética y Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad Católica del Norte.

El padre Alejandro tiene una visión crítica de lo que está pasando en el clero, y cree necesarios los cambios, sin embargo no pone a la abolición del celibato en la primera línea de las modificaciones. De hecho, en primera instancia lo defiende señalando que corresponde a una tradición de imitar a Jesús en su vida de castidad. Eso sí, está convencido de que no es para todos. “Hay personas que tienen las características personales, psicológicas y biológicas para ejercer el celibato. Desde luego que hay quienes no”, expresa el religioso.

En este sentido, manifiesta que el celibato no proviene de la iglesia, sino de los mismos fieles que en su minuto decidieron vivir de una determinada manera. “Esto nace con plena libertad. Ahora es parte de la disciplina y el que quiere ser sacerdote sabe que debe tener las condiciones para el celibato. Eso por el momento”, añade.

Pero está consciente que la discusión se tiene que dar, y no cierra las puertas a que en su minuto existan sacerdotes casados y con familias. “Si llega el momento en que la iglesia conviene que se puede ejercer el sacerdocio casado, podría perfectamente hacerlo. Tal como sucede en la iglesia católica oriental”, precisa.

“NO ES ALGO NEGATIVO”.

Además, el padre Alejandro deja claro que la castidad no es algo negativo, y que no tiene nada que ver con los problemas de abusos en la iglesia, pero hace un mea culpa. “La iglesia no definió bien a quienes tenían las condiciones para ser sacerdotes, y entraron personas que tenían las condiciones porque tenían tendencia a la vida matrimonial, al ejercicio de su vida sexual, ya sea heterosexual u homosexual”, consigna, y agrega que quienes tienen esta opción de igual forma podrían servir en la vida pastoral siendo diáconos permanentes. “En este rango ellos pueden hacer una vida pastoral casándose y teniendo una familia”, indicó.

LA VOCACIÓN EN BAJA.

La mayoría concuerda con que el problema actual de la iglesia no tiene su génesis en el celibato, sino en quienes intentan ser castos sin ser aptos. Y en este punto surge una nueva interrogante. ¿El tener que renunciar a la sexualidad ha generado que existan menos aspirantes a curas? Respecto a esta situación el Sacerdote Alejandro Silva admite que hoy los seminarios para la formación eclesiástica no son tan concurridos como hace un par de décadas. “La cantidad de jóvenes seminaristas hace  30 años en Chile superaba a los 600, ahora me parece que no se llega a los 200”, precisa.

Pero no culpa al voto de castidad por esta disminución. Asegura que tiene que ver con el desprestigio de los últimos años por los casos de pedofilia y también con el cambio social. “Hoy en día hay más posibilidades para los jóvenes, y el interés por el sacerdocio ha bajado, como suele pasar en los países cuando se van desarrollando”, asegura Silva.

DESDE LA OTRA VEREDA, LA OTRA FE.

El pastor de la Iglesia Evangélica Patricio Ulloa le otorga un valor al celibato. Asegura que es bueno ya que el hecho de que una persona no tenga una familia le da toda la libertad para tener el tiempo de predicar el evangelio. Sin embargo, precisa que no es una condición esencial para la labor pastoral. “En nuestro caso hay plena libertad. No imponemos la condición del celibato. Hay pastores que son solteros, pero por su propia elección. Nosotros aquí privilegiamos que el pastor pueda hacer familia y realizarse”, sostuvo.

A la hora de hablar de los abusos sexuales en la Iglesia Católica, su opinión es controversial. Cree que el no poder vivir la sexualidad puede incidir en el comportamiento inapropiado de algunos curas. “Lo que pasa es que el ministro tiene que aceptar esto como una ordenanza y no como una elección, porque tal vez hay hombres que no tienen el don del celibato pero podrían ejercer el sacerdocio y formar una familia”, manifestó Ulloa, dejando claro, que en este tema las opiniones son variadas y que el clero todavía tiene mucho que resolver. 4601iR.

RECUADRO: ¿ALGO ANORMAL?

Pero, ¿es realmente posible el celibato? Según sostuvo en entrevista para la BBC el profesor de endocrinología de la Universidad de Oxford, John Wass “el celibato como un estado totalmente anormal".

Argumenta que los hombres quieren sexo motivados por la testosterona y las mujeres están motivadas en menor grado por una mezcla de testosterona y estrógeno, por lo que oponerse a estas reacciones biológicas iría contra la naturaleza del ser humano.

 

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