En 1948 fue inaugurado el mítico Cine Centenario de La Serena. De gran importancia arquitectónica y patrimonial, el recinto congregó por años a miles de personas que disfrutaron del séptimo arte. Eso hasta 1996, cuando dejó de operar para estos fines. La aparición de las grandes cadenas y en particular la llegada del cine a Mall Plaza habrían gatillado este destino.
De ahí en adelante su futuro fue incierto. Con el tiempo se le trató de dar diversos usos, pero sin un lineamiento fijo. En este periodo incluso se vio involucrado en algunas polémicas, se habló de una venta que no se concretó. Un espacio de estas características, se pensaba, no podía ser destinado a cualquier función.
Todo cambió el 2007, cuando el gestor cultural, Rodrigo Cuturrufo, decidió arrendarlo para levantar ahí un nuevo espacio para la difusión de la cultura. La propuesta original era que dentro del recinto funcionaran varias dependencias, entre las que se contaba una sala de conciertos, una cafetería, una galería de exposiciones y un espacio destinado al jazz.
Así se mantuvo durante todo este periodo. Incluso a partir de junio de este año comenzó a formar parte de una red de salas de cine independiente, que involucraba 10 recintos a nivel país.
No obstante, según confirmaron del propio Arzobispado de La Serena, propietarios del inmueble, la entidad tomó la decisión de terminar con este contrato.
“Como iglesia queremos darle un vuelco, pero manteniéndose en la misma línea, nunca dejando el tema cultural, porque sabemos que tiene esta condición, que estamos en una zona típica y que hay que mantenerse en estos lineamientos”, señaló Cecilia Marín Vega, administradora de bienes de la entidad religiosa.
Según indicó, las razones de la determinación obedecen a que no estaban del todo conformes con el uso que se le estaba dando al lugar. “Lo que se ha hecho en estos últimos años no ha sido muy fructífero para nosotros como iglesia, ha sido un poco complejo, considerando que nosotros teníamos un acuerdo distinto cuando se arrendó el cine. Por lo tanto, en el consejo, junto al Obispo y quienes trabajamos directamente con él, se determinó buscar otra alternativa”, recalcó.
“Como iglesia queremos darle un vuelco, pero manteniéndose en la misma línea, nunca dejando el tema cultural, porque sabemos que tiene esta condición, que estamos en una zona típica”, Cecilia Marín Vega, Administradora de bienes del Arzobispado de La Serena
Marín plantea que el objetivo “es darle un mayor salto al tema cultural, algo más integral, porque en este rato lo que se hace es muy poco y también muchas veces nos ha afectado a nosotros, con algunas películas que se han dado con contenidos un poco complicados”.
En cuanto al uso que se le pretende dar ahora, especificó que se está en conversaciones con dos casas de estudios superiores, las que estarían interesadas en adecuarlo como centro de extensión. “Estamos con una asesoría de Santiago, viendo la posibilidad de dos casas de estudio, universidades, que están interesadas en tener su extensión acá”, precisa.
Esto estaría más acorde, dice, con el objetivo que buscan perseguir. “Con una universidad es distinto, hace extensión, un proyecto integral, posiblemente pueda ocupar todo el primer piso, no solamente el cine, sino que también la esquina, por lo tanto, el proyecto es bastante auspicioso para nosotros como iglesia”, plantea.
El edificio es propiedad del Arzobispado de La Serena, que en alguna oportunidad incluso evaluó la posibilidad de venderlo. Foto: Andrea Cantillanes
PROCESO LEGAL
Respecto de los plazos en que se concretaría este cambio, Cecilia Marín señala que se han encontrado con una traba, pues si bien el contrato de arriendo actual tenía plazo de vencimiento para el mes pasado, no se ha producido la entrega de la propiedad.
“El contrato con el señor (Rodrigo) Cuturrufo terminó legalmente el 5 de septiembre de este año, por lo tanto, el no entregó la propiedad y nosotros procedemos a efectuar los procedimientos legales a través de una demanda por término de contrato de arriendo, para poder nosotros nuevamente tener la propiedad bajo nuestra tutela al 100%”.
Este procedimiento, indica, no debería tardar más de 6 meses, “por lo que en marzo ya deberíamos tener la propiedad en manos de nosotros”, especifica
Por su parte, el sacerdote José Manuel Tapia, asesor del área de administración del Arzobispado, señaló que para la iglesia siempre ha sido un aspecto muy importante, como tarea evangelizadora, la promoción de la cultura y, desde ese ángulo, las dos propuestas son favorables.
“Pudiera darse también que la otra propuesta desde el punto de vista económico fuera más rentable, pero sin embargo, el prisma que se le quiere dar es potenciar otros aspectos, en una ciudad que también se caracteriza por tener una actividad cultural potente, que un bien de la iglesia esté también destinado con una fuerte presencia y aprovechando ese buen emplazamiento que tiene”.
En relación a cuándo se produciría este cambio de espacio cultural a centro de extensión de una casa de estudio, Marín indicó que “ojalá a mediados del próximo año, todo depende de cómo termine el proceso judicial. Ojalá sea pronto, para nosotros poder ya firmar contratos, porque en este rato no podemos firmar nada, ni siquiera promesas, porque no tenemos seguridad de la fecha de término del proceso judicial”.
De hecho, indica, las universidades interesadas ya están en proceso de revisión de presupuesto. “Hay que hacer varios cambios ahí, no estructurales, pero sí en energía eléctrica, ver lo que se va a usar, lo que no, en qué condiciones y ahí ellos, de acuerdo a su presupuesto, dirán vamos a arrendarla por 10 años, porque siempre lo hacemos con una propuesta no menor a 5 o 10 años, por la inversión que se tiene que hacer en forma inicial”.
“En este rato en Arzobispado no está en una postura de vender alguna de sus propiedades”, Cecilia Marín Vega, Administradora de bienes del Arzobispado de La Serena
En cuanto a las dependencias del recinto que involucrará este arriendo, indicó que sería tanto la sala de cine como la esquina, donde actualmente funciona el Café Centenario. “Las universidades estaban pensando en el primer piso a los mejor, o parte del edificio para tener sus salas, porque ellos son muchos trabajadores”, precisó.
El Día consultó a Rodrigo Cuturrufo sobre estos cambios, sin embargo el gestor cultural evitó referirse a este proceso, toda vez, indicó, que no tiene mayor conocimiento del mismo, no habiendo sido informado a la fecha. Lo que sí confirmó es que el recinto mantiene un calendario de actividades, que están programadas hasta el mes de diciembre.
SE DESCARTA LA VENTA
En el ambiente existía el rumor de que incluso habrían empresarios de capitales chinos que estarían interesados en adquirir el tradicional inmueble, para destinarlo a fines comerciales.
Desde el Arzobispado de La Serena reconocen que efectivamente recibieron diversas propuestas, pero que finalmente optaron por darle cabida a la de las casas de estudio superiores. “Siempre nos van a llegar ofertas, nos han llegado de bancos en algún momento, de los chinos hace muy poco, como 3 o 4, bastante auspiciosas financieramente hablando, pero nosotros a parte del tema financiero queremos algo más, no queremos un mall ahí en la esquina y que nos de plata. No, nosotros queremos hacer algo más integral, que obviamente nos retribuya financieramente, porque la iglesia vive de las pocas propiedades que tiene, pero sí en la línea de aportar a la comunidad”, sostuvo Cecilia Marín.
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Años llevaba funcionando el Cine Centenario como espacio para la difusión de la cultura.
Cabe destacar que en el año 2000 y durante el periodo en que el futuro del Cine Centenario se veía incierto, el entonces monseñor Manuel Donoso anunció que la entidad había tomado la decisión de venderlo. De hecho, se publicitó en algunos medios nacionales, sin embargo, finalmente no se concretó.
Todo esto en medio de las críticas respecto a que se trataba de un recinto histórico y de gran valor patrimonial. En efecto, después de que el inmueble comenzó a exhibir el letrero de “se vende” en su fachada, se generó un gran debate en la ciudad sobre la necesidad de conservarlo debido a lo que significaba en materia histórica para la capital regional. A la postre, esto habría sido determinante, se piensa, para que la iglesia decidiera dar pie atrás en su determinación.
Consultada respecto a si se ha evaluado nuevamente esta posibilidad, Marín indica que se descarta y que, por el momento, la postura de la entidad es mantenerlo en alquiler. “Lo que pasa es que siempre a nosotros nos van a llegar ofertas, porque esa propiedad desde el año 2000 que está autorizada por el Vaticano para ser vendida. El Arzobispado en su momento, el año 2000 y 2001 lo publicó hasta a nivel nacional y al final eso nunca se concretó. En este rato en Arzobispado no está en una postura de vender alguna de sus propiedades, a menos que ocurra una catástrofe, que se caigan iglesias y ni eso, porque hoy en día nuestras platas, si pasara algo así, tenemos que pedir una autorización especial, porque no podemos gastar en situaciones que no nos van a rentar a futuro”, enfatizó.
Hoy, dice, lo que se busca es potenciarlo y volver a darle el valor que ostenta. “Es un edificio que tiene un valor patrimonial importante para la ciudad, tenemos que potenciarlo, más que dejarlo así o venderlo, la idea de la iglesia es ir en consonancia con los tiempos de mantener nuestro patrimonio. Obviamente para nosotros los recursos son importantes, pero también tenemos que equipararlo con la evangelización y el tema cultural”, enfatiza.
SEGUIDILLA DE COMPLICACIONES
Pero esta no ha sido la única dificultad que ha enfrentado en su historia el Cine Centenario. Luego de su cierre en 1996, cuando se dejaron de exhibir películas, siguió funcionando algunos años más para otras actividades como tocatas de grupos rock regionales, siendo arrendado por diversas agrupaciones culturales.
Esto hasta que se desató un escándalo tras un polémico desfile de modas vanguardista, que en ese momento se dijo atentaba contra “la moral y las buenas costumbres”. Tal sería el revuelo que causó, que se decretó su cierre en 1999.
“Lo que se ha hecho en estos últimos años no ha sido muy fructífero para nosotros como iglesia, ha sido un poco complejo, considerando que nosotros teníamos un acuerdo distinto cuando se arrendó”, Cecilia Marín Vega, Administradora de bienes del Arzobispado de La Serena
En tanto, en las municipales del 2000, el empresario Raúl Meléndez intentó llegar a la alcaldía de La Serena para lo que él denominó rescatar “el estatuto de la ciudad”. Junto con arrendar una radio que tenía los estudios en el edificio del Arzobispado en calle Los Carreras con Cordovez, el postulante al municipio sorprendió con otra idea más audaz: arrendar las dependencias del ex Cine Centenario y transformarse en un centro cultural.
La idea fue llamativa y alabada por los actores culturales. Incluso, en ese mismo recinto lanzó su candidatura al municipio con una mirada en el 2010. Él mismo destacó que deseaba recuperar un edificio emblemático para los artistas de la capital regional y hacer frente a un centro desierto por la irrupción de los malls, dos años antes.
Todo iba bien. El espacio nuevamente se llenaba de vida y las presentaciones aumentaban. Sin embargo, en las urnas Meléndez sufrió un duro revés y estuvo lejos de sus expectativas. Al poco tiempo, con su derrota, también sucumbió su idea de convertir el ex Cine Centenario en el espacio para la cultura. Terminó por no renovar sus dependencias.
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años tiene este tradicional edificio de la capital regional.
Pero finalmente llegó el 2007 y Rodrigo Cuturrufo con el apoyo de su familia decidieron arrendarlo, intentando repetir la positiva experiencia que habían tenido con el Club de Jazz en el Barrio Inglés de Coquimbo. Lo remodelaron y lo echaron a andar.
A la fecha se convertía en el único recinto del centro de la ciudad destinado a la exhibición permanente de películas y espectáculos culturales de la capital regional. Con este nuevo cambio se crea el desafío para las autoridades y los gestores culturales de buscar alternativas que, tal como se venía haciendo hasta ahora, permitan el acceso a la cultura a la comunidad. Tarea pendiente.
En marzo de 2008 comenzó a funcionar como espacio de difusión cultural, de la mano del músico Rodrigo Cuturrufo. Foto: El Día