En el edificio donde operan las oficinas administrativas de la catedral de La Serena, nada parece alterar la calma. Allí, en la entrada de la casona 450 de Los Carrera, la recepcionista no está enterada de la solicitud que hace un par de semanas recibió el arzobispo de La Serena, Monseñor René Rebolledo, que hoy desata controversia y a la que la máxima autoridad religiosa en la zona, en principio, se habría negado.
CIVILES QUE NECESITABAN “HACER ALGO”
Fue el 18 de marzo cuando se produjo el encuentro en el arzobispado. Semanas antes, el sociólogo serenense Juan Rojas Palma, mientras paseaba por el casco histórico de la ciudad junto a un grupo de amigos, se percató de un “detalle” que le pareció “inconcebible”, tanto a él como a quienes lo acompañaban.
Vieron como en la entrada de la catedral el nombre de monseñor Francisco José Cox, acusado de cometer “actos impropios” en contra de menores durante su periodo como arzobispo -entre 1990 y 1997- continuaba en la placa conmemorativa que rinde tributo los integrantes del clero más importantes que han pasado por la región.
Rojas no se quedó de brazos cruzados. Sintió que debía “hacer algo” sobre todo por el contexto que se vivía en el país con el Papa Francisco recientemente visitando suelo nacional en una estadía marcada por las acusaciones de encubrimiento al sacerdote Fernando Karadima. “Todos los que vimos la placa nos preguntamos cómo era posible que siguiera ahí, conociéndose el daño que hizo Cox en su momento y durante tanto tiempo”, manifestó el civil, quien se puso en contacto con nuestro medio.
El sociólogo, junto a otros ciudadanos, comenzó una campaña a través de las redes sociales, para que la placa fuera retirada y le impresionó la cantidad de gente que adhirió. “Recibimos mucho apoyo. Incluso tomamos contacto con víctimas a las que les resulta sumamente ofensivo y doloroso que el nombre de monseñor Cox siga siendo motivo de homenaje”, insiste Rojas, quien decidió, en conjunto con otros ciudadanos, enviar una carta directamente al Papa Francisco, para explicarle la situación y hacer una solicitud formal.
INCERTIDUMBRE TRAS REUNIÓN
Pero antes buscaron apoyo a nivel local. Lo encontraron en la Coordinadora de Derechos Humanos de La Serena quienes les sugirieron primero reunirse con el actual arzobispo, monseñor René Rebolledo. Sin embargo, la respuesta no fue la que esperaban. Según Rojas, la autoridad eclesiástica les dijo que lo que estaban haciendo “no se justificaba y que su nombre no podía ser quitado”.
La respuesta desmotivó un poco a Rojas, quien, asegura, “esperaba mayor empatía” por parte de monseñor. “Quedé con una sensación extraña. Simplemente, aunque de una manera muy sutil y amable, nos cerró la puerta”, asevera.
APOYO DE LA COORDINADORA DE DERECHOS HUMANOS
Felipe Barraza es secretario de la Coordinadora de Derechos Humanos de La Serena, entidad autónoma que nace en los años ’80 para velar para velar por las víctimas del régimen militar, pero que con el tiempo ha ido ampliando su radio de acción a diferentes temáticas, del ámbito laboral, social, equidad de género y abusos a menores.
También estuvo presente en la reunión con el arzobispo Rebolledo intentando asesorar a la incipiente organización de Rojas, ya que, sostiene, el tema de los abusos de cometidos por algunos integrantes de la Iglesia Católica deben ser reparados incluso desde lo simbólico, como es en este caso. “Me sorprendió lo que nos dijo monseñor. Manifestó que borrar el nombre de Cox era como borrar el nombre de un familiar de un árbol genealógico, y que no se podía hacer, por más que lo hubiese hecho bien o mal”, relata Barraza, quien de todas formas precisó que continuarán apoyando la iniciativa.
MONSEÑOR REBOLLEDO PREFIERE LA DISCRECIÓN
Para monseñor Rebolledo el tema parece estar zanjado. Desde la reunión que sostuvo con quienes lideran la campaña no se ha referido públicamente al tema y consultado por El Día sobre la impresión con la que quedó el solicitante Juan Rojas y el secretario de la Coordinadora de Derechos Humanos Felipe Barraza tras el encuentro, insistió en guardar silencio pese a que insistimos en varias oportunidades.
LA CAMPAÑA CONTINÚA.
Pero aunque, hasta ahora, las cosas no hayan prosperado a nivel local Rojas y compañía seguirán con sus planes. Las personas se han continuado sumando a la iniciativa y a la fecha, aunque no constituyen una agrupación formal, Juan Rojas está logrando una organizarse más de lo que tenía pensado. Ha tomado contacto con tres presuntas víctimas Monseñor Cox y otros civiles, quienes se han sumado a la campaña que pretende enviar la carta al Papa, acompañada de al menos 100 firmas de ciudadanos comunes y corrientes, además de autoridades para que el nombre del religioso acusado que fue aparatado del clero tras los episodios “se retire y no siga perturbando a quienes tuvieron que sufrir por sus malas acciones”.
LA COMPLEJA SALIDA DE COX QUE PUSO EN JAQUE A LA IGLESIA.
Pero, ¿quién es Francisco Cox y cómo marcó a la Iglesia en Chile? Según consiga el matutino La Tercera en su edición del 9 de enero de 2018, en los últimos 15 años la comunidad eclesiástica del país ha enfrentado 80 denuncias por abuso sexual y monseñor Cox se sitúa como el sacerdote de mayor jerarquía en haber sido sindicado por estos hechos, los que en su momento generaron impacto a nivel nacional y regional.
Cox fue arzobispo de La Serena entre 1990 y 1997, y en su último año como autoridad eclesiástica su continuidad se hizo insostenible debido a las acusaciones por parte de feligreses de “actos impropios” cometidos con menores de edad.
Fue el mismo prelado quien decidió retirarse de la vida obispal, cuando su carrera avanzaba de manera meteórica y, según consignan los diarios de la época, podría haber llegado a las más altas esferas de la iglesia.
Pero se anticipó a las posibles investigaciones a las que pudo haber sido sometido y “desapareció del mapa”. Emigró a Colombia, donde desempeñó labores de asistente de la iglesia para “enfriar el ambiente”. Sin embargo, en el 2002 desde el clero no pudieron callar más ante la incertidumbre y fue el propio Cardenal Francisco Javier Errázuriz quien reconoció que monseñor estaba siendo investigado por la Nunciatura Apostólica de Chile debido a su “conducta indebida” y que había sido enviado a Alemania para confinarse en un monasterio dedicando su vida “el recogimiento y a la oración”.
Aquel reconocimiento no hizo más que remecer el inconsciente colectivo de La Serena. Por años, la renuncia de Cox al Arzobispado se había mantenido en la incógnita, pese a que los rumores que hablaban de sus eventuales delitos circularon siempre entre los pasillos de la comunidad religiosa de la capital regional quienes vivieron este agitado proceso.
SILENCIOS QUE TERMINAN.
“Con lo que estamos haciendo, vemos que hay silencios que terminan”, dice el sociólogo Juan Rojas Palma, quien se está llevando adelante la iniciativa de sacar el nombre de monseñor Cox de la placa ubicada a la entrada de la Catedral.
Asegura que ha conocido testimonios de afectados que nunca se atrevieron a ir a la Justicia. “Por miedo”, debido a que no existía la apertura de hoy en día y muchas veces las denuncias simplemente eran desestimadas.
Uno de los casos que más le impactó fue el de un joven quien tenía unos 15 años cuando tuvo “encuentros con monseñor”.
El modus operandi que utilizaba la exautoridad de la iglesia era “el de siempre”. Presuntamente, se ganaba la confianza de los jóvenes que participaban habitualmente en las actividades pastorales, para luego realizar las actividades que lo llevaron a ser investigado y llamado a retiro.
Según relata Rojas, la víctima no ha querido entrar en detalles respecto a lo que vivió con Monseñor. Sí le confesó que en reiteradas ocasiones y cuando ya consideraba al sacerdote como un amigo, lo mandaba a buscar a su casa y estando en el arzobispado “le ofrecía dinero por servicios sexuales”.
Nunca denunció, y demoró mucho en contar lo sucedido a sus padres. Pero ahora, tras ver lo que sucede a nivel nacional y que poco a poco van apareciendo las supuestas víctimas del exarzobispo de La Serena está evaluando entregar su relato abiertamente. Sin embargo, “todavía no está del todo preparado”, según indican familiares.
“ALGO QUE SE NORMALIZÓ”.
También han surgido más testigos y Jorge Aníbal Bujalil es uno de ellos. Estudiaba en el Liceo de Hombres en la época en que Cox era el Arzobispo y asegura haber presenciado dos situaciones que con el paso del tiempo le hicieron sentido. La primera tuvo lugar cuando un profesor los llevó a visitar a monseñor y lo vio “exaltado. Muy agitado por la presencia del curso y con un comportamiento errático”. Pero nada que pudiera ser atribuible a conductas sexuales inapropiadas. Sin embargo fue algo que se comentó en el establecimiento.
Semanas después un hecho fortuito no le dejaría dudas de que algo extraño tenía el sacerdote en su trato con los jóvenes. Jorge cuenta que iban junto a un grupo de compañeros caminando desde el centro de La Serena hasta otro lugar más alejado, haciendo dedo, cuando de pronto apareció en una camioneta de color café en la que venía monseñor Cox, quien ofreció llevarlos hasta su destino. “Era muy amable y no pensamos en decirle que no. El tema es que mientras íbamos al lugar él intentó por la fuerza darle un beso en la boca a un compañero, eso yo lo vi. Para mi compañero fue muy traumático porque después se supo en el colegio y todo el mundo lo molestaba. Al final estos abusos se normalizaban, y nadie dimensionaba la gravedad que tenían. Fue un error de todos”, manifiesta Jorge.
MONSEÑOR MANUEL DONOSO: “ES UN TEMA LEGAL”.
El exarzobispo de La Serena, monseñor Manuel Donoso antecedió a René Rebolledo y fue el sucesor de Francisco Cox.
Le tocó enfrentar a la prensa en el momento más álgido cuando todo salía a la luz. Justamente un 1 de noviembre del 2002 medios locales y nacionales lo abordaron tras una ceremonia conmemorativa del Día de Todos Los Santos en el cementerio Municipal de la capital regional.
El día anterior, el Cardenal Errázuriz -sabiendo que el periódico santiaguino La Nación Domingo preparaba un reportaje sobre Cox- había hecho pública la investigación y los motivos por lo que el sacerdote hoy radicado en Alemania había sido apartado del clero, develando lo que era un secreto a voces, pero que igualmente generó impacto y puso al descubierto el primer caso de abuso por parte de un miembro de la iglesia a menores en el país.
No evadió preguntas. Si bien manifestó que no habían causas en contra de Cox en los tribunales ordinarios de justicia y que él no tenía pruebas “de las denuncias y las quejas” que investigaba la Nunciatura, admitió que “tenía una manera de ser afectuosa que no correspondía y se lo dije, porque me causaba molestia”, sostenía Donoso, quien ese mismo día pidió perdón por las eventuales conductas impropias de Cox. “Pido perdón humildemente como pastor a cualquiera que en este momento esté sufriendo”, dijo Monseñor aquel 1 de noviembre del 2002.
Ya han pasado 16 años y con la controversia de la placa conmemorativa el caso Cox, ha vuelto a la palestra. Retirado del arzobispado, Donoso accedió a conversar telefónicamente con diario El Día, y aunque se refirió a Cox, no manifestó una posición respecto del gesto que se le está pidiendo a la iglesia al retirar su nombre de la entrada del máximo templo religioso de la región, ya que, asegura, hay temas legales de por medio y cualquier modificación que se realice a un monumento histórico como lo es la Catedral de La Serena debe ser aprobado por el Consejo de Monumentos Nacionales. “Hay que señalar que en primera instancia esto no se puede tocar”, sostiene Donoso.
Y bajo esta premisa se inhabilita para opinar. Insiste en que no se va a referir a nada hasta que exista una resolución administrativa respecto del tema. “Será algo que la administración del Arzobispado deberá ver en su minuto. Yo de antemano tengo que estar del lado de la ley. En su momento cuando el Consejo de Monumentos Nacionales autorice algún tipo de cambio, yo no tendré ningún problema en entregar mi posición”, agregó.
Eso sí, recordó con dolor lo sucedido con monseñor Cox, y manifestó que sufrió mucho por lo que pasó y por las personas que pudieron verse perjudicadas. “Entiendo a la gente que está solicitando esto. A mí me tocó escuchar cosas que no voy a repetir para no abrir heridas, pero entiendo a estas personas”, finaliza Donoso.
CONSEJO DE MONUMENTOS.
Y monseñor Donoso tiene razón. Consultados en el Consejo de Monumentos Nacionales explicaron que, efectivamente cualquier modificación debe realizarse previo consentimiento de ellos por tratarse la Catedral de un Monumento Histórico y además estar dentro de la Zona Típica, incluso si se trata de una intervención pequeña como lo es el tachado o borrado de un nombre.
De acuerdo a la ley 17.288, sería la administración del Arzobispado la que debe realizar la solicitud, puesto que todos los casos deben ser revisados por los consejeros a nivel central.
Respecto a los tiempos que demoraría la tramitación de existir un requerimiento, dependería de la priorización que se haga del tema. De ser un caso que adquiera categoría de urgente podría definirse en un mes durante las dos sesiones que tienen en este lapso quienes dan luz verde a los cambios en los sectores patrimoniales o edificaciones que tienen carácter de históricas en el país.
EL DEBATE ESTÁ INSTALADO.
La discusión se ha instalado incluso a nivel parlamentario. El diputado Matías Walker tomó conocimiento de la solicitud de la agrupación de laicos y aseguró que le parece “totalmente lógico lo que están pidiendo”.
Manifiesta que aunque no haya sido condenado por la justicia ordinaria, “es un hecho que el que se le haya mandado a Europa tiene que ver con los hechos que en su momento fueron denunciados en su contra”.
Está convencido de que sería un “gran gesto” el quitar el nombre de Cox, ya que va en la línea de lo que está haciendo la iglesia a nivel mundial en términos de reparar el daño causado por un número reducido de integrantes de claro. “El Papa ha pedido perdón, y ha tenido la deferencia de escuchar a víctimas que han viajado desde Chile al Vaticano, entonces a mí me parece que ese es el paso que debemos dar. Y hablaría muy bien del Arzobispado de La Serena si se retira esta placa”, consigna el diputado.
Además, Walker anuncia que se reunirá con quienes llevan adelante esta iniciativa, que intentará asesorarlos y que suscribirá a la carta que pretenden enviar directamente al Sumo Pontífice. “Esto no sólo lo haría en mi calidad de legislador, sino que como un católico más”, expresa Walker.
En la misma línea el también diputado Pedro Velásquez, expresa que lo que se ha solicitado “es algo necesario” y que cualquier acción que permita “restablecer los estados de ánimo” de las presuntas víctimas es positivo.
MÁS ALLÁ DE LAS CONDENAS.
Pero más allá de los testimonios y del reconocimiento implícito de la Iglesia de los abusos cometidos por monseñor Cox, los que incluso llevaron a los altos mandos del clero a pedir perdón, lo cierto es que el exarzobispo jamás llegó a la justicia ordinaria.
Para el diputado Velásquez, a estas alturas eso no sería lo esencial ya que se trata de hechos que han sido admitidos transversalmente. “A mí me parece que lo que corresponde ahora es que el clero continúe haciendo gestos. Eso es fundamental para que la iglesia recupere la credibilidad y esta es una oportunidad”, sostuvo, agregando que está convencido de que el actual arzobispo, monseñor Rebolledo, no ha cerrado la puerta a esta propuesta. “Tengo la mejor opinión de él, y seguramente lo está analizando y haciendo las consultas”.
PETICIÓN QUE NO SE JUSTIFICA: NO HAY CONDENAS
El exconcejal por la capital regional Jorge Hurtado, cree que la solicitud no se justifica. Es cercano a la iglesia debido a que su padre fue chofer de los arzobispos de La Serena desde la época del Cardenal Juan Francisco Fresno hasta monseñor Rebolledo, y junto a su madre incluso vivió en el arzobispado.
Consultado respecto al tema, indica que no tiene mayores antecedentes de lo que se está solicitando, sin embargo manifiesta que “le parece insólito”, ya que monseñor Cox fue uno de los arzobispos de La Serena y eso no se puede borrar.
Además, hace hincapié en que los casos denunciados nunca llegaron a un tribunal, y al no existir ninguna acusación formal, todo quedaría en el ámbito del rumor y en afirmaciones que no tendrían ninguna consistencia. “Yo no conozco que exista ninguna acusación formal en la zona y que haya llegado a los tribunales”, precisó Hurtado.
Respecto al perdón que han pedido altas autoridades eclesiásticas por los “actos impropios” de Cox, el exconcejal aseguró que como laico no puede hacerse cargo de las palabras de otros, y puso de relieve la diferencia con los demás casos de abusos casos donde sí han existido procesos legales.
Por lo pronto, Hurtado llamó a no perder la fe. En su caso, independiente de las situaciones que se han conocido en los últimos años, indica que “no hay que perderse. Una cosa son las investiduras de los presbíteros, de la autoridad, pero lo importante es el compromiso indisoluble que uno tiene con Dios, con el creador. Con respecto a lo demás, cada uno responderá por sus actos cuando hayan fundamentos”, concluyó.
La discusión está sobre la mesa. Juan Rojas y su agrupación buscan apoyos y los estarían consiguiendo incluso a nivel de autoridades para enviar la carta a Roma, donde el Vaticano una vez más tendrá que resolver hechos acontecidos en Chile, en una de las épocas más complejas para la Iglesia Católica a nivel mundial. 4601iR
PROYECTO DE IMPRESCRIPTIBILIDAD DE LOS ABUSOS
La mañana de este jueves en el Palacio de La Moneda el Presidente Sebastián Piñera firmó la indicación que establece la imprescriptibilidad total de los delitos de abusos sexuales contra menores de edad.
Antes desde el Gobierno se había adelantado solamente un aumento en los plazos de prescripción hasta 30 años desde que se cumpliera la mayoría de edad, por lo que este anuncio del mandatario establece un cambio de planes desde el Ejecutivo.
Pero, ¿podrían, por ejemplo las presuntas víctimas de Cox recurrir a la justicia amparándose en esta iniciativa legal? Consultado al respecto, el diputado Matías Walker señala que no, debido a que la ley comenzaría a operar desde el momento en que sea promulgada y no de manera retroactiva. Sin embargo, ya han surgido voces que pretenden que quienes en su momento prefirieron guardar silencio puedan verse beneficiados con la nueva normativa, por lo que se prevé, será uno de los puntos controvertidos cuando se lleve a cabo la discusión.
LO QUE HAY QUE SABER
¿Qué sucedió?
Un grupo de laicos pretende quitar el nombre de monseñor José Francisco Cox, arzobispo de La Serena entre 1990 y 1997, quien fue acusado de abusos sexuales contra menores y enviado a Europa a vivir una vida de oración.
¿Por qué sucedió?
En el contexto actual, los solicitantes consideran que sería un “buen gesto” por parte de la Iglesia tomar en cuenta la solicitud, debido a que el mismo Papa Francisco ha dado señales en ese sentido
¿Qué consecuencias tiene?
El debate se instala, y por un lado hay quienes apoyan la moción. Sin embargo, también surgen voces de que la petición no tiene asidero ya que monseñor Cox nunca fue condenado.
CRONOLOGÍA
Septiembre de 1990
Cox es nombrado arzobispo de La Serena, convirtiéndose en el sucesor de monseñor Bernardino Piñera.
Abril de 1997
Tras publicaciones de la prensa de la época, y luego de que la Nunciatura Apostólica iniciara una investigación, por supuestos “actos impropios” de Monseñor Cox, renuncia a su cargo y se retira a Colombia para desempeñarse como asistente de la iglesia.
Noviembre del 2002
Luego de años de incertidumbre por parte de la comunidad serenense sobre los motivos de la renuncia, el Cardenal Errázuriz reconoce que está siendo investigado y que luego de estar en Colombia, fue enviado a Alemania a llevar una vida dedicada a la oración y al recogimiento.