• Era poco lo que se sabía de su condición hasta el pasado domingo, cuando un equipo de televisión logró acceder hasta su lugar de residencia y captar imágenes del monseñor Cox, quien reside desde el 2002 en Vallendar, Alemania. FOTO: TVN
  • El nombre de monseñor Cox en la placa de la Catedral instaló un controvertido debate en la opinión pública. Se realizó una recolección de firmas y la petición llegó hasta el papa por medio de una carta
  • Unos siete meses tardó la agrupación de laicos Juan XXIII en quitar la placa conmemorativa en la Catedral de La Serena con el nombre de monseñor Cox. El retiro se efectuó el 30 de septiembre.
  • Dos fotos del obispo Cox, una solo y la otra acompañado de un niño comenzaron a circular en redes sociales, sin que se especificara la fecha en las que fueron tomadas. Esto desató la indignación de muchos usuarios, incluso Juan Carlos Cruz, una de víctimas de Fernando Karadima.
Crédito fotografía: 
El Día
Pasó 16 años fuera de la vista pública hasta que un equipo de la televisión chilena entró a la casa central del Movimiento Schoenstatt en Vallendar, Alemania, y realizó capturas inéditas del arzobispo emérito de La Serena. Al ser preguntado por los abusos de los que ha sido acusado, mantuvo un firme silencio y evitó pedir perdón a las víctimas. • Desde Alemania confirmaron una denuncia por abuso contra un joven ocurrida en 2004, pero la investigación ante la Fiscalía se desestimó y el caso, además, ha prescrito. Sin embargo, por este antecedente, se abrió un procedimiento canónico, fundamental en la decisión de quitarle su investidura. En Chile existen dos denuncias formales ante la justicia civil, que también fueron informadas a la Santa Sede.

"Hoy me desperté con esta noticia y tengo un montón de sentimientos encontrados. Siento alegría porque el Papa leyó mi testimonio y lo creyó, eso es lo más importante (…) pero también tristeza por los que quizás deberían dar un paso adelante con nosotros, pero van hacia atrás y nos dejan solos. Estoy esperanzado en que Cox pueda ser traído acá a Chile y me siento feliz porque ya no gozará de los privilegios de la iglesia”.

Así se expresa Hernán Godoy, la primera persona en denunciar ante la justicia ordinaria los abusos de índole sexual cometidos por el arzobispo emérito de La Serena Francisco José Cox, de 84 años, al enterarse este sábado de la dimisión de su estado clerical junto al de Marco Antonio Órdenes Fernández de 54, ex obispo de Iquique, después de haber sido sometidos a una investigación que llevó adelante la Congregación de la Doctrina de la Fe.

La decisión de expulsarlos la tomó el papa Francisco el 11 de octubre y“no admite recurso” según informó el Vaticano, tras una difícil semana en la que, tal cual una crónica, se fueron dando los hechos que agilizaron la salida de monseñor Cox como miembro de la iglesia.

Mientras el clero chileno pidió perdón a los que “han sufrido el abuso y daño causado por los obispos”, el Instituto Secular Padres de Schoenstatt, anunció que está dispuesto a colaborar con la justicia y en paralelo pedirán una evaluación médica “para determinar el posible retorno de Cox a Chile”.

 

REAPARICIÓN SORPRESIVA

La estampa de Francisco José Cox en aparente tranquilidad  y respondiendo con lucidez el domingo 7 de octubre desde la residencia del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Alemania, causó asombro en aquellos que durante su niñez y juventud sufrieron abusos por parte del religioso, que estuvo al frente del arzobispado de La Serena entre 1990 y 1997.

“Después de tantos años fue una impresión muy grande (…) Un hombre sin arrepentimientos, soberbio, que está bien y no como habían dicho, que estaba enfermo, que no era autovalente”, dice a El Día Hernán Godoy.

En la nota periodística, emitida en Televisión Nacional, se difundieron las imágenes más recientes del monseñor, quien desde el 2002 está en la localidad alemana de Vallendar llevando una “vida de silencio, oración y penitencia”.

Esta reaparición, sorpresiva hasta para Cox, se dio en medio de una tormenta con su nombre. Los testimonios de afectados tanto en Chile como en Alemania desembocaron en investigaciones judiciales y canónicas para comprobar si monseñor sobrepasó los límites en sus acercamientos con menores de edad. Con su expulsión del sacerdocio, se da por entendido que las pruebas fueron irrefutables.

 

LA CONTRADICCIÓN

El estado de salud en que fue visto Cox en la televisión resultó muy diferente al descrito en un comunicado difundido desde Alemania el sábado 6 de octubre, el cual iba firmado por el superior general del Instituto de Padres Schoenstatt, Juan Pablo Catoggio.

En el documento, además de pedir perdón a las víctimas y hacer un mea culpa por no responder “como la situación lo requería”, aun sabiendo de los abusos cometidos, precisaron que monseñor necesitaba asistencia permanente y que tenía signos de demencia senil.

Pero eso no fue lo que percibieron las víctimas ni los televidentes en el trabajo preparado por un equipo del canal 24 Horas, que logró acceder a la residencia donde vive Cox y que sin previo aviso lo visitó.

Al enterarse que el periodista era chileno, el arzobispo emérito no quiso dar declaraciones, le insistió en que se retirara y tampoco respondió a las preguntas sobre las demandas en su contra. Sólo se limitó a decir que “eso no es problema mío en estos momentos”.

 

EFECTO DOMINÓ.

Pero antes y después de ese momento, una cadena de acontecimientos -algunos simbólicos y otros con implicaciones legales- han marcado el caso de Francisco José Cox en 2018.

El primero ocurrió el domingo 30 de septiembre. La agrupación de laicos Juan XXIII logra el retiro de la placa de la catedral de La Serena con la reseña cronológica de los periodos de cada obispo y arzobispo de la Arquidiócesis.

Una tarea que surgió por mera casualidad cuando Juan Rojas, como un civil más, vio en el mes de febrero el nombre de Francisco José Cox en la placa y le pareció “inconcebible” que aún estuviera allí, mientras sobre él pesan acusaciones de abuso a menores.

Los esfuerzos por quitarla se extendieron unos 7 meses, lo que contempló la recolección de firmas de autoridades regionales, dar a conocer el tema entre la comunidad y enviar una carta al papa Francisco con todos los antecedentes más una petición formal.

Esta iniciativa captó la atención nacional y mundial pues en medio de la campaña, Hernán Godoy, Abel Soto y Edison Gallardo revelaron a la sociedad cómo habían sido vulnerados por el líder religioso.

Rojas comenta que si bien el objetivo inicial de la agrupación era bajar la placa, ahora pretenden convertirse en un respaldo para aquellos que aún no han denunciado.

Además, el vocero recalca otras de las medidas que deberían ejecutarse.

“Queremos que expulsen a Cox de Schoenstatt. Tal vez sucederá porque lo dejaron ver y se encuentra lúcido, coherente, con sentido de espacio y tiempo, con robustez lingüística ¿Dónde quedó el viejito que se está muriendo? A él hay expulsarlo, extraditarlo y condenarlo (…). El arzobispo es un símbolo de Chile y Cox es entonces el pedófilo de mayor rango”, agrega.

 

DENUNCIA EN ALEMANIA.

Dos días después del retiro de la placa, gran asombro causó la información de una denuncia contra Cox por presunto abuso sexual ocurrido en Alemania, lo que fue confirmado por la Congregación de los Padres de Schoenstatt.

La víctima, que se cambió de nombre y reside actualmente en Estados Unidos, decidió informar del hecho en noviembre de 2017. Después de una investigación eclesiástica realizada en EE.UU., se presentó la denuncia formal a principios de agosto ante la fiscalía de la ciudad  de Coblenza, según reseñó el medio alemán Deutsche Welle.

Posteriormente, se supo que la justicia desestimó la investigación porque el caso habría prescrito y además en el 2004, año en que ocurrieron los hechos, se consideraba un delito el abuso sexual cometido contra los menores de 16 años, pero la víctima tenía 17 en ese entonces.

Sin embargo, una investigación canónica sí se llevó a cabo por esta denuncia, luego que enviaran la indagatoria a la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano.

Según el viceprovincial de Schoenstatt, Patricio Moore, quien además fue nombrado como vocero oficial para tratar la situación referente al arzobispo emérito de La Serena, el joven, de origen boliviano,se encontraba en Vallendar como parte de un programa para vivir por cinco meses allá.

Visitaba con frecuencia la residencia del sacerdote y realizaba, junto a otros jóvenes, trabajos de cocina y jardinería.

“Él afirma que monseñor Cox se le habría acercado, intentado abrazarlo y le habría dado un beso. (El joven) presentó esta denuncia, que fue llevada inmediatamente por nosotros a la policía y al Vaticano”, dijo Moore.

 

RESTRICCIONES Y EXÁMENES MÉDICOS

En el marco de la investigación hecha por la iglesia, la congregación de Padres Schoenstatt adoptó medidas para prevenir que el obispo Cox tenga contacto con menores.

 “Se le quitó el teléfono celular, también el de su pieza. Todas las llamadas pasan a través de otra persona que verifica quién es. Tampoco puede salir de la residencia”, detalló Patricio Moore, según consignó el portal Emol.

El vocero indicóque la circulación de Cox es limitada, ya que tiene dificultades para moverse y requiere de la asistencia de un ‘burrito’.

Consultado por El Día, Moore certifica que las restricciones para el exarzobispo continuarán, y la próxima semana se le realizarán exámenes médicos para determinar la posibilidad de traerlo al país.

“Si los médicos nos dan ese permiso lo traeríamos acá a Chile”, sostiene.

Moore aclara que el Instituto de Padres Schoenstatt entregó a la Santa Sede los antecedentes de la denuncia hecha en Alemania contra Cox para que se hiciera la respectiva investigación, la cual queda cerrada con el anuncio de la dimisión clerical.

“Ahora lo que queremos es traerlo para acá (a Chile) para cualquier cosa que requiera la justicia”, reitera.

LO QUE QUIEREN LOGRAR

En la vorágine por el caso Cox, son los fieles católicos, las autoridades políticas y eclesiásticas, así como las propias víctimas los que se manifiestan en torno a lo que vendrá en el futuro, para poder cerrar un triste capítulo que marcó muchas vidas. 

Al terminar la misa en la Catedral de La Serena, la señora Isabel Orellana entregó su opinión sobre el asunto.

“No podemos permitir que esos abusos sucedan. Él sencillamente no podía seguir siendo parte de la iglesia porque su actuar no se condice para nada con los valores que se pregonan. Yo soy católica de familia pero estoy muy molesta y me parece bien la expulsión total, que le quiten todos los derechos para que sea un civil común, como somos los demás pecadores”, exclama.

Igual opina Helbert Parra, quien cree que si este tipo de,casos vuelve a ocurrir, los religiosos involucrados tendrían que ser castigados.

“Por último, deberían hacer una ley para que los sacerdotes se casen, vengan a dar misa, pero que respeten a nuestros niños y jóvenes”, destaca.

Felipe Barraza, vocero de la agrupación Juan XXIII, también entregó su apreciación sobre el repentino anuncio desde el Vaticano.

“Fue bien sorpresivo, pero sabíamos que esto iba a llegar en algún minuto. La Justicia tarda, pero llega y es al menos un gesto por parte de la Iglesia haber expulsado a Francisco José Cox. Sin embargo es insuficiente mientras lo mantengan escondido en Alemania porque aún le están dando refugio”, razona.

Barraza espera que por voluntad propia, los Padres de Schoenstatt lo envíen a Chile incluso antes que se pida una extradición.

“Que lo juzguen en Chile. Cox es hoy un criminal que está escondido en Alemania, ya no es cura”, asevera.

 

“TIENEN DERECHO A SER ESCUCHADOS”.

Monseñor Manuel Donoso, arzobispo de La Serena entre 1997 y 2014, no tiene la certeza, pero estima que recibió durante su gestión a unas 9 personas que le confesaron conductas impropias por parte de Francisco José Cox.

“Yo conozco a dos de los que han denunciado públicamente. Lo que presentaron me parece verdadero y también discreto. Creo que estas cosas pasaron (…) son firmes, verdaderas y la gente tiene derecho a plantearlas”, destaca.

Reafirma que es importante que las personas que sufrieron abusos puedan expresarse y se les oiga, “para eso está la justicia”.

Donoso fue sucesor de Cox y asumió el Arzobispado en abril del año 1997.

“Lo que me tocó fue difícil. Yo había estado sólo tres veces antes en La Serena y parece que era algo bien sabido (los abusos), pero muy poca gente me habló de eso.  Es como si hubiera una especie de deseo de no hablar o un consenso, yo no sé”, admite.

Y confiesa que los relatos de las personas que recibió eran muy dolorosos. 

“Ellos podían decir todo lo que querían. No recuerdo exactamente a cuántos entrevisté, pero me parece que fueron 9, aunque no tengo la certeza. Yo dije en el Arzobispado que la gente que quería venir podía hacerlo y nunca les dije que vinieran al otro día. En ese momento nadie les pidió entrar en un proceso judicial, porque era una situación muy compleja. Ahora hay más claridad, incluso en el plano legal con todo este tema”, aclara Donoso.

 

VALORAR LA DECISIÓN

Los tres hombres que han denunciado públicamente los abusos perpetrados se sintieron burlados al ver a Cox en un entorno privilegiado el pasado domingo.

Ahora, al saber que el Papa ha dimitido su estado clerical, valoran la decisión y piden que sea devuelto a Chile para que enfrente la justicia ordinaria porque, aseguran, él está consciente de lo que hizo.

“(…) Cuando el periodista le preguntó (a Cox) por Abel, como que miró hacia arriba y pensó. Quizá él no se acuerde de nosotros, porque éramos tantos niños alrededor, pero aunque él en su conciencia no tenga nombres, sí tiene la basura que desparramó durante todo ese tiempo”, manifiesta Godoy.

Abel  Soto, de 49 años, quien en junio pasado rompió el silencio y dio a conocer la historia sobre losabusos que sufrió desde que era un niño en Chillán, y que se repitieron al comenzar sus estudios universitarios en La Serena, ve lo que está pasando como una oportunidad para las personas que aún están en silencio, de manera que “puedan sacarse ese tremendo peso de encima”.

“El hecho de quitar la investidura de Cox es un antes y un después en la Iglesia católica porque (Cox) es un obispo y en la declaración del Papa se ha categorizado el abuso de menores (…) esto abriga una luz de esperanza para todas las otras víctimas y sobrevivientes que ven de manera muy lejana su justicia, pero ese viento está empezando a soplar de a poco”, señala.

Edison  Gallardo, otra de las víctimas, afirma que por fin siente quietud y paz interior, al saber que Cox perdió sus privilegios clericales y que “ya tenemos la justicia social”.

“Él no va a poder salir tranquilo a la calle, pasó a ser una persona civil como el común de los mortales y eso para mí ya es justicia (…) espero que esto sea el principio para los denunciantes”, acota. 6101iR

PRESUNTO ENCUBRIMIENTO POR PARTE DE BERNARDINO PIÑERA

Varias son las ramificaciones del caso Cox y las acusaciones han salpicado a otros religiosos que en algún momento estuvieron cerca de él.

Así pasó con Bernardino Piñera, ex arzobispo de La Serena y tío del presidente Sebastián Piñera. El denunciante Abel Soto aseguró a un medio de comunicación nacional que él presenció algunos episodios de abusos, pero que decidió encubrir estas situaciones.

“Yo viví con Bernardino Piñera y con Cox en el arzobispado y comía todos los días con él y (Piñera) veía cuando Cox me manoseaba y me daba besos en la boca, delante de él y de la familia que nos atendía. Piñera lo encubrió, lo protegió y permitió que tantos cabros como yo siguieran ese camino", relató Soto al periódico La Segunda.

En una entrevista concedida a El Día en febrero pasado, se le consultó a Piñera si había tenido contacto monseñor Francisco Cox

“Una  que otra vez le mando una carta o lo llamo por teléfono y otras veces me llama él. Le estoy muy agradecido porque fue un muy buen auxiliar conmigo. A él, más que a nadie, se le debe la visita del Papa Juan Pablo Segundo a Chile. Y una vez estando en Europa, estuve con él, pero hace varios años que no lo veo”.

-¿Pidió perdón por lo ocurrido?

“Ese es un  tema de conciencia  y no lo sé, nunca he hablado de eso con él, jamás”.

En ese momento, monseñor Piñera evita seguir  hablando  del tema y prefiere terminar con la entrevista.

 

CRONOLOGÍA

Septiembre de 1990

Cox es nombrado arzobispo de La Serena, convirtiéndose en el sucesor de monseñor Bernardino Piñera.

Abril de 1997

Tras publicaciones de la prensa de la época, y luego de que la Nunciatura Apostólica iniciara una investigación, por supuestos “actos impropios” de Monseñor Cox, renuncia a su cargo y se retira a Colombia para desempeñarse como asistente de la iglesia.

Noviembre del 2002

Luego de años de incertidumbre por parte de la comunidad serenense sobre los motivos de la renuncia, el Cardenal Errázuriz reconoce que está siendo investigado y que luego de estar en Colombia, fue enviado a Alemania a llevar una vida dedicada a la oración y al recogimiento.

 

LO QUE ESTÁ PASANDO

-30 de Septiembre 2018

La agrupación de laicos Juan XXIII logra retirar una placa en la que se reconoce a Cox dentro de la historia de la catedral de La Serena.

-02 de octubre:

La justicia acoge la demanda de Hernán Godoy, quien declara ante Tribunales de La Serena.

Sale a la luz una denuncia por presunto abuso sexual a un joven de 17 años por parte de Cox, hecho que habría ocurrido en Alemania durante el 2004. Se desestimó una investigación en fiscalía porque el delito prescribió, pero se adelanta un procedimiento canónico en el Vaticano.

-06 de octubre:

El Instituto de Padres Schoenstatt envía un comunicado en el que piden perdón a las víctimas y detallan que Cox se encuentra enfermo, necesita asistencia permanente y tiene signos de demencia senil.

-07 de octubre:

El canal 24 Horas muestra a Cox en la casa central del Movimiento Schoenstatt en Alemania. El periodista le pregunta por las denuncias en su contra, pero el religioso no responde y evita pedir perdón.

 

 

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