• En Coquimbo se han enfrentado a otra dificultad que restringió los espacios. Debido al terremoto de 2015, se debió derrumbar la torre antigua por los daños que el sismo le provocó.
  • El director del recinto Coquimbano dice que a la fecha están funcionando prácticamente como un “hospital de campaña”, debiendo recurrir a containers y el arriendo de casas aledañas para poder operar.
Crédito fotografía: 
Andrea Cantillanes
*El establecimiento de la capital regional cuenta a la fecha sólo con 284 unidades, pese a que las proyecciones indican que para atender los requerimientos de la población debería contar a lo menos con 500 a 550. En el puerto se repite la misma situación. Cuentan con 288 camas pero se requiere de 600. *La situación es catalogada como crítica por los directores de ambos nosocomios y abre el debate sobre la urgente necesidad de mejorar sus condiciones de infraestructura. La solución más factible, indican, es que se construyan de nuevo y que ambos edificios sigan operando de forma complementaria.

La discusión sobre la necesidad de mejorar los dos principales recintos hospitalarios de la región se ha instalado en la agenda noticiosa esta semana. Entre las autoridades ha habido divergencias respecto a si se hace necesario construir un solo nuevo hospital para ambas ciudades o si se debe apuntar a optimizar el servicio de cada uno de ellos por separado.

Ante esto, El Día quiso indagar en cuál es la real situación que enfrentan en la actualidad ambos nosocomios. Las noticias no son positivas y los directores alertan que se encuentran en una situación bastante deficitaria, que repercute, por cierto, en la oportuna atención que puedan dar a los pacientes.

El factor común en ambos casos, sin lugar a dudas, es la grave falencia de camas que mantienen a la fecha.

El hospital San Juan de Dios de La Serena comenzó a construirse en 1948 y fue inaugurado en 1952, durante el gobierno de Gabriel González Videla. En sus inicios, fue pensado para proporcionar atención a una población de 50 mil personas y si bien durante estos años ha sido objeto de algunas remodelaciones, lo cierto es que el espacio físico ha comenzado a ser insuficiente para albergar la demanda que registra en la actualidad, donde atiende a sobre 700 mil beneficiarios del sistema.

Así lo manifiesta el director del recinto, Edgardo González, quien plantea que con el paso de los años se han ido agravando las carencias en este sentido. Según detalla, actualmente cuentan con una oferta de 284 camas, pese a que la demanda que proyectan se ubica en un total de 500 a 550 camas.

“La Serena tiene un estándar de 1,1 camas por cada mil habitantes, cuando el estándar de Chile bordea 1,98 o 2 camas por cada mil habitantes, estamos muy lejos del estándar nacional y más lejos aún de la OMS”, sostiene.

Además de eso, agrega González, tampoco se está cumpliendo con los estándares que se están aplicando hoy en día en el país respecto de la construcción de nuevos nosocomios. “Nosotros actualmente tenemos 50 metros cuadrados por cama como estándar y lo que construye Chile actualmente es 200 metros cuadrados por cama”, puntualiza.

La situación el igual de compleja en el recinto coquimbano. Su director, Claudio Arriagada, sostiene que a la fecha mantienen una disponibilidad de 288, y que llegarían con suerte a 301. “En consecuencia de que los datos duros que han arrojado los estudios que hemos realizado señalan que para cubrir los requerimientos de la población deberíamos contar con 600 camas”, puntualiza.

A eso hay que agregar que este recinto sufrió graves daños tras el terremoto de 2015, lo que obligó a demoler completamente la torre antigua. “Eso implicó que el hospital perdió 27 camas médico quirúrgicas y hoy día nosotros en promedio en la urgencia tenemos entre 25 y 30 pacientes diarios en espera de camas que no pueden subir a las áreas de hospitalización”.

Lo define como un “hospital de campaña” puesto que “es cosa de recorrerlo para ver que la mitad del recinto está en containers todavía después del terremoto del 2015”.

De hecho, dice, las instalaciones disponibles no dieron abasto para cubrir todos los servicios que deben prestar y debieron recurrir a alquilar algunas viviendas de alrededor. “Ahora estamos con containers por todos lados y por fuera tenemos más de 6 casas arrendadas donde funcionan distintas áreas del hospital, incluso tenemos un policlínico ambulatorio funcionando en una de ellas, esa es la realidad, es crítica”, menciona.

Desde el Colegio Médico Regional afirman que la Región de Coquimbo presenta uno de los peores índices de camas hospitalarias del país. Esto porque, según un análisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en promedio Chile llega a 2,1 camas por cada 1.000 habitantes, en países como Argentina el promedio se eleva a 4,7 por cada 1.000 habitantes y en otras naciones desarrolladas como Alemania llegan a 8.2 por cada mil habitantes, lejos de las 1,1 camas por cada mil habitantes de las que se dispone en la zona. 

 

POCO AVANCE EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

Según las cifras del último Censo dadas a conocer en diciembre de 2017 por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Coquimbo se ubica entre las 3 regiones del país donde más se ha incrementado la población respecto de las cifras de 2002, pasando de tener 625.228 habitantes ese año a 757.586, el 2017, es decir, un alza de 21%. Se instala también como una de las zonas que recibe más migración.

Evidentemente esto hace pensar que también vayan en incremento las demandas hospitalarias y parece lógico que, previendo esta situación, se comenzaran a realizar gestiones para que las mejoras en esta línea fueran de la mano con la explosión demográfica. Sin embargo, al parecer no se ha avanzado como se hubiera querido, lo que ha repercutido en la crisis de infraestructura que se revela hoy.

El director del hospital de La Serena, Edgardo González, explica que desde que se construyó a la fecha se han realizado algunas normalizaciones, pero que no han logrado cubrir la real demanda. En la actualidad este recinto se define como un establecimiento de alta complejidad, que atiende a la comuna de La Serena y, para múltiples especialidades también a toda la región y también parte de la región de Atacama.

En palabras simples, su labor se divide en la atención abierta, que considera a la gente que asiste al hospital por una atención médica y resuelve su tema dentro de día, de forma ambulatoria y además de otro grupo de pacientes que requiere hospitalización, atendida su patología más compleja.

En el caso de la atención abierta, este recinto estuvo peleando por más de una década para que se concretara el proyecto del Centro de Diagnóstico Terapéutico (CDT) en los terrenos de la excárcel de La Serena, que ya inició su construcción en enero de este año y cuyo plazo de término se fijó en 38 meses, para entrar en operaciones el 2021.

“Eso va a venir a solucionar el problema para la atención abierta, pero en el componente de hospitalización, cuando hablamos de camas, que es lo que a nosotros nos preocupa como directivos, estamos muy lejos de responder a las necesidades reales de la gente, se necesita la construcción de un hospital nuevo que responda con esa oferta de camas de 500 unidades”, plantea.

Como funcionarios, afirma, han hecho una serie de ajustes para cumplir con las exigencias que les impone el ministerio, consiguiéndolo de muy buena forma, según las cifras de evaluación.

“Cuando un burócrata del nivel central desde su escritorio te dice que gestiones, decimos que hemos sido más que creativos, evidentemente aquí estamos frente a una restricción, La Serena necesita camas”.

Esto lamentablemente repercute en los usuarios, indica, quienes obviamente responsabilizan a los funcionarios de las deficiencias existentes. “Todos los días los pacientes demandan, exigen, están informados, tienen derechos, están más empoderados”.

El recinto tiene muchas patologías GES, 80 de ellas, 63 ve el hospital de La Serena “o sea, nosotros tenemos una presión adicional, que es legal. Uno puede generar una lista de espera en lo que es no GES, lo que me parece que también es inaceptable, porque es gente enferma con hernias, várice y otras tienen una importancia, pero el GES es una obligación legal, entonces más presión le pone a este sistema con tantas restricciones en el hospital, porque tiene resolución quirúrgica la mayoría”.

Por su parte, Carla Ahumada, subdirectora administrativa del hospital de La Serena, detalla  que en los últimos 3 años se ha hecho un plan de inversiones fuerte, tanto en infraestructura como en equipamiento, incorporando $9.500 millones en el mejoramiento del hospital.

“Hemos buscado nuevos lugares para crecer, hicimos un proyecto evaluando lozas del edificio para hacer un segundo piso, pero en la práctica, ha sido bastante complejo poder desarrollar esa infraestructura manteniendo los niveles de producción que exige la población, porque no se puede cerrar medicina, por ejemplo, porque no se puede esperar por camas”.

No obstante, advierte que ya no están en condiciones de seguir haciendo más movimientos de infraestructura. “Esto nos ha permitido que en 30  0 60 días más ya se genera el primer proyecto de aumento de camas, pero el impacto es poco, estamos hablando de un 3% del total (15 camas adicionales), es lo que hemos encontrado como espacio físico disponible para crecer. Hay acciones de corto plazo, pero claramente son insuficientes”.

Así también lo considera Celia Moreno, subdirectora médico del hospital, quien sostiene que “la verdad es que en el hospital hemos agotado todas las estrategias para mejorar esta falta de camas”.

Cuenta que han implementado la hospitalización domiciliaria, han puesto equipos médicos trabajando las 24 horas en el servicio de medicina “tenemos gestión paciente 24 horas para estar siempre buscando cupos, es un ajedrez permanente el que estamos jugando, pero ya llegamos al tope, todas las estrategias las implementamos y así aparecen 15 pacientes en urgencias esperando camas”.

En Coquimbo, en tanto, Marcos Chavarría, jefe de control de gestión, planificación y desarrollo, relata que el 2006 se le convocó a realizar un Estudio Preinversional Hospitalario (EPH), que consiste en estudio de prefactibilidad que permite definir una proyección a 30 0 40 años más “pero pensando en resolver la brecha actual, lo histórico, más aquella que dejamos de hacer y aquello que vamos a desarrollar como polos nuevos a 30 años”.

En efecto, éste se desarrolló y en esa oportunidad el ministerio planteó que se iba a normalizar el recinto coquimbano en 4 etapas sucesivas. La primera de ellas tenía que ver el área de hospitalización “y se construyó lo que existe actualmente”, precisa.

La segunda consideraba la construcción de un segundo edificio que correspondía a áreas críticas, intensivo adulto, intensivo pediátrico, pabellones, psiquiatría, unidad patológica. La tercera, en tanto, tenía que ver con normalizar el servicio de urgencia y la última todas las áreas de servicios como lavandería, esterilización, talleres, calderas.

“Pero después que terminamos el estudio el 2006 solo se logró la primera etapa, la normalización del edificio de hospitalización, las otras tres no se concluyeron”, detalla. Respecto de las razones de que esto ocurriera, sostuvo que “hubo varias, una de ellas es que efectivamente existía presupuesto para construir la torre de hospitalización y las siguientes etapas no se siguieron avanzando porque no hubo una decisión ministerial de los gobiernos siguientes de continuar, quedó pendiente”. Incluso, indica, uno de los últimos argumentos que utilizó el ministerio fue que nosotros no habíamos terminado el EPH de la normalización completa.

 

ESTUDIOS ACTUALES

Tras el terremoto de 2015 y luego de una visita de la subsecretaria de Salud, surgió la idea de que nuevamente en el caso de Coquimbo se efectuara un Estudio Preinversional Hospitalario. También se haría lo mismo en los recintos de La Serena e Illapel. En esa ocasión, dice Marcos Chavarría, se puso la condición de “normalizar el establecimiento completo y no pensarlo en forma parcial, por etapas, porque si no no terminamos nunca”. Se aceptó así y lo iniciaron en octubre de 2015. Esperan entregarlo durante el mes de junio.

Lo propio hicieron en La Serena. El director Edgardo González señala que de hecho durante el primer trimestre estarán listas las conclusiones. “Esa proyección va a decir cuántas camas necesita el hospital y cuántos metros cuadrados necesita para ser construido”, detalla.

 

¿UN HOSPITAL NUEVO O MEJORAMIENTO DE LAS INSTALACIONES?

Si bien los estudios que se desarrollaron en ambos recintos -y que, dicho sea de paso, son elaborados por un comité multidisciplinario interno que incluye especialistas en todas las áreas- aún no han sido entregados, ya con los datos existentes se puede advertir algunas conclusiones. La primera de ellas es que, al parecer, ambos establecimientos necesitarían nuevos terrenos para ser construidos y cumplir con la demanda proyectada.

De hecho, Marcos Chavarría señala que hace una década se acordó precisamente que se apuntaría a la normalización de los hospitales por separado. “La decisión de las comunidades hospitalarias, de la comunidad que se atiende y la propuesta de las autoridades fue desarrollar los dos hospitales en forma paralela. Con el tiempo se ha ido solidificando esa decisión y la última reunión que tuvieron los equipos directivos el 12 de mayo se ratificó esa decisión de tener desarrollos independientes en los dos establecimientos”.

En este sentido, el director Claudio Arriagada recalca que “nuestro objetivo final es que tanto el hospital de Coquimbo como La Serena terminen sus estudios preinversionales y la cartera de servicios ya está coordinada para poder abarcar toda la región y la macroregión, ese es modelo que nosotros estamos planteando para que el ministerio de Salud tome la última decisión”. La alternativa de hacer solo un hospital grande para ambas ciudades, parecería inviable entonces.

El directivo del recinto portuario señala que siempre han sido pensados como hospitales complementarios porque “en complejidad y geográficamente también es mucho más conveniente”.

Hasta ahora, agrega, el dimensionamiento indica que el establecimiento de Coquimbo debiera ser construido ojalá en 5 hectáreas y la ubicación actual tiene 2,4 hectáreas. “La única alternativa para poder reconstruir acá mismo es hacerlo estando funcionando el hospital y tener considerados 3 o 4 pisos subterráneos, pero para eso se requiere de muchas obras complementarias que encarecen el proyecto”. Es lo que han concluido y lo que los arquitectos han recomendado “para normalizar este hospital se necesita un espacio distinto, porque acá vamos a estar muy apretados. Además, si uno construye acá mismo manteniendo el hospital funcionando duplica el costo”, precisa Arriagada.

En el caso de La Serena, como ya se ha dicho, hubo avances en el caso de la atención abierta, con el inicio de la construcción del CDT, pero ahora resta mejorar su principal problemática, que es la generación de espacios para la instalación de las cerca de 300 camas adicionales que se requieren para cubrir la demanda.

En principio se dijo que una de las alternativas era construir una nueva torre en el mismo recinto, es la esquina de calle Juan de Dios Pení con Larraín Alcalde, pues las atenciones que allí se realizaban se trasladarían al CDT. Pero ahí surgen varias dificultades. 

“Es bien complicado demoler y construir ahí” plantea González, porque además se encuentran con otra limitante y es que el terreno está emplazado dentro del Casco Histórico de la ciudad, donde existen restricciones de altura y edificación.

Por ello, dice el director, están viendo como una opción más viable que la construcción de un hospital nuevo en otro lugar. “La opción más rápida siempre para las dos ciudades es construir en lugares distintos a los cuales se está funcionando, porque se sigue operando mientras se avanza en otro sector. Ahora, eso pasa por una serie de análisis con las unidades de proyecto, con las autoridades sectoriales, con el ministerio de Salud, pero lo que si ya está claro es la definición que hizo la red asistencial del servicio de salud Coquimbo de que ambos hospitales van a tener desarrollos propios, complementándose en algunas especialidades.”.

Esa definición se va a tomar en función del tamaño de lo que se proyecte como hospital “donde va a decir que requiere, por dar un ejemplo, 120 mil metros cuadrados, esa dimensión dirá dónde debe quedar, si cabe ahí mismo en esa manzana o en otra parte. Actualmente el hospital tiene 16.500 metros cuadrados en es amanzana. Escalar a 120 mil metros cuadrados, uno puede inferir que hay algunas limitaciones”.

A eso se suma que sólo se podría concretar una vez que se ponga en funcionamiento del CDT, lo que se proyecta para el 2021, lo que retrasaría el avance en esta materia. “Esa secuencialidad atenta contra los tiempos de la normalización completa del hospital de La Serena”.

Respecto a qué ocurriría con el CDT, que se construyó pensando en que estuviera conectado (a través de un túnel) con el recinto actual, de manera de que estuviera todas las prestaciones en un solo lugar, Edgardo González manifiesta que no existirían complicaciones, puesto que “un CDT puede tener grados de autonomía como funcionamiento de edificio, no habría limitante en eso”.

“Nosotros queremos ser responsables con la proyección de lo que significa un hospital, es decir, que no quede chico al momento de inaugurarse. La Serena es una ciudad que tiene mucha inmigración, el nivel cada vez está solicitando a las regiones que se desarrolle más su capacidad de resolver, en cáncer, en unidades críticas, y me parece muy bien, que no todo llegue a Santiago o a las grandes zonas urbanas y esta es una forma de hacerlo”.

Asimismo, recalca que “es evidente y está de manifiesto que La Serena y Coquimbo tienen un importante déficit de camas y que la voluntad del país es dar cuenta de estas necesidades y responder”.

Hay coincidencia en todo caso de que se trata de proyectos de largo plazo, que podrían tardar entre 8 y 10 años para poder materializarse. Sin embargo, recalcan que lo importante es comenzar a avanzar desde ya. Lo que sí está claro es que existe una carencia y que ésta se debe cubrir. 3701iR

REQUERIMIENTO DE FUNCIONARIOS

Otro tema es el déficit de funcionarios que existe en cada uno de los establecimientos. De acuerdo a lo expresado por el director del hospital de La Serena, para que el ministerio considere aumentar la dotación también tiene que haber asociado un proceso de normalización, por lo cual en el caso de este recinto, al no haber medidas en esta línea, han debido cumplir con las cada vez mayores exigencias, con el mismo personal.

De recibir mejoras, indica, proyectan que a los menos requerirán un total de 300 nuevas personas trabajando en el hospital.

En el caso de Coquimbo, el director Claudio Arriagada plantea que tienen actualmente un total de 1.400 trabajadores, pero que si se llega a concretar un nuevo hospital los cálculos indican que deberían llegar a 2.900.

 

ATENCIÓN DEL CÁNCER

Una de las deficiencias que existe en la región y que ha sido una sentida demanda de las organizaciones relacionadas con esta enfermedad es la falta de atención que existe actualmente para los procesos de radioterapia, debiendo los pacientes en la actualidad ser trasladados hasta Valparaíso para recibir sus tratamientos.

Desde hace varios años se ha buscado desarrollar un proyecto en esta línea, pero también se ha visto en la dificultad de que se requiere de un gran espacio físico para emplazarlo.

Según explica Edgardo González, la proyección de demanda en radioterapia también está al límite, toda vez que Valparaíso está ofreciendo 250 cupos “pero ya está colapsado, porque la incidencia de cáncer ha crecido muchísimo y nuestras estimaciones de demanda dan cuenta de 1.600 prestaciones al año y estamos muy lejos de eso”.

Por esta razón, dice, el año pasado se desarrolló el proyecto para construir en la zona un centro de “y el ministerio le dio prioridad uno para ser construido en Chile, es decir, el próximo centro de radioterapia que se haga en el país debería ser este”.

Pero, advierte, es un búnquer que requiere de mucho espacio físico “son paredes de 1 metro y 10, con una tecnología de punta, es un mega proyecto en cuanto a construcción y tecnología, que requiere además recursos financieros importantes”.

 

Suscríbete a El Día y recibe a diario la información más importante

* campos requeridos

 

 

Contenido relacionado

- {{similar.created}}

No hay contenido relacionado

Cargando ...

 

 

 

 

 

 

 

 

Diario El Día

 

 

 

X