Claudia Fuentes lo había intentado todo para dejar de fumar. No recuerda a ciencia cierta por qué comenzó con lo que ella misma denomina “el peor de los vicios”, pero sí tiene claro el daño que ha causado en su vida desde hace aproximadamente 25 años cuando tomó por primera vez un cigarrillo.
Y es que nunca más pudo dejarlo e incluso llegó un momento en que consumía dos cajetillas diarias, o más, durante su adolescencia y juventud. “Era demasiado, en esa época no me daba cuenta de lo que estaba haciendo, porque era chica y fumar era común, como lo ha sido siempre, una moda. Y además que todavía no tenía ningún inconveniente físico. Así que no me planteaba dejarlo. Sentía que era normal”, relata Claudia, hoy auxiliar de enfermería, recordando los momentos en que el tabaquismo la estaba superando sin que ella pudiese darse cuenta.
Pero resulta que los años pasaron. Ingresó a estudiar a la educación superior y no bajaba sus dosis, lo que también, según admite, le hacía gastar gran cantidad de dinero, y a esas alturas comenzaba a experimentar deterioros evidentes en su salud. “Una no se da cuenta hasta que sucede algo que pone la voz de alerta. Y eso fue lo que me pasó a mí, empecé con ahogos y cansancio muy fuerte, lo que me impedía realizar actividad física. Ahí ya estaba más grande y decidí tomar cartas en el asunto, pero nada me resultó”, cuenta la mujer.
Y lo mismo le ocurría una y otra vez. Trataba, pero las recaídas eran devastadoras. “Lo dejaba y volvía. Hubo momentos en que me fumaba sólo un cigarrillo al día, pero después pasaba de golpe a las dos cajas. No lo podía superar”, afirma Claudia.
Su familia la instaba a que se hiciera un tratamiento, pero pensaba que ya nada podía resultar, hasta que por casualidad encontró la que sería la solución.
Acompañó a su hijo, quien estaba sufriendo de una crisis de ansiedad, hasta la consulta del doctor Gustavo Fierro, al que no conocían, pero les habían comentado que realizaba terapias alternativas para este tipo de patologías. Más específicamente Fierro se dedicaba a la hipnosis regresiva.
Al hijo de Claudia le llamó la atención. Y es que no quería medicarse y el método resultaba novedoso, aunque incierto. Sin embargo “corrieron el riesgo” y contrataron los servicios del especialista. Allí se encontraron con algo que, según reconocen, no habían visto en la zona hasta ese momento. “Al menos yo no conocía la terapia de hipnosis como un tratamiento clínico, y por lo mismo sinceramente no creí que pudiésemos tener resultados, pero mi hijo sí estaba convencido así que le dimos para adelante y tuve la oportunidad de conversar con el doctor”, dice Claudia Fuentes, quien admite que fue en esa conversación donde vio una salida, no sólo para el problema de su hijo, sino también para la adicción al tabaco que la había perseguido durante toda la vida.
“Le conté de lo que me pasaba a mí, y me dijo que era tratable también con la hipnosis regresiva así que lo intenté. Además que fue una buena fórmula para acompañar a mí hijo en el proceso”.
Y tras la primera sesión ya comenzó a sentir los cambios. En ese viaje hacia el pasado inducido, al fin su subconsciente pudo volver hasta el momento en que el cigarro se convirtió en un problema. “Al principio estaba incrédula, pero me transporté. Me recosté en el sillón y a medida que el doctor me iba hablando comencé a entrar en trance. Sentía el cuerpo pesado, pero muy agradable y recordé cosas que al parecer se habían borrado de mi memoria. Me acordé que empecé a fumar realmente pequeña, como a los nueve años, y eso porque me mandaban a prender los cigarros, como una gracia. Pude ver ese episodio de mi vida en tercera persona y rescatar a esa niña que era yo. Desde ese momento no he vuelto a fumar y ya han pasado unas semanas, lo que es mucho para mí”, relata Claudia, contenta, sabiendo que aún queda mucho trabajo por hacer, pero ya dio el primer paso, con el método que menos esperaba.
LA HIPNOSIS, UNA DEMANDA CRECIENTE
Pero el caso de Claudia no es aislado. Según afirma el psicólogo clínico Gustavo Fierro, quien lleva 17 años dedicado a realizar terapias de hipnosis para tratar sintomatologías vinculadas al estrés, ansiedad, fobias, depresiones y adicciones, entre otras, en los últimos cinco años la demanda de los pacientes que están optando por esta alternativa ha crecido fuertemente.
Esto proceso, Fierro lo ha experimentado en la región donde llegó a trabajar durante el año 2012 y ha visto cómo la gente ha ido optando por la hipnosis como método de sanación de diversos males. De hecho, según afirma, en la actualidad han proliferado alrededor de 20 centros dedicados a esta especialidad clínica.
Y es que asegura que las ventajas que tiene esta forma de tratamiento son bastantes en comparación con otros métodos curativos, sobre todo en lo que tiene que ver con el tiempo que demora en obtener los resultados, y aquello lo ejemplifica perfectamente el caso de Claudia. “La experiencia ha demostrado que la hipnosis es más eficiente, porque permite obtener resultados terapéuticos en menos tiempo. Por ejemplo, si uno quisiera trabajar temas de autoestima, en una terapia, con un psicólogo tradicional, podrían ser entre 10 a 15 sesiones, en cambio desde la hipnosis son cinco o seis sesiones”, explica el especialista.
LA TERAPIA DE PROGRESIÓN, IR HACIA ADELANTE
Y la terapia también tiene sus variaciones. Claro, a menudo se piensa que la hipnosis es sólo regresiva, pero Gustavo Fierro derrumba el mito. Asegura que también se puede ir hacia adelante en el estado de trance para enfrentar eventos futuros que estén generando cuadros ansiosos o de estrés en las personas.
Este es el caso de César Vargas Rojas, quien superó con éxito su examen de grado de la carrera de Derecho, según afirma, gracias a la intervención clínica del especialista, quien le ayudó a anticiparse a los hechos que viviría ese día, uno de los más importantes de su vida.
Y es que el joven de 26 años estaba sumamente complicado. Se sentía mal, tenía problemas de sueño y no podía concentrarse para estudiar. Francamente, pese a que siempre fue un buen alumno, estaba inseguro.
No quería tomar pastillas. Ya lo había hecho en épocas pasadas y afirma que no dieron resultados. Es más, cuenta que lo perjudicaron ya que provocaban que estuviese “más lento” y cansado durante todo el día.
Pero una tía le recomendó la hipnosis, y, aunque confiesa que al principio lo hizo con escepticismo, al igual que Claudia, terminó acudiendo a la consulta. “Vine por recomendación de una tía. Lo que pasa es que sentía mucha presión, por mi examen de grado, porque en 40 minutos tienes que demostrar todo lo que aprendiste en todos los años que estuviste en la universidad. Es algo muy complejo y la carga psicológica era muy pesada. Necesitaba de esta ayuda”, relata el futuro abogado.
Cesar agrega que sus dudas se acrecentaron cuando le dijeron que debía someterse no a una regresión, sino que a una progresión, es decir, adelantarse a un evento futuro. “Si ya estaba incrédulo por lo que te puede ayudar la hipnosis clásica, que son las regresiones, imagínate cuando me hablaron de todo lo contrario, de ir hacia adelante. De verdad sentí que no iba a resultar”.
Sin embargo se atrevió y el resultado fue el esperado. “Logré ponerme en la situación del examen. En el fondo, en el trance al que llegué durante la hipnosis estaba en el lugar, con el profesor equis que me iba a evaluar y en un escenario que era muy parecido al que finalmente fue. Tanto así que cuando llegó el día del examen, no hubo nervios, no hubo ansiedad ni nada. Porque yo sentía que ya había pasado por eso. Entonces, superé todo sin mayores dificultades. Fue tal cual lo visualicé. Definitivamente era lo que andaba buscando”, cuenta César, quien asegura que repetiría la experiencia, sin dudarlo, si tuviese que enfrentar una situación similar.
DEFIENDEN EL SUSTENTO CIENTÍFICO
“Que no tiene sustento científico”, “que sólo se basa en la sugestión de las personas”, son algunas de las críticas que durante años se le han hecho a la terapia de hipnosis cómo método clínico para sanar patologías psicológicas y en algunos casos físicas. De hecho, el siquiatra de la Universidad Católica del Norte, Alberto Salas, señala que “nunca ha concitado el consenso de la comunidad científica, pese al largo tiempo en que se ha practicado”.
Pero Gustavo Fierro, defiende la eficacia del método y asegura que sí tiene bases científicas lo suficientemente demostradas que avalan su utilización. En ese sentido, explica cómo funcionaría el cerebro durante el proceso, lo que haría posible la obtención de buenos resultados. “Se puede entender que haya resistencia por parte de algún sector de la comunidad médica, pero lo cierto es que aquí hay bases científicas y estudios que han demostrado la utilidad de estas terapias. La hipnosis es una inducción hacia un estado de trance, y un estado de trance se entiende como un estado de conciencia diferente. De ahí nace la hipnosis clínica. La persona no pierde el conocimiento entra en un estado que está entre el sueño y la vigilia, y en ese estado de trance se puede acceder al contenido subconsciente obteniendo resultados terapéuticos en más corto plazo”, asevera el profesional.
Y agrega que, científicamente, la intervención en la mente se logra gracias al espacio que se abre durante el trance para entrar en el subconsciente. “Este estado es como si te estuvieras quedando dormido, pero puedes escuchar lo que está sucediendo afuera, por eso es un estado intermedio. Científicamente hablando las ondas cerebrales se transforman en ondas theta, que permiten entrar al contenido subconsciente. Cuando la persona, en el caso de la hipnosis regresiva, ingresa a un contenido subconsciente anterior, regresa en el tiempo y puede volver a experimentar un hecho traumático. Ahí, en ese momento, la persona puede vivir la situación en primera persona o en tercera persona. Al revivir esta experiencia, está la posibilidad del terapeuta de intervenir esta realidad. Obviamente no cambiando el pasado, pero sí intervenir en cómo la persona integre ese contenido en su vida después de la hipnosis y que ya no genere daño, es decir se resignifica la experiencia”, explica Fierro.
CUESTIONAMIENTOS DESDE LA SIQUIATRÍA
Cierto. Existen testimonios de personas a las que la terapia de hipnosis regresiva les ha cambiado la vida y el especialista Gustavo Fierro argumenta a su favor. Pero, tal como lo señalaba el psiquiatra de la UCN, Alberto Salas, todavía existe una resistencia férrea, sobre todo desde la comunidad médica siquiátrica. “Lo que pasa es que no existe una explicación clara sobre cómo funcionaría la hipnosis y los resultados que ha mostrado en general han sido cuestionados por la metodología de sus estudios y la poca duración de sus efectos, cuando los hay. No se enseña habitualmente en las escuelas de medicina ni en los postgrados de psiquiatría. En el momento actual, no me parece un tratamiento que pudiese recomendar como única herramienta terapéutica para los trastornos que se señalan”, indica Salas.
Específicamente en relación al sustento científico, el psiquiatra precisa que si bien existen algunas teorías, ninguna ha logrado obtener consenso en la comunidad médica. “Las teorías son efímeras, y en general porque no han logrado sistematizar de manera clara sus herramientas técnicas (…) Además, otra de las críticas que se le hace a la hipnosis es que algunas personas son fácilmente hipnotizables y otras no, lo que podría explicarse por vía de la sugestión. Esto abre otro flanco complejo, pues según los críticos permitiría introducir contenidos externos a la persona, o volverlas más frágiles en caso de contenidos traumáticos”, sostiene el médico psiquiatra.
VIVIENDO LA EXPERIENCIA.
Quedamos intrigados. Y es que tras escuchar de los beneficios de la terapia y también la opinión de parte de la comunidad médica que no comulga del todo con la hipnosis, quisimos vivir la experiencia en primera persona. Si bien nos advirtieron que era poco factible, mediante este ejercicio y en ese contexto, dar luces de la efectividad que puede tener la terapia, nuestra intención fue la de hacernos una idea de lo que siente un individuo al entrar en el estado de trance que describen tanto el especialista como los pacientes entrevistados.
09:00 de la mañana en punto y llegamos hasta la consulta de Gustavo Fierro. Nos está esperando. No es el mismo del día anterior, cuando lo entrevistamos. Esta vez se planta derechamente de doctor a paciente y aunque sabe que sólo estamos experimentando, no deja nada al azar y la sala de hipnosis está acondicionada tal cual como si fuese a atender a uno de sus pacientes habituales.
A media luz, una música que parece ser oriental colma el ambiente mientras tomamos posición en el cómodo sillón reclinable en el que, se supone, entraremos a otro estado de conciencia.
“Haremos una regresión simple”, dice el especialista. Claro, la idea es trasladarnos hasta un punto de nuestra infancia específico y que lo sintamos como si lo estuviésemos viviendo nuevamente.
Son alrededor de 15 minutos de conversación previa, amable, para entrar en confianza, hasta que se nos da la primera instrucción. “Ahora necesito que cierres los ojos y te relajes”, acota Fierro, quien en ese momento se concentra de lleno en que entremos en ese estado de trance en el que eventualmente podríamos redescubrir lo que ha permanecido en nuestra memoria oculta.
Primero, el cuerpo pesado, pero con una sensación agradable. El terapeuta comienza a realizar algunos ejercicios con nuestra mente y nos pide, por ejemplo, que imaginemos “un cielo azul” y que escribamos nuestro nombre lentamente en ese cielo. Previamente, ya hemos efectuado el trabajo de respiración correspondiente. Y sí, consigue llevarnos a un estado poco común que es, al menos en lo físico, muy similar al que nos había descrito tanto Claudia como César, nuestros entrevistados.
Durante una hora el psicólogo nos habla, nos pregunta dónde estamos. Las expresiones de las personas que nos acompañan en ese “viaje” y efectivamente podemos darle algunas respuestas. Luego de ello, nos pide que “despertemos”. Lentamente cuenta hasta 10 y abrimos los ojos. Estamos de vuelta.
NÚMEROS DEL DÍA
90 minutos en promedio dura una sesión de hipnosis
ALGO DIFERENTE.
No sabemos si logramos entrar en el trance al cual ingresa la mayoría de quienes se atienden allí, pero, en base a lo experimentado, podemos concluir que la terapia es capaz de trasladarnos, en diferentes niveles, hacia otros momentos de la vida. Aunque claro, el contexto nuestro es muy distinto al de un paciente que acude con un problema específico y con una disposición de realizar una terapia. Así lo clarifica el psicólogo Gustavo Fierro. “Es evidente que el ejercicio que realizamos ahora tiene matices. Aquí no intentamos ir a un hecho traumático, solamente buscamos ese trance que es el paso previo a la realización de una terapia de hipnosis, donde sí es posible indagar en el subconsciente de las personas para sanar esas heridas abiertas. Pero, de todas formas, creo que logramos encontrar esa ventana hacia el pasado, por la cual, en un contexto diferente hubiésemos podido entrar”, asevera el profesional quien en ese momento abre una pequeña caja “disfrazada” de libro y nos la ofrece. Son dulces. “Saque algunos, para endulzar la vida”, comenta el terapeuta, que sabe que el método todavía tiene detractores y que es refutado por tesis que aún concitan una mayor adhesión en el mundo de la medicina.
Pero el tema seguirá siendo materia de discusión, por lo pronto, y en base a lo investigado, efectivamente hay personas que han tenido resultados positivos y es innegable que la terapia cada vez tiene más adeptos en la Región de Coquimbo.
FRASES DEL DÍA
“La persona no pierde el conocimiento entra en un estado que está entre el sueño y la vigilia, y en ese estado de trance se puede acceder al contenido subconsciente obteniendo resultados terapéuticos en más corto plazo”, Gustavo Fierro, psicólogo clínico.
“Una no se da cuenta hasta que sucede algo que pone la voz de alerta. Y eso fue lo que me pasó a mí, empecé con ahogos y cansancio muy fuerte”, Claudia Fuentes, paciente.
“No existe una explicación clara sobre cómo funcionaría la hipnosis y los resultados que ha mostrado en general han sido cuestionados por la metodología de sus estudios y la poca duración de sus efectos, cuando los hay”, Alberto Salas, psiquiatra de la UCN.