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El parlamentario recibió una nueva acusación formal en el Congreso por acoso sexual. Tras la denuncia de Ángelo Giovine, ahora es Mauricio Cortés, de 22 años, quien el día miércoles declaró ante la fiscal asignada para investigar, la diputada Maya Fernández e interponer la demanda. La víctima conversó en exclusiva con Diario El Día, donde relató detalles de su experiencia con el diputado.

Turbulentos han sido los últimos días para el diputado por la Región de Coquimbo, Pedro Velásquez. La semana pasada, el parlamentario inauguró el “Protocolo de Prevención y Sanción del Acoso Sexual”, siendo el primer denunciado en el congreso, y el día miércoles, por segunda vez, fue llevado al banquillo de los acusados. 

Fue el pasado martes 24 de septiembre cuando Ángelo Giovine (39) -hijo del ex gobernador de Elqui, Américo Giovine- decidió acusarlo formalmente, y ahora, es el joven trabajador radial ovallino Mauricio Cortés (22) quien denuncia los hechos, ocurridos entre diciembre del 2018 y agosto del 2019, lapso en el que, según dice, fue acosado sexual y laboralmente por el ex alcalde de Coquimbo. 

Cortés decidió entregar su testimonio de manera exclusiva a Diario El Día, “para que se haga justicia y para que otros también se atrevan a denunciar”, dice. 

-¿Cómo se conocieron? 

“Lo conocí en una actividad navideña en diciembre del 2018, donde otra persona me lo presenta. Ahí fue muy amable, conversamos y me ofreció trabajo porque yo le dije que estaba cesante. Había salido recién del municipio de Ovalle. Me ofreció 300 mil pesos para hacer labores administrativas en la oficina que tenía él allá”. 

-¿La relación fue buena al principio? 

“Al principio bien. Pero después vino una especie de sobrecarga. A mí me contrataron para Ovalle y después me mandaron a la oficina de Coquimbo, en condiciones súper precarias. Nos hacía dormir, a mí y a mi compañera en esa misma oficina. Nosotros teníamos que hacerlo nomás porque era nuestra única alternativa de trabajo en ese momento”. 

-¿Y por qué no reclamaban? 

“Sí lo hicimos y la respuesta era que no había plata. Pero le reclamábamos a otras personas, no al diputado, a él (Velásquez) lo veíamos muy poco en ese tiempo”. 

-¿En qué momento se producen las situaciones de acoso?

“Esto comienza cuando yo vuelvo a Ovalle, en febrero de este año. Ahí, una noche como a la 01:00 de la mañana, recibo un llamado del diputado para decirme si lo podía acompañar al Congreso, porque una asistente que tenía él no podía. Me dijo que era para que yo conociera cómo era el trabajo allá, y me terminó convenciendo. Me pasó a buscar al otro día a las 8 de la mañana y partimos”. 

-¿Qué ocurrió en el viaje? 

“Cosas raras, muchas que no puedo comentar porque están en mi declaración. Lo que te puedo decir es que nos quedamos en una sola pieza, no era una pieza para cada uno. Eso ya a mí me incomodaba, y una noche en la que estuvimos, él se acercó a mi cama, como a las 4 de la mañana, me tocó los pies como haciéndome cosquillas, y me dijo ‘Mauricio, Mauricio, hijo’, tratando de despertarme. Yo lo escuché y me di cuenta pero me asusté y me hice el dormido. Después él se empezó a dar vueltas como loco por la pieza”. 

-Y en el viaje de regreso, ¿qué ocurre?

“Bueno, ahí también ocurrió algo muy incómodo. Veníamos escuchando música en un celular, y comenzó a hacerme preguntas de índole sexual, me decía si yo era activo o pasivo. Me preguntaba si yo sabía lo que significaba eso, me imagino que pensando que yo era homosexual”. 

-Te molestó eso. ¿Lo encaraste? 

“No es tan fácil, porque siguió con el tema. Me empezó a insinuar cosas, diciéndome que me iba a hacer una pregunta pero que yo le tenía que contestar antes si aceptaba o no”. 

-¿Qué preguntaba? 

“No lo sé, pero era claramente algo subido de tono. Yo le respondí que no podía decirle si aceptaba o no algo que no sabía. Ahí me contestaba que si yo le decía que sí, me podía cambiar la vida y si le decía que no, yo me lo perdía”. 

-¿En qué terminó ese viaje?, ¿cómo pararon estas preguntas incómodas? 

“No pararon. Siguió con sus cosas contándome episodios de su vida privada que yo no tenía por qué saber, y no quería saber. Me preguntaba si yo le podría ser infiel a mi pareja también. Yo no hallaba cómo salir del vehículo, sobre todo porque en un minuto me puso la mano sobre la pierna, imagínate, y haciéndome preguntas sexuales. O sea, no hallaba qué hacer”. 

-¿Pero algo hiciste?, ¿Hasta dónde llegó esa mano? 

“No, yo lo miré de mala manera y ahí el la sacó. Hubo un silencio un rato pero después cuando veníamos llegando insistió en que pasáramos a La Serena, que nos quedáramos en un hotel, más relajados para descansar, pero yo le digo que no, que tengo que llegar a mi casa a Ovalle. Ahí levanté la voz porque de verdad se estaba poniendo muy cargante. Creo que él notó esa molestia, y dejó de insistir. Finalmente llegamos a Ovalle, pero creo que fue el viaje más eterno de mi vida”. 

-¿Cuándo se volvieron a ver?, ¿por qué no dejaste de trabajar con él si te molestaba?

“Bueno hay una serie de situaciones. De partida, en ese momento yo no estaba contratado por el congreso, después sí, pero ahí todavía era un trato directo con Pedro Velásquez por lo que, claro, se te pasa por la cabeza no seguir, pero no le tomas el peso al asunto y sigues. Eso fue lo que me pasó a mí, y continúe trabajando”. 

-En ese tiempo, ¿conociste a Ángelo Giovine, el otro denunciante? 

“Sí, claro, conocimos a Ángelo, él trabajaba con el diputado en ese mismo tiempo, y las historias se entrecruzan”. 

-¿A qué te refieres con “se entrecruzan”? 

“Se entrecruzan, porque ahí conozco a Ángelo, ahí conozco el favoritismo que tenía el diputado con él, y muchas cosas raras con él. De verdad se notaba algo muy extraño entre ellos dos. Bueno, hace poco pudimos conocer la historia que había detrás”. 

-¿Hubo otra situación en la que te sentiste acosado? 

“Sí, esto fue en el mes de julio, en un departamento que él arrienda en La Herradura. Yo estaba con un acompañante y teníamos que irnos, no nos podíamos quedar, pero de nuevo, él insistió, es muy bueno para convencer y no podemos olvidar que seguía siendo mi jefe. Nos quedamos, nos pidió que le instaláramos Netflix en su televisor, y después nos pregunta qué película queríamos ver. Sin que le respondamos en ese momento, él nos habla de una película que tiene un carácter homosexual, y ahí le dije que también la había visto, que era buena, para salir del paso. Después, vino lo peor, que fue que nos pidió que fuéramos a su pieza a ver la película de Karadima. A mí me provoca un poco de pudor, pero ahí terminamos, haciéndole caso”. 

-Insisto, ¿por qué no se fueron? 

“Estábamos en Coquimbo, y yo soy de Ovalle, a esa alturas era muy difícil. Pero no terminamos de ver la película, porque llegó un punto en que yo mismo la cambié. Era demasiado para ese contexto”. 

-Pero seguiste trabajando con él… 

“Sí, lo necesitaba, yo tengo una hija. Y estos últimos meses fueron lo peor en lo laboral, porque me volvió a llevar a Coquimbo, para hacer un reemplazo por tres días. A esas alturas yo ya estaba contratado por el congreso (…) Estando allá en Coquimbo, nos hace trabajar a mí y a otras personas, para otros fines distintos a los que habíamos sido contratados. Es decir, aquí empieza el abuso laboral que él hace, porque con platas del congreso que era el que nos pagaba el sueldo, nos tenía haciendo campaña para Felipe Velásquez, su hijo que va de candidato a alcalde”. 

-En ese momento tu relación con él, ¿cómo era?, ¿ya había tensión?

“De mi parte sí, claro. Porque yo me sentía vulnerado en mis derechos, pero no le podía decir que no en lo que me mandaba, y sabía que era incorrecto. Aquí se mezcla el acoso sexual con el laboral y todo eso yo lo expliqué en mi declaración en el congreso. Pero él no se daba por aludido, es así. Incluso, pese a lo que me había pasado, un día llega y me dice que me quede con él en Coquimbo, que me va a arrendar un departamento”. 

-¿Qué le respondiste? 

“Me negué, por supuesto. Yo le dije que tenía mi vida en Ovalle, mi hija, que es lo más importante, y también mis aspiraciones políticas en Ovalle, que no me podía quedar allá en Coquimbo. Yo fui candidato a concejal y quiero seguir en esa carrera”. 

-¿Cómo reacciona él ante tanta negativa de tu parte? 

“Nada, me dijo que le hiciera una propuesta laboral para seguir trabajando en Ovalle. Yo la hice, pero a él no le gustó. Nada me obligaba a irme a Coquimbo, porque yo estaba contratado en Ovalle. En este contexto, un día domingo me llama y me dice que me necesita urgente en Coquimbo, yo estaba en mi casa, y le dije que no podía. Ahí me manda un mensaje por Whatsapp, haciendo alusión a mi ropa interior y esa fue la gota que rebalsó el vaso. No puedo detallar lo que me dijo”. 

-¿En qué momento dejas de trabajar con él?

“Él dice que ya no va a contar conmigo en el mes de agosto. Antes de eso, fui al doctor y él me mandó derecho para la casa con licencia porque me diagnosticó una depresión y un estrés tremendo, todo por lo que me había pasado con el diputado (…) Cuando estaba con licencia me llaman del congreso para decirme que me iban a despedir, y que me iban a mandar el finiquito para que yo lo firmara, pero cuando lo recibí me di cuenta que era una hoja casi en blanco y fui a la inspección del trabajo para ver qué sucedía. Ahí mi dijeron que no era un finiquito, que era una solicitud de finiquito, para que yo firmara voluntariamente y yo no había renunciado. Entonces, recibí buenos consejos e hice la denuncia en la inspección por este tema, algo que todavía no se resuelve”. 

-¿Qué le pareció al diputado tu resistencia a salir de tu puesto?

“Mal, muy mal reaccionó. De hecho, me mandó mensajes amenazándome que firmara ese papel, porque si no firmaba no iba a poder ser candidato a nada, puras amenazas. Incluso que me iba a ir a buscar a mi casa para que firmara”. 

-¿Por qué decidiste denunciar esto ante el Congreso? Se cruza un tema laboral con el supuesto acoso sexual… 

“Sí, claro, son ambas cosas en el fondo. Yo lo que busco es que a él se le sancione por todo lo que hizo conmigo, y con otras personas que no se han atrevido a hablar todavía. Decidí poner la denuncia cuando vi lo de Ángelo Giovine, me contacté con él para que me orientara sobre cómo se hacía y terminé interponiendo este recurso”. 

-Velásquez ha deslizado que ambos se coludieron por dinero…

“Eso no tiene ningún asidero. Yo no necesito dinero de él, no lo aceptaría, y a Ángelo sólo lo contacté para que me orientara. Es falso lo de que queremos dinero, porque en estos protocolos, en ningún caso se determina que el denunciante recibirá algún tipo de dineros”. 

 

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