Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
En menos de dos meses, murieron cuatro integrantes del grupo familiar Adaos Godoy en la comuna de Vicuña, quienes dieron una dura batalla contra el coronavirus. Hoy, el más pequeño de la casa, un joven de 15 años, saca fuerzas para insistir en la importancia del autocuidado. Sus seres queridos agradecieron el apoyo de la comunidad y el cariño de la gente e insistieron en no relajar las medidas de cuidado con el fin de evitar que otras familias sufran el mismo destino.

Fue hace solo dos días que los Adaos Godoy, de la comuna de Vicuña, perdieron a una cuarta integrante de su familia a causa del Covid-19, noticia que aún se encuentran asimilando, ya que hasta el último momento mantuvieron la esperanza de su recuperación.

Pese al dolor de la reciente muerte, sus seres queridos quisieron hacer pública la historia de Juan y Ana, matrimonio de la tercera edad, y sus dos hijas, Viviana y Alejandra (más de 40 años), quienes no pudieron ganarle la batalla a la enfermedad. Esto con el fin que las personas le tomen el peso a las consecuencias del virus y así evitar que otras familias vivan el dolor que hoy están padeciendo.

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“La primera en enfermarse fue Viviana, luego el 12 de septiembre, mismo día que cayó hospitalizada, se enfermó su padre y ahí partió toda la pesadilla porque Viviana al otro día fue trasladada de urgencia a Ovalle, porque en La Serena no habían camas UCI y el papá quedó hospitalizado acá en Vicuña”, contó a El Día, Carolina Kohl, familiar.

A los cinco días, el 17 de septiembre vivieron la primera pérdida con el fallecimiento de Juan, padre de la familia, hecho que gatilló una descompensación en su esposa, diagnosticada también con la enfermedad,  quien cayó hospitalizada el 18 de septiembre.

Todo el grupo familiar terminó contagiado. Sebastián (hijo de 15 años de Alejandra), Felipe y Carolina, quienes vivían con ellos, pero sus cuadros fueron más leves, principalmente con síntomas como pérdida del olfato, pero sin necesidad de hospitalización.

A través del municipio gestionaron el ingreso a un residencia sanitaria, “Alejandra, Felipe y Sebastián, los tres que quedaban en la casa fueron trasladados a una residencia sanitaria y el 21 de septiembre fue hospitalizada Alejandra”.

“Mi mami (así le decíamos todos en la familia) fue derivada al hospital de contingencia de Ovalle, estaba cada una en un hospital. Viviana no sabía que su papá había fallecido porque ella quedó inconsciente del día uno que debió ser internada”.

Alejandra también requirió de ventilación mecánica, la que tuvo en principio por dos días y cuando comenzó a mostrar signos de mejoría, se la retiraron, sin embargo su cuerpo ya no tenía fuerzas y debió ser intubada nuevamente, “en ese momento se reactivaron sus patologías que eran siete y ya no resistía estar sin un ventilador”, agregó Carolina.

Fue el 8 de octubre cuando el cuerpo de Ana, la madre, no pudo seguir luchando. Poco después, a más de una semana, fue el turno de Alejandra, quien tampoco pudo ganarle al coronavirus.

“Nos quedaba solo la Vivi, nosotros teníamos esperanza que pudiera salir, pero el día lunes fue trasladada de Ovalle a La Serena y el médico nos llamó y nos dijo que lamentablemente sus pulmones no eran para esta vida, porque con el 100% de sus pulmones comprometidos, no había manera de que ella quedara bien”. 

Fueron 42 días que Viviana permaneció con soporte vital y sin signos de mejoría, se le realizó incluso una traqueotomía para ver si presentaba avances, pero el daño que tenía era irreversible.

“Esto ha sido una pesadilla, yo a veces pienso que voy a despertar y van a estar ahí y no es así y el dolor de no habernos despedido porque una vez al día llamaba el médico, esperar ese llamado y no siempre fueron noticias agradables, siempre era todo malo, muy comprometido, ellos tenían muchas enfermedades de base, yo creo que eso más que nada afectó”, expresó.

“Siempre tuvieron sus enfermedades controladas”, comentó Carolina, quien detalló que Viviana sufría de artritis, Ana era diabética y Alejandra tenía un glaucoma, edema pulmonar y Juan padecía del mal de chagas, lo que favoreció la descompensación de sus cuadros clínicos.

Dentro del dolor, uno de los aspectos que más lamentan fue no haberse podido despedir de ellos ni darles un abrazo. Fue a partir de septiembre que la incertidumbre reinó en el hogar, solo tenían información cuando desde el hospital llamaban para dar los reportes y avances de la enfermedad, porque no podían hacer nada más que esperar.

Admiten que hasta la fecha no han recibido acercamiento ni pronunciamiento por parte de nadie de la Seremi de Salud, mientras que con el municipio han mantenido comunicación permanente.

Yohanna Pastén, prima de Alejandra y Viviana, comentó que actualmente estaban “en proceso de vivir los duelos, porque no hemos vivido ninguno como familia”.

“La idea es que la gente tome conciencia, es un tema muy doloroso, porque es una soledad absoluta, no podemos estar cerca, no podemos despedirnos, no pudimos verlos. Que la gente sepa que esto es real, que se sufre, nosotros vivimos el día a día esperanzados, porque un día repuntaban, al otro retrocedían, ha sido un proceso durísimo como familia”.

En tanto para Jorge, también de la familia, el foco ahora está Sebastián,  en ayudarlo a superar esto, ya que “no es fácil para un niño de 15 años perder a toda su familia, sus abuelos que fueron sus padres, su mamá, su tía. Hoy día él es nuestra preocupación, nuestro primer foco de protección y en eso estamos, asesorándonos con  algunos profesionales para ver cómo enfrentar este proceso”.

Añadió que “hemos estados toda la familia apoyando, los primos de Santiago, de la Patagonia, del norte. La familia Adaos, la familia Godoy, la familia Pastén somos numerosos y hasta ahora nuestras energías estaban todas enfocadas en que mis tíos y primas salieran de esta terrible enfermedad que al final nos los arrebató, desintegrando a una familia completa”. 

Dentro de los trámites que deberán resolver es el de la tutela de Sebastián, quien quedará a cargo de Carolina y su marido, “eso era lo que Alejandra quería, antes de ser intubada nos lo encargó”, aseguró Carolina.

El joven adolescente en conversación con El Día indicó estar más tranquilo con el pasar de los días, ha recibido el apoyo de sus amigos y compañeros lo que le ha servido para enfrentar el proceso.

“Para él ha sido bien difícil todo porque no lo ha asimilado, tuvo que madurar muy rápido”, añadió Carolina, quien agradeció el apoyo entregado por la comunidad. 

“La verdad que para nosotros el cariño de la gente que nos mostró el jueves (funeral de Viviana), en la despedida de Alejandra, de mis papis, no lo esperábamos. El cariño de la comuna, el apoyo ha sido enorme, hicieron una colecta masiva, hasta hace poco venían a dejar cosas”, finalizó.

 

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