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Cristian Silva
El 3 de marzo de 2020 se detectó el primer caso de covid-19 en Chile, iniciando así un largo recorrido para sobreponernos a la crisis sanitaria más grave del último siglo. Medidas sanitarias que han logrado contener el virus, con una destacada campaña de vacunación, nos lleva a vivir una “nueva normalidad”, no exenta de complejidades. Desde la salud y la sociología, expertos abordan cómo hemos cambiado y las tareas que tenemos por delante.

A fines de diciembre de 2019, los hospitales de la ciudad de Wuhan, al sur de China, detectaron los primeros casos de un nuevo tipo de coronavirus, que poco tiempo después fue conocido como el SARS-CoV-2. Su rápida propagación puso en alerta al mundo, ante lo que entonces ya se veía como una amenaza más peligrosa que los anteriores SARS y MERS.

Poco a poco aparecieron contagios en otros países, hasta que el 3 de marzo de 2020, hace exactos dos años, se confirmó el primer caso en Chile. El paciente, de 33 años, adquirió la enfermedad en un viaje por el sudeste asiático, donde visitó Singapur, país que entonces presentaba un brote de 110 personas infectadas.

El 11 de marzo, la OMS declaró la enfermedad del covid-19 como una pandemia y una semana después, el 18 del mismo mes, se detectaron los primeros dos casos en la Región de Coquimbo. 

El proceso ha sido difícil y deja ya 42.411 personas muertas en el país, 1.257 a nivel local. Asimismo, las medidas restrictivas han impactado tanto en la vida de las personas como en el funcionamiento de distintos rubros, llevando a la humanidad a relacionarse de una forma distinta, con distanciamiento físico, mascarillas, cuarentenas y actividades laborales y escolares en línea.

“El ser humano hasta el momento tenía tres estados: el trabajo, el ocio y el familiar. Al ponernos en cuarentena, tuvimos que juntar los tres estados y eso obviamente afectó al núcleo familiar”, indica al respecto el sociólogo Pablo Caballero, en conversación con El Día sobre los principales cambios de la crisis en la vida de las personas.

Se puso a prueba entonces, el discurso del “cuidarnos y cuidar al otro”, donde entró en juego el aspecto cultural, también generacional -marcado por faltas como las masivas fiestas clandestinas en el peor momento de la pandemia- y la credibilidad.

“Desde que nos mandaron a cuarentena, nadie, yo creo que ni las autoridades del momento, sabían con qué estaban lidiando y qué iba a pasar. Hubo mucho de improvisación y de observación, eso se notaba y le restaba un poco de credibilidad a las acciones que se estaban generando. También tiene que ver con esas sospechas propias de las generaciones más jóvenes y la pandemia siempre estuvo en sospecha. Eso se puede observar en redes sociales, en los discursos de los anti vacunas, por ejemplo”, explica el sociólogo.

Restricciones, vacunación y nueva normalidad



Recapitulando, la principal estrategia para enfrentar la pandemia en Chile fue el Plan Paso a Paso, implementado por el Ministerio de Salud y que estableció cuarentenas dinámicas, según el nivel de contagios de cada comuna. Esta tuvo un cambio importante el año pasado, cuando comenzó a surgir lo que ha sido llamado una “nueva normalidad”, propiciada por la mayor circulación del virus, que nos recuerda que le enfermedad permanecerá y debemos adaptarnos a ella. En ese sentido, se reemplazaron las cuarentenas por “restricciones”, llevándonos a un escenario bastante distinto.

En paralelo, se desarrolló el programa de búsqueda activa de casos y se llevó adelante un ágil proceso de vacunación, que ha sido reconocido internacionalmente y que ha permitido ir recuperando espacios y actividades, cuando ya tenemos al 93% de la población del país con un esquema completo de inoculación (dos dosis o dosis única) y casi 13 millones de personas con un refuerzo.

Con todo, ¿Cómo estamos a dos años de la llegada de la pandemia a Chile?

“Sin duda estamos mejor que al comienzo”, declara la epidemióloga Ximena Fernández, de la Universidad Central sede Coquimbo. A juicio de la profesional, “la evolución ha sido correcta, independiente de que ha habido algunos pasos que uno ha ido juzgando en el camino”.

Recordemos que los expertos en salud han sido una voz crítica de algunas medidas, como los tempranos fines de ciertos confinamientos y las mayores libertades, a juicio de muchos “anticipadas”. Pero, en retrospectiva, el balance parece ser positivo.

“Ya sabemos cómo funciona el mecanismo de este virus, aun cuando van apareciendo algunas variantes, pero la dinámica es más o menos conocida. Estamos en un escenario donde tenemos terceras e incluso cuartas dosis de vacunas, donde las personas que se contagian manifiestan enfermedades menos graves, por lo tanto tenemos una menor ocupación hospitalaria “, destacó Fernández.

“En el camino ha habido altos y bajos”, advierte la especialista. “Al comienzo, cuando no sabíamos cómo íbamos a ver este virus, la gran mayoría pensó que lo ideal hubiese sido establecer  un cierre rápidamente para evitar la propagación de los casos, pero con el correr del tiempo, no ha sido un mal enfrentamiento. En lo global, Chile siempre ha estado en un pie más o menos favorable”, agregó.

A juicio de Fernández, “al ser un virus que viene del otro lado del mundo, hemos podido ver anticipación los posibles efectos”, lo que nos ha llevado a reaccionar y adaptarnos.

Pero también recuerda que “siempre es importante mirar al futuro”, por lo que recalca en la importancia de “la concientización, el cuidado personal y mantener las medidas” para enfrentar este nuevo año y “empezar a retornar a nuestras actividades más cotidianas”, como ha dispuesto la autoridad.

Para la epidemióloga, el mayor aprendizaje radica en “tener conciencia de la rapidez con que este tipo de virus puede llegar a todo el mundo y anteponerse a estas situaciones. Yo creo que ha sido un gran aprendizaje vivir esta pandemia, porque seguro no va a ser la última, van a venir otras, porque es la historia natural de la humanidad”.

Las variantes y las complicaciones



En esa mirada al futuro, Claudia Saavedra, microbióloga de la Universidad Andrés Bello y vocera de la Sociedad de Microbiología de Chile, destacó, además del éxito de la vacunación, la creación de la red de laboratorios universitarios durante el primer año de la pandemia.

“Dejó una plataforma y un grupo de personas que pueden seguir participando en cualquier epidemia o pandemia que podamos tener en el futuro”, indicó.

Sin embargo, desde su perspectiva, hay “herramientas que se perdieron”, manteniéndonos aún en una situación de cuidado y exponiéndonos a la nueva amenaza que vino de la mano con la mutación del virus: las nuevas variantes.

En este punto, Saavedra señala que el trabajo de la vigilancia genómica, con la que se detectan variantes de coronavirus en las personas contagiadas, es uno de los grandes inconvenientes en la actualidad.

“Nunca llegó a fortalecerse, porque quedó prácticamente a cargo exclusivo del Instituto de Salud Pública (ISP), que si bien ha hecho un excelente trabajo en el aeropuerto (...) esta vigilancia debió ser establecida a lo largo de todo el país y en todas sus fronteras”, indicó.

“Desde ese punto de vista, nunca llegamos al 2% que prometió el ministro de Ciencias y esa es una gran deuda. Había una infraestructura en las universidades que permitió comenzar con esta vigilancia genómica en el país que no era fácil de hacer (...) es algo que hubiese sido muy útil, pero que no fue utilizado correctamente”, afirmó.

Otro punto que plantea es el relacionado a la trazabilidad. “Se entrenó a mucha gente y la verdad es que eso se perdió y finamente se dejó de hacer a fines del año pasado, cuando vimos que habían disminuido los números sustancialmente a fines de noviembre”, dijo Saavedra.

“Esa trazabilidad era profundamente necesaria en diciembre, cuando se produce la apertura, el relajo, la pérdida de las medidas de mitigación, cuando viene la Navidad, el Año Nuevo, la gente se junta a celebrar y todo parte de nuevo con la llegada de ómicron, que es una variante que se transmite rápidamente”, agregó.

El aire: el problema y la solución



A la fecha se cuentan 91.717 casos activos de coronavirus en Chile. Este indicador ha descendido en los últimos días, así como la positividad, que se ubica en un 20,96%. Sin embargo, el nivel de contagios sigue siendo alto. De hecho, la OMS sugiere que el control de la pandemia se encuentra en una positividad de 5%.

Este escenario, aun de cuidado, es el que preocupa a la microbióloga Claudia Saavedra, cuando Chile suma otro hito a dos años de la pandemia, el retorno cien por ciento presencial a clases, justo en la reducción de las restricciones y con una menor capacidad de respuesta ante la alta transmisión de contagios.

¿Cómo debemos entonces enfrentar la pandemia con las herramientas que tenemos? La microbióloga afirma que “el aire es el problema y el aire es la solución”, considerando que el coronavirus se transmite a través de aerosoles. “De ahí la importancia de usar una buena mascarilla y dejar estas mascarillas estéticas que no tienen sentido”, declaró.

En este punto, Saavedra manifiesta su preocupación por los colegios, con el reinicio de las clases. “Claramente no todos los establecimientos van a tener las condiciones de generar una ventilación cruzada en la sala de clases y por lo tanto, los niños van a estar expuestos al contagio”.

Saavedra pone el acento en la necesidad de generar un protocolo “más claro y preciso” e insta al nuevo gobierno, que asume el mando este 11 de marzo, poner atención a ello.

“Hay colegios que tienen muchos estudiantes y no van a poder -a pesar de la mascarilla- estar separados y evidentemente van a estar más expuestos -a pesar de estar vacunados- al contagio, porque las vacunas no han sido diseñadas para cortar el contagio”, indicó.

El tema sociológico



Otro desafío lo remarca el sociólogo Pablo Caballero y tiene que ver con cómo enfrentamos una crisis de porciones.

“Tuvimos que hacer cambios en nuestra vida y eso generó hartos conflictos psicológicos, por la incertidumbre. Cuando llega la incertidumbre, afecta a todos de manera psicológica y hay algunos que tienen más herramientas que otros para abordarlo. Como sociedad nos enfrentamos a ese momento en que no sabes qué hacer y qué va a pasar”, sostuvo.

El profesional cita al sociólogo polaco-británico Zygmunt Bauman. “Él hablaba de la ‘modernidad líquida’, que asocia a una sociedad de cambios constantes, muy rápidos y que la sociedad tiene que saber cómo enfrentar, porque ya no tenemos las estructuras que teníamos antes. La pandemia pone esta sociedad líquida enfrente y nos damos cuenta ahora cómo lidiar con eso, a nivel de familia, sociedad y Estado”, indica.

En este punto señala que “la gran lección para el ser humano”, es que además de recopilar aprendizajes, tiene un desafío. “Puede que pase la pandemia y tenderemos que lidiar con eso, pero además, podrían venir otros conflictos, como lo que ocurre con Ucrania y Rusia, que podría escalar, y ¿cómo estamos preparados para eso?”, plantea.

Una oportunidad: el fortalecimiento de la red de salud

Lo que se ha fortalecido, sin duda, es la capacidad de los hospitales. La doctora Celia Moreno, directora del Servicio de Salud Coquimbo indica que al inicio de la emergencia sanitaria, la Red Asistencial contaba con solo 22 camas UCI en toda la región para atender a los pacientes más graves, número que se pudo aumentar a 144, “gracias a un plan de complejización llevado adelante en los hospitales de La Serena, Coquimbo, Ovalle, Illapel y también la Clínica RedSalud Elqui”.

“Responder a las demandas de nuestros pacientes en medio de la pandemia más grande del último tiempo, ha sido un enorme reto para nuestra Red Asistencial de la Región de Coquimbo, y que hemos podido llevar adelante gracias al tremendo esfuerzo y compromiso de todos los funcionarios de salud”, destacó Moreno.

Por su parte, el doctor Antonio Gatica, director médico de la Clínica RedSalud Elqui, indicó sobre este proceso que “el trabajo constante en red y el alto compromiso demostrado por los colaboradores y profesionales de la salud de nuestra clínica, ha hecho posible responder a la demanda de los pacientes en los momentos más complejos de la crisis sanitaria”.

“A partir de febrero de 2021 nos tocó vivir como región los meses más duros. En Clínica RedSalud Elqui redoblamos los esfuerzos cuadruplicando las camas con ventilación mecánica disponibles en la región y en la clínica llegamos a multiplicar por 6 nuestra capacidad inicial”, da cuenta el médico, destacando también “un plan de acompañamiento técnico y apoyo emocional hacia nuestro personal”, que ha podido llevar esto adelante.

 

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