Seguramente usted recuerda la canción “Extraños en la noche”, un cover de Frank Sinatra que se convirtió en éxito de la Nueva Ola, en el año 1966. Su intérprete era una joven cantante serenense, llamada Rose Van. Aquel hit marcó el inicio de su meteórica carrera, brillando luego no sólo en el mundo de la música, sino que también en la televisión. Llegó a aparecer en programas tan emblemáticos como “Sábados Gigantes”, “Dingolondango”, “El Festival de la Una”, “Vamos a ver” y “Jappening con Ja”. Y en comerciales de famosas marcas. Su rostro se hizo habitual en la pantalla chica.
Rose Van reside actualmente en los Estados Unidos. Hace más de 3 décadas que no visitaba La Serena. “Me acuerdo que la última vez me hicieron una despedida en Canal 8”, recordó. Pero hace pocos días regresó, al menos por un breve lapso (hasta los primeros días de mayo). Lo hizo para juntarse con sus excompañeras de la Escuela Normal. Y para visitar a antiguas amistades. “También soy profesora normalista”, dijo con orgullo esta destacada cantante y actriz, quien igual estudió locución y brilló como modelo.
El segundo fin de semana de mayo, Rose Van tiene pensado viajar a Santiago, donde se reunirá con otros artistas con los cuales forjó una amistad, entre ellos Buddy Richard y Coco Legrand. “Imagínate, son más de 30 años que no nos vemos”, comentó. Y aunque tiene que regresar a Norteamérica, donde vive con su esposo estadounidense Richard, su idea es volver en el corto plazo a La Serena, para aportar su experiencia y trabajar en algún proyecto cultural, idealmente con alguna orquesta sinfónica infantil o juvenil.
NO A LA ÓPERA
Su verdadero nombre es Rosa Van Acevedo, hija de padre oriental y madre chilena. Y aunque nació en Copiapó, se siente una serenense más, ya que llegó a la capital regional a los 13 años. Pese a que lleva más de 30 años en el extranjero, sostiene que “el amor por La Serena nunca desapareció”. Jamás olvidará sus años en la Escuela Normal, donde se formó como profesora de educación básica. En esos años de estudio, descubrió que tenía buena voz. Fue así como estuvo a punto de convertirse en soprano, pero el destino quiso otra cosa.
“Yo empecé uniéndome al grupo más famoso que existía en la región, los Jet Pack. Acá eran como Los Beatles. Después, cuando descubrimos que ese nombre lo tenían otros grupos de otros países, decidimos hacer un concurso de radio para que los auditores eligieran el nuevo nombre. Al final, ganó el título Los Láser. Aquí fui la vocalista”, recordó Rose. Su carisma, belleza y desplante le empezaron a dar fama y reconocimiento a nivel local. Pero, ¿cómo fue que se unió a ellos. Ella misma relata esa historia, donde aparece incluso el gran músico y compositor Jorge Peña Hen.
“En el penúltimo año que pasé en La Serena, en el 64, se acercaron a mí porque me escucharon dando una audición en el Conservatorio, donde el profesor de música en ese entonces era Jorge Peña Hen. Él quiso hacerme cantante de ópera. Después de la audición, para mí era como que los Beatles se hubieran acercado, así que quedó la ópera de lado. Estuve 2 años con ellos, actuando incluso en La Pampilla. Eso me dio muchísima experiencia en el escenario y me llevó a Santiago, a presentarme en las radios”.
En el Día de los Enamorados, un día 14 de febrero, triunfó con una canción en el programa “Nueva Órbita de Estrellas”, en Radio Balmaceda. Con ese impulso llegaría a trabajar con un sello y conquistar al público juvenil. La mismísima Violeta Parra la vio cantar y aprobó su llegada a RCA Víctor. Pero Rose Van no se quedó sólo con triunfar dentro del movimiento de la Nueva Ola, recorriendo el país gracias a su voz. También apuntó a la televisión. Y luego al extranjero. Por ejemplo, representó a Chile en el International Festival of the Song and The Voice de Puerto Rico.
La artista recorrería posteriormente escenarios de Ecuador, Perú, Panamá, Honduras y Estados Unidos. Además protagonizó comedias musicales, apareció en revistas (incluyendo la famosa Ritmo), actuó en obras de teatro. Se perfeccionó en el modelaje y la locución. En fin, consiguió cada meta que se propuso hasta su retiro de los escenarios en el año 1988. La principal razón de su alejamiento no estuvo en la falta de éxito, sino en la decepción que sintió siendo parte del mundo del espectáculo, cuando estaba en Norteamérica.
Rose confesó que nunca se sintió partícipe del tema de las drogas, lo cual se veía bastante en Nueva York cuando ella se subía a los grandes escenarios. “Golpeaban a mi puerta del camerino para ofrecerme cocaína”, sostuvo. Ella nunca cayó en eso. Sin embargo, ya estaba tan “viciado” el ambiente en general, que prefirió dar un paso al costado. Se alejó de la farándula y de todo lo tóxico relacionado con el lado negativo de las estrellas de la música. Sabido es que muchas figuras se perdieron por las drogas. Rose Van en cambio sigue brillando, aunque no esté actualmente bajo los focos. Los aplausos siguen escuchándose en su memoria.
Rose Van, quien vive actualmente radicada en Estados Unidos, se encuentra por algunos días en la zona, donde vino a visitar a sus excompañeras de la Escuela Normal de La Serena y a otras amistades.
Rose Van se encuentra por algunos días en La Serena. Está asombrada del crecimiento que ha tenido la ciudad.
SER UN APORTE
Aunque Rose Van se retiró del espectáculo, cuenta que “igual seguí componiendo y cantando”, aunque en espacios más íntimos o para su círculo cercano. Durante estos días en la ciudad de La Serena, ha expresado su deseo de hacer algo por la ciudad que tanto ama. Por lo mismo, estuvo recientemente en el municipio de La Serena, planteando algunos proyectos artísticos como regalo para la comunidad. De concretarse, pronto tendremos más noticias en torno a Rose Van. “Quiero aportar a La Serena”, subrayó.
El movimiento de la Nueva Ola, del cual fue parte Rose Van, apareció en Chile en los tempranos años 60, como una pequeña revuelta musical directamente vinculada al fenómeno juvenil detonado unos años atrás, en Estados Unidos, por Elvis Presley. En nuestro país, el romanticismo fue la característica principal de la Nueva Ola, dejando importantes nombres para la posteridad. Allí estuvo una serenense llamada Rose Van.