Crédito fotografía: 
Bastián Álvarez
En el VI Festival de Títeres, que se realizará en el Teatro Centenario de La Serena, participarán seis compañías de la región de Coquimbo, Valparaíso y Santiago, además de invitados especiales de Buenos Aires y el norte de Argentina.  El Encuentro busca destacar la versatilidad de este arte, que integra la literatura, el drama, la música y las manualidades.

Por: Bastián Álvarez

Provocar la curiosidad en los espectadores, compartir valores, sueños y fantasías, además de entretener y emocionar, son los objetivos principales que busca el Colectivo Cultural Liebre Tortuga con el VI Festival de Títeres, que se inaugurará hoy a las 18.00 horas. Un pasacalles en el que títeres y marionetas de todos los tamaños caminarán por el centro de La Serena dará el inicio a la actividad y, posteriormente, muñecos y humanos se trasladarán al Teatro Centenario donde se desarrollará la primera función, a las 19.00 horas.

La actividad se realizará en el Teatro Centenario los días jueves 18, viernes 19 y sábado 20 de enero y el fin de semana del jueves 25, viernes 26 y sábado 27 de enero. Estos dos últimos días, con dos funciones, a las 19.00 y las 21.00 horas, en los que se presentarán invitados desde Buenos Aires, con un espectáculo “para adultos”.  

“TITIRILIDAD”

Francisco Cáceres, representante del colectivo Liebre Tortuga, que organiza la actividad, comenta que “muchas veces pasa con los títeres, que uno tiene una visión al estarlo creando, pero cuando subimos al escenario, adquieren su propia personalidad, lo que nosotros llamamos titirilidad. El títere tiene su propio carácter, su propio genio. Cuando uno empieza a actuar, a moverlo, él termina pidiendo otras cosas. Siento que el público se refleja mucho en los personajes, porque representamos muchas situaciones que a todos nos han pasado, tales como los miedos, las penas o las sorpresas”.

UN ARTE MAYOR

Uno de los invitados al encuentro es Eduardo Oyarzún, quien traerá desde el puerto de Valparaíso su espectáculo “Los Sueños de Federico”, el que según describe, consta de “una técnica media extraña, porque no es guiñol, es decir, el típico títere de guante y tampoco es maped, el títere de boca. Es una suerte de títere de varilla sobre retablo. Son antropomorfos y siempre tengo la excusa de que estén sobre un soporte y además, estén en movimiento”. 

En palabras de Oyarzún, “el arte del títere, como otras artes, puede tener silencios, tonos y semitonos.  Puede tener lo figurativo, lo abstracto y lo surrealista y eso es lo bueno.  Además, un titiritero termina siendo sastre, maquillador, peluquero y dramaturgo”.

De acuerdo al artista, el títere debe ser considerado como un “arte mayor”, de la misma forma que la pintura, la escultura o la música, pues cada vez tiene más espacio, lo que en parte se debe a la versatilidad de esta manifestación artística.

 

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