De destacada trayectoria sobre las tablas y la televisión es sin duda uno de los actores nacionales más importantes del país. Con 34 montajes en el cuerpo, Alejandro Castillo ya ha alcanzado varios de sus sueños y actualmente, como presidente del Sindicato de Actores de Chile, lucha por reivindicar su profesión y buscar mejoras laborales para su gremio.
De visita en la región de Coquimbo y a cargo de la dirección de la emblemática obra “Ardiente Paciencia”, el artista accedió a conversar con El Día. Formación de audiencias, farándula y la exhumación de Pablo Neruda fueron sólo algunos de los temas tratados.
Reconoce que el personaje que más ha disfrutado interpretar fue aquel hombre noble que en los años 90 cada tarde se ganaba el cariño de los televidentes cuando comenzaba en Mega la teleserie A todo dar. Sí, hablamos del carismático “Tambito“.
“Lo hice con mucho cariño, fue un enorme trabajo. Quise hacer una especie de hombre especial. Fue un personaje muy noble y tuvo su llegada en la gente, aún lo reconocen en mí”, afirma con emoción Castillo.
-Alejandro, ¿cómo llega el teatro a tu vida?
“Nunca se me ocurrió estudiar nada más que no sea esto. Muy temprano sentí esta vocación y la seguí. Lamentablemente hoy en Chile tenemos 450 alumnos que egresan todos años en la Región Metropolitana de actuación y no tienen trabajo, a esos chicos les digo que insistan”.
-¿Qué es en concreto lo que falta para mejorar la situación actual de los actores?
“Hay que generar nuevas formas de trabajo, solicitar a los gobiernos centrales que las provincias también estén abastecidas de arte y cultura, que podamos decir quiero ir a trabajar a La Serena porque ahí hay trabajo. Está todo muy centralizado”.
-Entonces existe una deuda pendiente con los artistas chilenos…
“Absolutamente porque si existiera un artículo en la Constitución que establezca el derecho de todos los chilenos al arte y la cultura tendría que desarrollarse de la misma manera que otras carteras, con un ministerio, con planes y proyectos, con presupuestos”.
-¿Traer obras como “Ardiente Paciencia” a regiones ayuda a descentralizar?
“Ayuda un poco, pero ese no es el tema. La gente tiene que instalarse aquí con cosas, lo importante es que en La Serena y Coquimbo existan teatros con actores profesionales que hagan repertorios, que la gente de la localidad pueda asistir a temporada teatrales normalmente y no estar esperando que venga Santiago a Mil”.
-Tuviste la fortuna de estudiar en Francia, ¿cómo fue tu experiencia?
“Inolvidable. Estudié en el Conservatorio Superior de Arte Dramático que depende del Ministerio de Cultura y no del Ministerio de Educación, como ocurre en Chile. Es una estructura completamente diferente la formación. La entrega es desde la cultura y no desde la educación”.
- ¿Cómo llegaste a dirigir obras teatrales?
“Siempre dirigí, desde chico y apenas ingresé a la escuela de teatro ya tenía la idea. Es algo bien especial, los directores no se forman mucho, uno después de años de circo puede dirigir porque conocemos muy bien el oficio pero la percepción global de la particularidad del fenómeno, eso yo creo que se tiene desde muy pequeño”.
-¿Cuesta lograr el reconocimiento de los artistas en Chile?
“Cuesta trabajar en este país, eso es lo primero, porque hay grandes actores, grandes actrices de talentos muy evidentes que no están en la TV y esa gente es prácticamente desconocida. La TV es lo que hace conocida a la gente, pero no se traduce en un reconocimiento laboral”.
-Has trabajado en televisión y actualmente hay parámetros que han cambiado, la farándula domina las transmisiones, ¿crees que la TV ha perdido su norte?
“No puedo decir que la farándula sea el opio del pueblo, el opio sería demasiado sofisticado, pero la farándula es la pasta base del pueblo y esos gerentes que la promueven están haciéndole un daño irreparable a la sensibilidad del pueblo chileno. Si yo tuviera el poder, quienes hacen esos programas estarían despedidos por atentar contra la dignidad de las personas”.
-¿Se está desvirtuando entonces la formación de las audiencias?
“Claro que sí, la farándula se está exhibiendo por la TV abierta para todo el país y los que apuestan a eso son las grandes empresas. Todo esto es un negocio, los productores generan la idea de que esos programas venden y los empresarios estiman que lo hacen porque la gente los ve pero en realidad lo que logran es aniquilar la dignidad de las personas. Los realities fomentan la copucha, el cahuín, la mentira, la falsedad, la hipocresía, es la antitelevisión, la antisensibilidad”.
“Si Pablo fue asesinado gran parte de la historia de Chile cambia”
-Hace un par de semanas comenzaron los trabajos de exhumación del cuerpo de Pablo Neruda, ¿crees que era necesario llevarla a cabo?
“Absolutamente y no necesariamente sólo con él sino también con muchos que fueron víctimas de sucesos que ya conocemos y que necesitan tener una respuesta. Si existe una duda fundada es necesario investigar a fondo para que se sepan las verdaderas razones de las muertes. Si el poeta murió de causas naturales todos nos quedamos tranquilos, pero si fue asesinado gran parte de la historia de Chile cambia”.
-Si la autopsia revela que efectivamente el poeta fue envenenado, ¿cuál sería el escenario?
“Vamos a sentir el abismo, el terror de que se pasó por alto un suceso tan importante como ese y que no se investigaron las cosas y hay que continuar porque las heridas que generó la dictadura en nuestro país tienen que restaurarse en base a la verdad. Es lo que corresponde en una democracia”.