Los festejos de fin de año siempre han sido una excelente oportunidad para levantar un pequeño emprendimiento y aportar económicamente a la casa o generar los recursos para disfrutar de las fiestas.
Mientras algunos se esfuerzan por levantar un puesto para envolver regalos o realizan trabajos part time en las tiendas comerciales, tocar su música en las calles o vender diversos artículos. Hay otras personas que ven en la Navidad un trabajo seguro.
Cuando comienza el mes de diciembre y los árboles de pascua, las guirnaldas y las luces empiezan a adornar las casas, hay un personaje que no puede faltar.
Este abuelito de barba y cabellera blanca, vestido con gran traje rojo y botas negras que es conocido como San Nicolás, Papá Noel o Viejito Pascuero, es el trabajo ideal para algunos que, incluso se preparan durante meses para esta festividad.
En medio de toda la locura navideña y las compras de última hora, al circular por la antes tranquila calle Cordovez, en el centro de La Serena, se escucha el alegre sonido de una campana, que asimila a los cascabeles que adornan el mágico trineo que transporta al Viejito Pascuero.
Detrás de todo el bullicio se encuentra Héctor Arraos, un jubilado de 64 años que se autodeclara un amante de la Navidad. “Mi casa está completamente adornada por dentro y por fuera con motivos navideños, incluso en el antejardín pongo un gran reno y la gente se acerca a verlo y a sacarse fotos con él”, agregó el hombre que lleva dieciséis años trabajando como Viejito Pascuero.
LA BARBA, LO MÁS IMPORTANTE
Hay algunos Viejitos Pascueros que utilizan barbas falsas para personificar el espíritu navideño, especialmente aquellos papás que con mucho entusiasmo, pero con poca preparación buscan darle un momento de alegría a sus hijos.
Para Héctor Arraos, ser un pascuero no es chiste, por el contrario, es un trabajo que se toma con mucha seriedad. “Me preparo con meses de anticipación”, declara.
Dejando un poco de lado la magia que envuelve a este conocido personaje que viste de rojo, Arraos desclasificó algunas de sus recetas para ser un Viejito Pascuero de primer nivel.
“Me cuido la barba durante todo el año, me la lavo de tres a cuatro veces por día con shampoo de guagua para que no se ponga amarilla porque las puntas comienzan a cambiar de color así que soy muy cuidadoso de irla cortando de vez en cuando”, comentó este experimentado en temas navideños, agregando que “también uso otros productos, que no voy a comentar, pero que son necesarios para que la barba se vea tan abultada”.
¿Pero qué lleva a una persona a querer ser un Viejito Pascuero? Héctor tiene una historia muy particular que se resume en su fascinación por las barbas grandes.
“Cuando era un niño yo seguía a la gente que tenía barbas. Y un día me dije que ‘cuando jubile y nadie me mande voy a dejarme una barba así’. Y lo hice”, contó Arraos, destacando que la idea de trabajar como pascuero se gestó en su anterior trabajo. “Todos los años, cuando hacían fiestas en mi trabajo yo era el que solía disfrazarse del Viejito Pascuero, pero en ese tiempo me ponía una barba postiza”.
UN TRABAJO COMPLETO
Aunque la barba es el factor más importante para caracterizar al Viejito, según Arraos, hay otro aspecto que no se puede descuidar, el traje.
“Uno se tiene que producir para este trabajo. Yo tengo tres trajes y el que estoy usando ahora tiene dos años y me costó 240 mil pesos, pero con mi señora ya estamos trabajando en uno nuevo para el próximo año”, comentó Héctor, quien también hizo hincapié en que, como buen Viejito Pascuero, “no fumo, no tomo, ni como cosas pasosas. He escuchado ‘mira es viejito tiene olor a trago’. Yo no soy así, me preocupo de que todo esté impecable”.
Pero para ser un Viejito Pascuero de tomo y lomo también es necesario contar con abdomen abultado y, para ello, muchos utilizan rellenos para crear esa magia, pero Héctor Arraos es “ciento por ciento natural”, según él indica, “esta panza también la trabajo, pero ahora estoy más delgado por la diabetes”.
Luego de la mágica noche que acabamos de vivir, este Viejito y todos los que andan por ahí, han cesado sus labores hasta el próximo año, pero con la satisfacción de alimentar la imaginación de los niños.
UNA TRADICIÓN QUE NO MUERE
••• Cuando los niños crecen tienden a olvidarse del Viejito Pascuero, pero la magia de este personaje no desaparece.
Según cuenta Héctor Arraos “el Viejito Pascuero no ha sido olvidado por los niños, hasta los 9 años de edad aún creen en mí” y agrega que “los pequeños llegan solos a mi lado, se me acercan y me abrazan, me dan besos. Yo les pregunto si es que se portan bien, aunque ninguno se porta mal”, dijo.