La octava versión del evento organizado por Mistral, repletó la cancha de fútbol del pueblo, donde los miles de asistentes cantaron y bailaron, incluso en el escenario, los clásicos del cantante argentino, sus nuevos temas y también, sus interpretaciones de algunas canciones de Violeta Parra.
La presentación, cargada de ludismo, humor y juegos de palabras, se transformó en un diálogo constante con el público que aceptó feliz a un Kevin Johansen que se lanzó sobre ellos, y que también les invitó a bailar un par de clásicos sobre el escenario.
Agradecido de la oportunidad, de la buena acogida y de los cielos elquinos, Johansen conversó previamente al show con diario El Día.
- Estoy con las gafas puestas, estoy medio dormido todavía.
¿En serio?
- Sí
¿Mucho ajetreo?
- El viaje, y después la buena comida, la buena bebida. La buena vida, nada malo.
En primer lugar saber cómo estás, saber cómo ha sido esta experiencia de habitar aunque sea momentáneamente esta zona, tan importante para nuestra región, tan especial, tierra de Gabriela Mistral.
- Feliz de estar aquí, nuevamente cerca de La Serena, pero por primera vez en Pisco Elqui. Y, bueno, curioso por lo que nos han prometido: una noche de estrellas, conectar con el cielo y brindarles un recital que sea armónico con la noche.
Es mi primera vez puntualmente aquí en el valle, en La Serena hemos estado varias veces, no tantas como uno quisiera, pero siempre me venían hablando del valle y finalmente. Bueno, antes mencionaba, irse de gira no es hacer turismo, así que uno va conociendo de a poquito y te van hablando de un lugar que por ahí la siguiente vez puedes conocer y en la siguiente gira decís me voy a quedar acá 3 ó 4 días a dar una vuelta.
En relación a esta estadía, ¿has logrado conectarte con lo que es el Valle del Elqui, con toda esta mística especial?
- Todavía no, igual yo soy un tipo bastante franciscano y bastante conectado con el entorno, entonces me gusta mucho el tema de la percepción, la música se trata de eso. La música es algo invisible, entonces uno está percibiendo todo el tiempo, las conexiones con los demás y creo que la noche va a servir para eso, para exacerbar esa conexión.
Uno hace esto para conectar con los demás, si el entorno más encima es este, está todo dado.
Tus otras experiencias presentándote en el país, ¿cómo han sido, cómo las has vivido?
- Siempre, desde un primer momento, con Chile ha habido una suerte de sentirse interpretado. El 2004 vinimos, creo que la primera vez tocamos en el Teatro Oriente de Santiago y el productor decía “por ahí el público puede ser un poco seco” y salimos y estaban todos como locos, dando vueltas las poleras, cantando las canciones a viva voz, desde un primer momento.
Mi conexión con Chile, siempre lo cuento también, es por el lado de madre, que me dio mucha música chilena desde la cuna.
Entonces crecí con discos de Violeta y Víctor en casa y una pareja amiga, que uno era chileno y el otro cubano, cantaban todas las canciones del cancionero latinoamericano así que tengo mucha conexión con la historia de la música chilena.
Uno de tus últimos álbumes, “Bi”, representa mucho de la integración. Se podría leer como un disco dual, en cuanto a esto de cantar en inglés y en español. Esta temática, que se mantiene hasta tu último disco, ¿tiene que ver con tu experiencia personal, con ser una persona que ha transitado distintos territorios?
- Si, bueno, de hecho mencionas un disco, “Bi”, que en la tapa están mis padres, son fotos de mi madre y de mi padre de jóvenes. Y ella provenía de la cultura de aquí del sur, una muchacha que fue a una escuela de monjas, con padres muy conservadores, mis abuelos, tradicionalistas, y les salió una intelectual que se fue becada a estudiar a Estados Unidos y que se volvió atea, socialista, feminista, anti imperialista.
Todas las aristas de los años 60’, años de la revolución de allá cultural tan interesante y que conoció a mi viejo, el gringo Johansen, que era un gringo de abuelo trabajador, geólogo, minero, que le tocó hacer papeles en Alaska en la Guerra de Vietnam, y por eso uno nació ahí, así que sí, volviendo a tu mención de “Bi” y de “Mis Américas”, creo que todo el tiempo estoy tratando de celebrar las diferencias, tanto en mí mismo porque estoy celebrando por ahí lo mejor de dos mundos.
Uno lucha un poco por entenderlas y por quererlas, y por ahí cuando uno tiene una sola identidad también hay cosas de tu propia cultura que te gustan, otras que no, otras que te satisfacen, otras que quieres mucho: tu comida, tu región, tu geografía, tu música, y otras cosas que por ahí no y que son más globales.
La pequeñez humana es por ejemplo un fenómeno que no para de crecer pero no tiene país. Creo que uno tiene un panorama, cuando tiene dos culturas, un poco más amplio y siempre está luchando y abogando por la empatía, y la música es empatía.
A propósito de este fenómeno, estamos en el contexto de otro, que es la llamada crisis migratoria y cómo han surgido ciertas políticas al respecto. En relación a tu vínculo con Estados Unidos, ¿cómo entiendes este fenómeno, entiendes también tu música, que siempre apela por integrar, como una forma de resistencia?
- Sí, es un fenómeno cultural muy extraño. O sea, un país como Estados Unidos que es un país que se hizo grande en base a la inmigración ahora esté queriendo cortar la inmigración porque la inmigración es otra. Si es lo que te hizo grande, acéptalo y ya.
Está lleno de detalles y de matices, lo único que puede decir es que creo que América está conectada y que tiene que celebrar esas diferencias y no padecerlas.
Y ningún muro va a ayudar a frenar lo que sucede orgánicamente, que es que la gente viaja, la gente se muda, la gente tiene esperanzas de conocer otras culturas.
Hay gente que tiene la libertad de opción, debería tenerla, de vivir donde quiera mientas trabaje dignamente y haga el esfuerzo que hay que hacer. Así que para mí es algo súper claro y desgraciadamente todavía reina el lema de “divide y conquistarás” y hay gente que se aprovecha de dividir y ya no va más.
Creo que como especie, hablando de una forma más macro, me acuerdo cuando ganó Macri en Argentina y tengo unos amigos que viven en Estados Unidos, argentinos que viven en New York, otros que viven Los Ángeles, “qué país te elegiste gringo loco, que ganó Macri”, como gastándome, pero y punto y seguido ponían “aunque aquí si gana Trump no sé dónde nos vamos a ir a vivir”. Entonces yo les respondía, el problema ya no es el país muchachos, el problema es la humanidad, el problema es nuestra especie, se ve claramente.
No es una cuestión idiosincrática de un país o de otro, se ve más reflejado por supuesto en un país más poderoso como Estados Unidos y que si tiene un monigote como es el actual presidente, que no piensa muy bien, ni muy empáticamente, corren más riesgos todos, toda la región corre un riesgo más grande que si tienen un tipo más piola.
Pero bueno, ojalá que pase rápido y que no le permitan hacer demasiado daño con su botoncito.
Una doctora especialista en migración que estuvo en la región decía que para entender este fenómeno que no es tal, debíamos aceptar que los seres humanos siempre se han desplazado y conocer un poco más de nuestra historia que surge en relación al mestizaje y a la migración.
- Total, exacto.
En cuanto a “Mis Américas”, a tu experiencia de colaboración con otros artistas, ¿cómo relevarías esta experiencia?
- Es un aprendizaje y un placer. Conocer gente que son tus ídolos, que puede ser un Marcos Mundstock, Palito Ortega y tener también la excusa de invitarlos a comer un asado a tu casa y tomarse un rico vino y que te cuenten anécdotas de su vida y de su conexión con la música, es maravilloso.
Ver como se para alguien que uno admira frente al micrófono o cómo se relaja en el estudio, como puede ser “el macha”, Aldo Asenjo de Chico Trujillo, o los chicos de Kanaku y el tigre de Perú, que participaran en el disco, la Miss Bolivia, Ricardo Mollo, un rockero, también como Pity Álvarez.
A mí me gusta la gente que es diferente a mí, a mí me gusta tener amigos que son diferentes a mí y me enriquezco con eso, creo que uno también los enriquece a ellos.
Creo que la gente naturalmente es curiosa. Hay gente cerrada pero después en realidad cuando le frota uno un poco la barriga, se abren como un perrito que te ladra al principio pero que después en realidad es el perro que ladra y no muerde.
Hay que encontrarle el punto. Un grande de eso era George Harrison que en el último documental de Scorsese hablaban que George Harrison tenía un amigo que era el carnicero, otro era un corredor de autos, otro era abogado, otro era músico. No era que sólo era amigo de músicos, tenía amigos de todas las lides también y de eso hay que aprender porque uno también se enriquece.
¿Todas las experiencias fueron distintas en relación a estas colaboraciones?
- Todas fueron distintas, sí, porque la gente es distinta. Hay colegas que son más a la par de la edad de uno, entonces uno tiene una forma de conectar más automática. Después uno va más tímido con alguien más grande, le dice “maestro, le gustaría tal tema” y te dice “sí, será un placer”. Uno se sorprende permanentemente de la humildad de los grandes.
Eso es algo lindo y también es a lo cual hay que apuntar, a ser humildes más allá de tener una trayectoria.
Estos tipos de 40 ó 50 años se prestaron a grabar con un artista relativamente nuevo, menos conocido, así que eso se agradece mucho y en “Mis Américas”, creo que al ser un disco que celebra las diferencias, era muy importante tener diferentes voces.
¿Y la experiencia de poder integrar a tus hijas en este disco?
- Eso también es muy orgánico, los hijos están en tu casa y ven que el papá toca la guitarra elucubrando una idea y a veces son tus peores críticos y te dicen “hay papá no hagas eso, es horrible” y a veces te dicen “esa canción no me la puedo quitar de la cabeza, me gusta, qué linda esa melodía” y ahí a uno se le infla el pecho, feliz.
Pero también es loquísimo porque yo no soy un padre de esos que tengo mi profesión y quiero que ellos hagan lo que yo hago, ni si fuera abogado ni médico ni nada pero es verdad que tienen acceso, tienen guitarras tiradas, un piano y tienen cosas de percusión, y lo agarran, crean y hacen cosas también y conectan con la música.
Yo siempre digo que conectar con la música aunque te aprendas dos temas en el piano, te queda para toda la vida. Te sirve, uno conecta y uno puede abandonar la música pero la música nunca lo abandona a uno.
¿Y alguna de ellas ha manifestado querer seguir por el camino de la música?
- El más pequeño tiene casi tres años, entonces manotea el piano, manotea la guitarra, está consciente, él baila. El baile también es nuestra forma más primal de interpretar música, es nuestro primer instrumento, siempre lo veo, los niños bailan mucho.
Lo que sí veo es que el de 10, la de 14 y la de 20, están súper enfocados con la música, les gusta.
La de 20 ya está grabando temas propios y seguramente este año también saca un disco. Miranda ya está encaminada para hacer algo así como una carrera musical, supongo.
¿Y la posibilidad de invitarlas a participar de tus presentaciones en vivo?
- Sí, vienen a tocar conmigo. Más a nivel local, a veces en algún que otro viaje. Ahora Miranda estuvo con nosotros, cantó en París y cantó en Berlín con nosotros en Europa así que sí, de apoco. Yo les digo “rock, de a poco”.
Para terminar, en lo que estás ahora, tus próximos trabajos, ¿cómo se vienen?
- Muy bien, bueno es una extensión también de “Mis Américas”, el disco nuevo, hay partes que siempre quedan fuera de los discos que después uno dice “uy, qué lindo”, qué lindo que estaba tal cosa o tal otra, así que estamos ahí escuchando cosas nuevas y algunas cosas que quedaron para hacer uno nuevo. Seguramente, entre paréntesis, estará el “Mis Américas ¾” porque el primero fue volumen medio, es como una excusa, es un guiño para los atentos pero sí, son discos, a mí me está interesando mucho la coyuntura en la que vivimos, decir cosas, decir cosas importantes respecto a las libertades individuales, respecto a celebrar la empatía, a celebrar las diferencias.
Estoy machacando mucho sobre ese tema. Obviamente lo quiero hacer de un modo creativo y no demagógico, no caer en ser un “cansautor”, no cansar, no dar cátedra. Sino, desde la creatividad, uno siempre quiero sorprenderse, y tocar un nervio propio para tocar uno ajeno.
¿Hay algún mensaje para esta noche?
- Va por ahí, va por el lado de celebrar las diferencias que tenemos que aprender que como especie no vamos a evolucionar si no les enseñamos a nuestros hijos a ser abiertos, a ver en el otro o en uno mismo, trabajar en eso mucho.
Siempre la ecuación del fascismo fue la ignorancia + el miedo, eso es el fascismo. Entonces hay que educar y la educación también te da valentía, te da coraje para mirar en el otro, para ver que uno también puede aprender del otro, ese es el mensaje, ser más abierto con el otro.
En esta tierra se gestó un poco este mensaje, a través de Gabriela Mistral que fue una precursora en más de un territorio, no sólo acá.
Una última pregunta, ¿cumbiera intelectual tiene algo que ver con tu mamá?
- Seguramente, yo creo que el fondo hay algo edípico por mi vieja, porque ella debe haber sido la primera cumbiera intelectual que conocí porque soy hijo de una docente, feminista, madre soltera, así que ella machacó mucho con el tema del feminismo y de las libertades de la mujer para manifestarse.
Y supongo que sí porque era una mina que era súper culta, hablaba 7 ó 8 idiomas, nos dio y canalizó la ternura mucho a través de la cultura, a mí y a mi hermana menor Karina, y supongo que además era una mina que le gustaba bailar, le gustaba divertirse, entonces creo que sí era una cumbiera intelectual.
El tema de la cumbiera intelectual es una observación social que se me ocurrió cuando volví a Argentina que notaba que la cumbia, en 10 años en los que no había estado en Argentina, había entrado en las capas de la clase media, había sido aceptada también y no ser tan denostada por las capas medias.
Y veía un poco el cuento del muchacho humilde, de los bajos barrios, bailando con una chica de filosofía y letras, entonces la chica le habla a ver si sabe algo y él no sabe nada. Entonces un poco la óptica es esa, es la de un muchacho que no sabe y que ella le va tirando toda esa data.
A veces me dicen “cómo decís que no quieres que piense tanto la cumbiera intelectual” y yo digo “es un personaje” y aparte es con cariño, con un poco de risa también.
Y es increíble el nervio que ha tocado. La tocamos en México, en Colombia, en Chile, en Argentina, en España y pega.
Afortunadamente siempre digo que la población demográfica de cumbieras intelectuales y cumbieron intelectuales ha ido en aumento en beneficio de la canción.
Hablaste del feminismo, ha existido un apogeo al respecto.
- Total y es muy saludable también.
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